Política
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Los Navarro y la "causa justa" del movimiento estudiantil

En los '80, el senador MAS llegó a encadenarse en las protestas. Hoy lleva a sus hijas -la mayor, de 14-, a las multitudinarias marchas.  

por:  Giselle Crouchett, La Segunda
viernes, 16 de septiembre de 2011

"Compañeros: los voy a interrumpir 5 minutos, les va a interesar".

Corrían los '80 y Alejandro Navarro, hoy senador del MAS, recorría la biblioteca y las salas de la Universidad de Concepción, comunicando verbalmente los motivos del movimiento estudiantil de la época, el debate por la ley de Educación Superior y los créditos universitarios. Ni siquiera se soñaba con un celular, menos con Facebook para convocar a los manifestantes. Imprescindible, entonces, era el contacto persona a persona, en la época del papelógrafo, los diarios murales y el spray en las murallas.

"Era fácil ver quiénes estaban en las manifestaciones... bastaba ver sus manos llenas de pintura", recuerda. "Yo redactaba la declaración en mi pieza de estudiante, la tipeaba en esténcil, luego en el mimeógrafo. Después íbamos a repartir las hojas a la entrada de la universidad a las 7 de la mañana. Algunos teníamos que vender los vales de alimentación para financiarlo. Luego los foros, y las alocuciones en el casino y la biblioteca", eran los métodos.

Su hija mayor, Araxzha, tiene 14 años. El está fascinado con poder ir con ella y con América, de 12 -elegida presidenta de su curso, "con un programa"-, a las multitudinarias marchas "como ciudadanos", dice. "La experiencia con las niñas ha sido maravillosa para mí y para ellas, y contrariamente a lo que piensa el intendente (de la VIII Región) Víctor Lobos, que ha dicho que los niños fuera del matrimonio son los que acusan la violencia política, tengo cuatro anarquistas en la casa formados en valores y con mucho amor. Por tanto la explicación no está ni en la corriente filosófica de Arturo Martínez, que culpa a los profesores de Filosofía, ni en la de Lobos".

Algo obvio, pero no menor: el contexto es muy distinto al que enfrentó el legislador, cuya madre quedaba con el alma en vilo en cada protesta. "Más que el lumazo, me dolía que mi madre se preocupara. Cuando uno marchaba, los riesgos iban más allá de una simple detención. Había que aprender a controlar el miedo", dice, cuando recuerda el haber sido apresado el 27 de marzo de 1984, la muerte de Caupolicán Inostroza en la primera marcha de la Federación de Estudiantes (FEC) -cuya placa recordatoria recuperó hace un par de días-, y que el '88 como presidente de la entidad, "encabezamos la lucha por el No".

Hoy en democracia, Navarro igual se preocupa por sus hijas. "Siento que asumo una responsabilidad, una preocupación por la seguridad de ellas". Por eso, Araxzha sólo va a las marchas junto a su padre.

También ha intentado transmitirles otra responsabilidad: "Estuvimos en la marcha de los 200 mil (junio) y cuando pasamos por la Católica les dije que los problemas que había en la reforma universitaria del '67 siguen vigentes y que mi generación no ha sido capaz de resolverlos".

Su influencia en sus hijas es abierta y sin complejos. Araxzha lo admira, y mucho. "Siempre que hay algo injusto, él está para luchar en contra de eso", destaca y cuenta que han construido una relación "de apoyo mutuo". "Yo comparto con mi papá y él conmigo. El nos pregunta, nos informa. Me ha aconsejado que comparta mi opinión con mi colegio, mis amigos", dice. Acepta la diversidad y le molesta la indefinición: "Hay gente también que no opina y eso no lo comprendo".

Ella cursa primero medio -Navarro lo hizo en 1973- en un colegio privado en Santiago, cuyo nombre prefiere no decir, pero lo describe "de buena calidad". Cuenta que "no se ha ido ni a paro, ni a toma, pero sí hicimos un debate, más que debate fue un informativo sobre la educación en Chile y lo que está pasando. Pero el tema no era irse en contra, sino que cada uno diera su opinión y que no fuera una burbuja". Está "totalmente a favor" de lo que considera "una lucha justa; una buena calidad no se puede comprar, debería ser igual para todos".

Y ha aprendido que "protestar no es lo mismo que destruir. Siempre que uno va a la calle tiene que hacerlo por una razón y comprender esa razón". Por ello, le gustaría que todos los jóvenes de su edad "supieran por qué están ahí"; y los que no, "que reflexionaran y no sean indiferentes".

"Me motiva que todos tengan igualdad en temas como la educación. Porque si uno tiene una buena educación y la aprovecha, puede servir para crear una mejor calidad de vida", dice. El tema se puso sobre la mesa en su casa, bastante antes, "desde que vieron "Machuca" y reflexionaron sobre la integración de clases", dice el senador. Y mientras el debate político "se mostraba más violento" en los '70 y '80, resalta que hoy "los estudiantes han sido creativos y audaces". También que "hoy confían en Carabineros, los provocan. Antes era impensado, había que huir. Hoy hay un cara a cara con Carabineros y es una institución con 80% aceptación".

Con todo lo que destaca, Navarro apela a la necesidad de un contacto más directo y dice que su "añoranza" es que Camila Vallejo y Giorgio Jackson "se paren en la Plaza de Armas, en un foro, recorran el país comuna por comuna, explicando la posición, y fortalezcan el movimiento estudiantil con liderazgo". Y "si a eso algunos le llaman agitación, yo le llamo legitimación del movimiento", sostiene.

"No había pensado eso de militar en un partido", admite Araxzha. Navarro les ha dicho "infórmense y si llegan a militar, háganlo por convicción. Esperaría que asuman las ideas progresistas, de izquierda. Y que cuando tengan convicción la defiendan con fiereza: la lucha de ideas requiere de pasión. Hay que tener argumentos y no hay que contener la pasión".

"Ella me ha acompañado en todas las campañas. Repartió volantes de Bachelet y de Lagos. Algún día repartirá volantes de Alejandro Navarro", es su otra añoranza.

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