Política
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Hinzpeter: Los estudiantes "reconocen no tener control sobre el movimiento, pueden terminar en cualquier cosa"

El día después de la protesta, el ministro del Interior dice que ante las marchas "de facto, los gobiernos deben tener firmeza". Asegura que la reforma educacional "la haremos con o sin los estudiantes" y que si hay un "rechazo sin fundamento a la propuesta del Gobierno, terminarán por agotarse".  

por:  Por M. Eugenia Fernández y Paula Pincheira
viernes, 05 de agosto de 2011
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Fue uno de los días más duros para el Gobierno en lo que va de la gestión Piñera.

Partió muy temprano, con estudiantes colocando barricadas en distintos puntos de la capital. Siguió al mediodía, con el verdadero «terremoto político» que significó la encuesta CEP, que registró lapidarias cifras para el Gobierno, los bloques y los liderazgos políticos... y según la cual, además, el Mandatario obtuvo una histórica desaprobación, del 53%, y un 26% de apoyo, el más bajo en los últimos 20 años.

Siguió en la tarde, con más de 800 de detenidos tras fuertes enfrentamientos con los estudiantes, y un histórico «cacerolazo»...

Pero el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, conserva el buen ánimo y defiende la decisión a rajatabla... A media tarde sigue atento las manifestaciones, y aunque admite que es una situación "dura y compleja" para el Gobierno, insiste en que se trata de una «marcha de facto», pues los dirigentes no solicitaron autorización a la intendencia. Y desliza que el movimiento se está quedando sin verdaderos liderazgos.

Sobre el «efecto CEP», asegura que sus resultados son "historia política", ya que no reflejan el cambio de gabinete o anuncios emblemáticos como el Sernac Financiero y la eliminación del 7% de los jubilados.

-¿Fue un día duro?

-Cuando un movimiento estudiantil cree tener un derecho que no tiene el resto de los chilenos, como es efectuar movilizaciones y reuniones en lugares públicos sin pedir la autorización correspondiente, naturalmente que el Gobierno enfrenta una situación dura y compleja.

Son jóvenes, estudiantes, pero también es cierto que hay poca reflexión por parte de ellos. En las últimas siete semanas han realizado cinco marchas, todas autorizadas; se han producido daños millonarios a la propiedad pública y privada; también se han afectado las ventas de los locatarios; ha habido carabineros lesionados y estudiantes heridos... Entonces, uno se pregunta, ¿cómo están entendiendo el debate sobre la educación?. El Gobierno hizo una propuesta y los estudiantes y profesores se comprometieron a dar una respuesta el viernes, pero el día anterior se olvidan de la propuesta, algunos incluso la queman públicamente, y deciden en cambio salir a marchar saltándose las normas legales... Claro, uno como Gobierno dice «estamos frente a una situación dura, compleja», pero con la convicción de que estamos haciendo lo que corresponde.

Estas marchas pretendieron ser de facto, desafiando las normas legales, y cuando es así, los gobiernos deben tener firmeza.

-Ayer hubo más de 800 detenidos, heridos, incendios y barricadas. ¿El remedio fue peor que la enfermedad?

-Exigir el cumplimiento de la ley por todos es un deber. Hay miles de compatriotas que quieren circular tranquilos por la ciudad, ir a trabajar en paz y volver a sus hogares con seguridad. Los derechos de ellos no son menos valiosos que los del Colegio de Profesores. Cuidarlos a ellos nunca será un remedio peor que la enfermedad.

-Algunos plantean que fue una "protesta nacional" tuvo apoyo transversal.

-Insisto, no perdamos el sentido de las proporciones, y ocupémonos de quienes quieren estudiar, trabajar y sacar adelante sus familias en orden y sin temor.

-Considerando lo sucedido, ¿tomará el Gobierno como respuesta legítima la que den los estudiantes a su propuesta?

-Yo siento, desafortunadamente, que los estudiantes están perdiendo una gran oportunidad para conversar en serio sobre la educación. Ellos debieran reconocer que su movimiento abrió un diálogo importante con nuestro Gobierno; pero cuando uno ve que todo eso pareciera ser para ellos letra muerta, y antes del plazo que ellos se fijan la declaran que la propuesta es migajas, uno dice: o no están bien aconsejados, o están siendo manipulados o no hay liderazgos que tengan una verdadera vocación para mejorar la calidad de la educación.

-¿Cuestiona a Camila Vallejo?

-El miércoles me reuní largo con el Colegio de Profesores, Camila Vallejo y otros dirigentes: les pedí derechamente que no hicieran la marcha. Y me manifestaron que para ellos era imposible suspenderla porque no tenían control respecto de ella, pues se autoconvocaba por las redes sociales. Les dije que su respuesta me dejaba más preocupado, porque quiere decir que no tienen un verdadero liderazgo: los movimientos que no tienen capacidad de controlarse y que sus propios supuestos dirigentes reconocen no tener control sobre ellos, pueden terminar en cualquier cosa.

El Gobierno va a esperar recibir esa respuesta, y luego va a abocarse a que los estudiantes que quieran estudiar puedan tener ese derecho.

-¿Ya desecharon al movimiento estudiantil como interlocutor válido?

-Creo que el movimiento estudiantil, si termina en lo que insinúa hoy, que es un rechazo sin fundamento a la propuesta del Gobierno, terminará por agotarse. Pero para nosotros, el cambio en la educación es una vocación genuina y, por tanto, lo haremos con o sin ellos.

-¿Cómo tomó los dichos del presidente del Colegio de Profesores, Jorge Gajardo, en los que aludió a su religión y planteó que la actuación de la policía "nos recuerda la represión de los movimientos sionistas?

-El señor Gajardo se pasó de lo aceptable. Dañó la causa de miles de profesores y ofendió a millones de personas. El lleva años en el Colegio de Profesores: creo que llegó el tiempo de que reconozca que es mucho más parte del problema que de la solución. Ayer me preguntaba qué deben haber sentido los estudiantes, que se inspiran en la tolerancia, a no dudarlo, y que lo acompañaban en la conferencia cuando hizo descalificaciones racistas.

"La CEP es historia política"

-Ud. fue el primero en anticipar que el Gobierno iba a caer a un 35% de apoyo; pero según la CEP, llegó al 26%. ¿Tocó fondo el Gobierno?

-Para mí, y lo digo con respeto, la encuesta CEP es historia política, pues refleja lo que fue el primer tercio de este gobierno. Hicimos un cambio muy significativo en distintos aspectos para enfrentar este segundo tercio y, por tanto, está dando cuenta de un tiempo ya muy distante. Es una encuesta que se tomó hace poco más de un mes: en política es una eternidad.

-¿Le inquieta el rechazo (53%)?

-Para mí es una encuesta que refleja el pasado no sólo porque no refleja el cambio de gabinete, sino que no refleja el acuerdo y la aprobación del 7%, la aprobación del Sernac Financiero, el acuerdo al que se está llegando respecto del voto de los chilenos en el extranjero, y especialmente no refleja este ambiente que ha procurado instalar el Gobierno, de mayor diálogo y acuerdos con la oposición.

-Algo que tenía el Gobierno a su haber era el crecimiento económico, pero en la CEP sólo un 25% respalda la conducción económica.

-Ahí se presenta el desafío que tenemos hacia adelante y que expresó el Presidente en el aniversario de «La Segunda», cuando dijo que las injusticias en nuestro país son inmorales e intolerables, y que el modelo de desarrollo basado sólo en el crecimiento económico y en los pilares tradicionales debe acompañarse de otros pilares, como mayor justicia social. Lo que muestra la encuesta es que las personas perciben que el país está con una buena conducción económica, pero que a ellos no les toca en la magnitud que les tiene que tocar. Por eso nuestro propósito para este segundo tercio es acompañar el desarrollo del país con medidas cuyo efecto llegue más directamente a la gente.

El Presidente dijo que Chile está bien, y creo que es así; pero los chilenos no lo están pasando bien, y eso no lo está resolviendo con rapidez el crecimiento.

-¿Con qué medidas se revierte eso? ¿Con una reforma tributaria?

-La reforma tributaria está y probablemente va a ser parte del debate político en los meses que vienen, pero el Presidente tendrá que resolver.

"Se han hecho el propósito de crear sensación de desorden"

-¿Qué pasó durante este tiempo que los chilenos no asimilaron los logros y cambios que Ud. asegura? ¿Hubo un problema comunicacional?

-Quizás no fuimos capaces de instalar apropiadamente en la ciudadanía los graves efectos del terremoto. Cuando se produjo, el Presidente tuvo una oportunidad política indiscutida de decir que iba a cambiar su programa de gobierno, a moderar sus metas. Sin embargo, optó por un camino distinto, más difícil pero también más valiente, que es decir, no obstante el terremoto, igual vamos a crecer económicamente y cumplir nuestro programa.

-¿Fue un error plantearlo así?

-Es un compromiso que rescato como gesto de coraje político. Ahora, eso generó expectativas. Y ahí se puede haber producido esta ruptura que ha hecho que algunos atributos bajen.

-¿Qué responsabilidad asume en la baja del atributo «firmeza», que tiene que ver con el orden público?

-En materia de orden público, tenemos mucha firmeza pero también prudencia, porque es una de las fases de la política más complejas. No obstante eso, tengo la impresión de que hay ciertos grupos que se han hecho el propósito de generar una sensación de desorden, para afectar ese atributo del Gobierno. Hay muchas manifestaciones que lejos de ser disuadidas, son alentadas para instalar una especie de idea falsa e injusta de que existiría una mayor dificultad de gobernar atribuible al signo político de nuestra Coalición. Para muchos dirigentes locales, gremiales y otros, el hecho de que tengamos un signo político distinto, los hace enfrentar nuestras propuestas y al Gobierno en general con decidida mala voluntad. Hay quienes no nos perdonan ni le perdona al pueblo de Chile que nos haya concedido una mayoría que permitió que ganáramos las elecciones y que se han puesto como objetivo generar una sensación de desorden e insatisfacción.

 Tras llegada de Chadwick y Longueira "no siento que tenga ni más ni menos poder"

-¿Mejoró la vocería con la llegada de Andrés Chadwick?

-No puedo decirlo, porque es de muy mal gusto que un ministro opine sobre el desempeño de quienes están o estuvieron en el gabinete. Pero naturalmente que Andrés Chadwick aporta un grado de experiencia política, de juicio ponderado, que nos va a venir muy bien en este segundo tercio.

-¿Y esos atributos no los tenía la ex ministra Von Baer?

-Son distintos, es cosa de mirarlos y uno se da cuenta. Cada uno tiene sus atributos, la ministra Von Baer nos acompañó con mucha lealtad durante 15 o 16 meses, y el Presidente y el Gobierno le están muy agradecidos. Creo que se ha ido produciendo un buen ambiente. El retorno activo de la senadora Lily Pérez es de gran beneficio para la Coalición. Soy un optimista respecto de los tiempos que vienen.

-¿En algún minuto pensó que podía dejar el gabinete, o siempre estuvo seguro de su cargo?

-No, tengo muy claro que todos los ministros, y especialmente el del Interior, que está tan expuesto a la contingencia, están siempre expuestos a tener que abandonar el gabinete si le conviene al Gobierno. Estamos estrictamente para colaborar con el Presidente, mientras él considere que somos útiles. Y si no lo somos, tenemos que dar un paso al costado sin resentimiento ni vergüenza.

-Los analistas dicen que Ud. quedó como «pato cojo» con la entrada de los «coroneles» UDI (Chadwick y Longueira)...

-Por carácter, hago mi trabajo siempre con confianza en mis capacidades, y con muy buenas relaciones con todos los ministros, y particularmente con Andrés Chadwick y Pablo Longueira, con quienes compartimos muchas visiones de gobierno. No siento que tenga ni más ni menos poder. Tengo que cumplir un rol: ministro del Interior y jefe de gabinete.

-¿Comparte las aprensiones de RN respecto de que se produjo un desequilibrio en favor de la UDI en el Gobierno?

-No comparto ese juicio. Los partidos, legítimamente, bogan por tener mayor representación. Pero siento que ambos partidos están debida y apropiadamente representados en el Gobierno.

-¿Y cómo ve la entrada de Longueira al gabinete? Se dice que es el Premier.

-Pablo Longueira es un gran líder político y tiene una profunda vocación social. Más allá de anécdotas o comentarios, rescato su vocación por ir en defensa de los consumidores y en protección de las pymes. Estoy seguro de que va a poner el Ministerio de Economía en un rol muy destacado.

-¿No se van a comprar un problema si se sigue metiendo en todas las materias?

-El ha sido dirigente y parlamentario por mucho tiempo, y ser ministro supone algunos derechos y restricciones. Se ha ido acomodando. Pero a una persona de su trayectoria es difícil que se le pregunte sólo por temas sectoriales. Con el tiempo eso se va a ir encauzando hacia su cartera.

-¿Es una bomba de tiempo?

-No, va a ser un gran ministro, es un gran activo del Gobierno.

-¿El Presidente cuidó a los liderazgos presidenciales en el cambio de gabinete?

-Se ha planteado esa hipótesis, y creo que en sus reflexiones el Presidente puede haber tenido algo de ello presente, pero el ajuste tiene mucho más que ver con imprimirle mayor velocidad y eficacia al Gobierno.

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