"El nuevo movimiento social es internacionalista, esto se explica en la medida que el enemigo es global y las estrategias de lucha también deben serlo", planteó el profesor de Filosofía español, Germán Cano, miembro del grupo de profesionales que elabora material de análisis para los "indignados" de su país.

El académico estuvo en Chile hace un par de días para dar a conocer la experiencia del movimiento 15-M de España, invitado por el Instituto de Sistemas Complejos de Valparaíso y el Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Cano que expuso su tesis central en una clase magistral sobre el 15-M y los indignados como fenómeno mundial, advirtió que el mayor riesgo que representan los movimientos sociales a nivel mundial, pero en especial en Europa, es que "toda esa frustración social termine generando repliegues hacia visiones nacionalistas, como una vía de canalización de la ira, al fijar como chivo expiatorio a alguna minoría social, política o étnica".

"Desigualdades económicas aquí son más intensas"

Destacó que el punto en común entre el movimiento estudiantil chileno con el 15-M es que "tenemos un pasado traumático con las dictaduras de Franco y Pinochet, una vez superadas hubo una cultura de la transición, donde ciertos temas políticos quedaron relegados a un segundo plano, pero ahora hay una nueva generación que no tuvo contacto ni relación con esas dictaduras y que quieren asumir los problemas que fueron dejados de lado". De las diferencias, dijo que la más evidente es que "la sociedad chilena tiene una percepción de la lucha social distinta, porque el concepto de clases está mucho más presente, en España apenas aparece, las desigualdades económicas aquí son más intensas" .

Por el contrario, dijo que en España el 15-M recién ahora se hará cargo del debate educacional. "No ha penetrado aún mucho en el mundo universitario español, será algo que surgirá ahora con el inicio del año académico, el debate que está teniendo lugar en Chile es lo que tendremos que afrontar los próximos meses en España".

El principal desafío de los movimientos sociales como el 15-M, agregó, es saber "en qué terminara cristalizando todo este malestar y movilizaciones. En España se debate intensamente si el 15-M debe dar un paso hacia una organización más sólida o si mantiene su dinámica horizontal". Aunque duda que en corto plazo se constituya como un partido, destacó que la falta de orgánica de estos movimientos responde "a un cambio de las estrategias políticas en el mundo contemporáneo".