Política
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Longueira: "Bachelet debe pensar dos veces si vuelve, con el clima que instaló la Concertación"

El ministro de Economía apunta a Lagos: "Nunca tuvieron la valentía política de hacer los cambios que en educación se requerían".

por:  M. Eugenia Fernández G., La Segunda
viernes, 26 de agosto de 2011
Longueira

Foto ALEJANDRO BALART

Fue Joaquín Lavín el primero en esbozar, el sábado pasado, una idea que varios en la Alianza se encargaron de repetir durante la semana: "Falta un Longueira en la oposición".

Pero en medio de un polarizado clima político -movilizaciones estudiantiles y de la CUT, y adhesión de los partidos de la Concertación mediante-, el ministro de Economía, Pablo Longueira , ve difícil llegar a acuerdos con la oposición, en un símil de los que él lideró en 2003 como timonel de la UDI y con Ricardo Lagos en la Presidencia.

En esa línea, critica su falta de osadía, y asegura que hoy por hoy Michelle Bachelet "debe pensar dos veces" si volver a encabezar una candidatura presidencial por el estado en que se encuentra la coalición opositora. "Si decide ser candidata, lo más probable es que esta conducta de conflictividad de la Concertación se replique", dice.

Eso sí, lejos de ser el acérrimo crítico que fue el año pasado, ahora se considera un optimista por los énfasis del "segundo tiempo" del Gobierno -es decir, a partir de su propia incorporación al gabinete- y asegura que con los anuncios del Presidente sobre educación -"el mayor planteamiento hacia la clase media", advierte- "no hay ninguna razón para que siga el movimiento estudiantil".

-A la luz de los acontecimientos, ¿hace falta un Longueira en la oposición?

-No soy yo el que puede usar esos términos, pero sé la dificultad que significa en política el asumir liderazgos constructivos, pensando en el país y no en beneficios partidistas. Esas decisiones van siempre antecedidas por una crítica y un rechazo de los propios partidarios y es muy equivalente a la que tomó Jaime (Guzmán) al comienzo de la transición, cuando acordó que votáramos por Gabriel Valdés para presidente del Senado, que fue decisivo para la transición democrática del país.

Es difícil, porque hay que estar dispuesto a asumir un liderazgo que no se ve y el país lo necesita. Los líderes de la Concertación están profundamente equivocados en no haber ido a un encuentro con el Presidente -varios terminaron dando explicaciones- y, esta semana, al respaldar una paralización que no tiene ningún fundamento. Han perdido todo norte. Si ellos quieren volver a gobernar, con lo que están haciendo hoy tendrán un clima radicalmente distinto al que tuvieron durante veinte años.

-Hay quienes plantean que se debe a la opción presidencial "segura" de Michelle Bachelet.

-En gran medida por ese fenómeno pueden algunos creer que pueden tener estas conductas, pero tarde o temprano les van a generar ingobernabilidad si vuelven a gobernar el país. Si no tuvieran esa opción, actuarían con mucha más responsabilidad, porque es inentendible la movilización, que para ser honesto fue un verdadero fracaso. La ciudadanía está cansada de marchas y conflictos que no conducen a nada y que sólo dañan la imagen del país. Que estos líderes que gobernaron durante veinte años justifiquen este tipo de marchas, lo único que hace es seguir desprestigiando la actividad política.

-¿Falta osadía de parte de los dirigentes de la oposición?

-Las decisiones que ellos tomaron durante veinte años se respaldaron por el poder que tenían como miembros de un gobierno. Cuando no tienes ese poder, ser un líder propositivo, constructivo, que piensa en el país y capaz de generar alternancia democrática con una postura constructiva no es fácil. Yo los entiendo porque nosotros tuvimos situaciones más complejas, pero a la centro-derecha a lo mejor le fluye con mayor naturaleza el colaborar, hay una actitud política diferente entre los dos mundos.

La gente recuerda grandes acuerdos porque tuvieron impacto en momentos muy especiales, pero desde el punto de vista legislativo, los gobiernos de la Concertación contaron siempre con el respaldo y el trabajo en iniciativas complejas de la Alianza, muchas veces cuando sus propios partidarios no ponían los votos. Sin ir más lejos, en los últimos cuatro años se aprobaron dos proyectos emblemáticos de Bachelet, la reforma al sistema previsional y la institucionalidad medioambiental, de forma prácticamente unánime. Si hubiésemos querido hacer demagogia no se hubiera tramitado nada.

-No es lo mismo que dice Ricardo Lagos, que planteó que la educación se entrampó por veinte años por el veto de la derecha...

-No sé qué base puede tener para sostener eso. En el Congreso los gobiernos de la Concertación nunca tuvieron la valentía política de hacer las transformaciones reales que en educación se requerían. Obviamente se requería tomar decisiones erróneamente poco populares y fue Joaquín Lavín quien sacó en enero una de las reformas más importantes, que es la posibilidad de reemplazar a profesores y directores mal evaluados.

Si finalmente lo que pretende Lagos es estatizar la educación, obviamente que no van a estar los votos.

-¿Es Lagos un interlocutor válido para dialogar con la Concertación? El Presidente Piñera lo ha buscado para eso...

-Siempre Lagos será un interlocutor válido para grandes acuerdos. De hecho, un mes antes de asumir como ministro me reuní con él, porque veía con preocupación que en la Concertación no emergieran líderes dispuestos a llegar a grandes acuerdos.

Los liderazgos reconocidos, los referentes históricos de la Concertación desaparecieron. Hoy sólo están unidos por el sistema binominal, tienen una atomización de liderazgos enorme y como la ex presidenta Bachelet no despeja si es candidata, no va a emerger quien reconstruya una alternativa en ese mundo.

-¿Lagos compartía esa preocupación?

-Sí, porque mi preocupación nació de temas país. La Concertación no habría podido avanzar en muchas materias durante esos veinte años si no hubiera habido una visión de Estado en la oposición. Ahora esta actitud obstruccionista de los líderes de la Concertación está fuera de control: ya no se trata de exhibir que hay proyectos de ley en los que se llega a acuerdo, estamos hablando de una amistad cívica, de un entendimiento entre las dos coaliciones más importantes del país.

-¿Se rompió eso con su respaldo al paro convocado por la CUT?

-Ellos podrán decir muchas cosas, pero deben tener nuestro mismo análisis: fue un profundo error sumarse a un paro que no tuvo ningún efecto en el país. Eso no aportó nada a la convocatoria: demuestra que no tienen relevancia frente a la ciudadanía.

Lo único que faltaba en la transición chilena era saber cuál iba a ser la conducta de esta oposición y lo único que se ha demostrado es que ha sido una conducta populista, que se suma a conductas reñidas con la democracia: respaldan este tipo de paros y cuando fueron gobierno obviamente tuvieron posiciones distintas.

Están creando una cultura de desencuentro, de conflictividad, de avalar conductas irresponsables, y eso lo único que va a llevar es a una escalada de polarización, de falta de diálogo. Y una Presidenta que fue la primera mujer, que se fue con el 80%, debe estar pensando dos veces si vuelve o no, sabiendo las consecuencias del clima que ha instalado la propia Concertación. ¿Para qué arriesgar un capital político, con un gobierno que puede terminar en una situación distinta al primero? Si ella decide ser la abanderada de la Concertación, con una coalición que este año ha tenido esta conducta, lo más probable es que se replique.

"Todo esto lo hemos heredado"

- ¿Pero ha sido todo culpa de la Concertación? ¿No ha habido errores y un mal manejo en estas movilizaciones? El año pasado Ud. criticó la poca acción política y la prevalencia de la derecha económica.

-No porque yo haya sido parte del último cambio de gabinete, pero si hay algo es una sensación -al menos en los partidos de Gobierno y en el gabinete- de trabajo en equipo, en que se está construyendo una segunda etapa con más fuerza y conducción política. El discurso del Presidente en el diario La Segunda y lo que se está construyendo en lo legislativo dan un énfasis distinto respecto de una primera etapa. Eso toma su tiempo para que la ciudadanía lo internalice. No tengo dudas de que vamos a hacer un cambio en la sintonía ciudadana, que es parte del déficit que hemos tenido.

- Hay quienes plantean que hay una mayor animadversión hacia un gobierno de derecha, y Piñera dijo que hay grupos que quieren desestabilizar al Gobierno.

-No, lo que hemos vivido habría ocurrido igual en un quinto gobierno de la Concertación. El caso de La Polar fue un terremoto con efectos mayores que el del año pasado, gatilló un clima político que habría prendido en cualquier Gobierno. Y digamos las cosas como son: todo esto lo hemos heredado; nada de lo que se nos exige es adjudicable a un gobierno de la Alianza. Afortunadamente esto pilló a Chile en un gobierno de centro-derecha, creciendo al 6% y creando empleos como no hacíamos hace años. Con la Concertación el escenario habría sido radicalmente distinto. 

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