Jueves, 15.20 horas. Sobre el escritorio de Evelyn Matthei figura un resumen de la lapidaria encuesta CEP conocida horas atrás -en la que ella es una de las escasas figuras del Ejecutivo que suben su aprobación-, y a pocas cuadras las protestas están al rojo. Así y todo la ministra del Trabajo evita el pesimismo: "Todos lo sabíamos y esperábamos".

"El segundo año de los mandatarios es malo; cuando han subido los precios de los alimentos, las encuestas son malas; cuando hay protestas de los estudiantes en las calles, siempre los sondeos son malos, y cuando están los tres elementos anteriores juntos, obviamente los resultados son muy malos", resume, no sin sumar a la lista "este ambiente de desorden, de estudiantes marchando, de acusaciones mutuas". Y llama a "ponernos los pantalones más firmes y actuar con mucha conciencia".

Asume que "se han hecho promesas en las campañas, y en el segundo año no hay tiempo para mostrar resultados", pero subraya que eso se revertirá cuando "se elimine el 7%, cuando parta más fuerte el ingreso ético solidario, cuando podamos decir que se han terminado las listas de espera del Auge, cuando salga el posnatal de seis meses, cuando se vean las casas construidas y entregadas en la zona del terremoto".

-Hoy el cuadro es lapidario para el Gobierno...

-Las cosas se están haciendo muchísimo mejor. El movimiento estudiantil tuvo un alto grado de sintonía, pero tengo la impresión que eso ya se agotó. La gente no quiere más marchas. En la medida en que se sale con una solución razonable, aunque no lo apoyen las federaciones o el Colegio de Profesores, las cosas se comienzan a revertir.

-El 64% percibe que el Gobierno no es firme frente a las presiones...

-Hay momentos en que no puedes ser firme. Cuando la presión representa un malestar legítimo, hay que escucharlo, tratar de dialogar. Hoy, el sentir de la ciudadanía ha hecho que la autoridad se ponga firme.

"Ningún contacto" con la UDI

Pese al drástico cuadro que pinta la CEP para el Gobierno, la ministra asegura que "la gente siente que éste era el último trago amargo por el que teníamos que pasar. Pero también siento que la mano está cambiando... El cambio de gabinete ha sido muy positivo. Algunos movimientos han perdido vigor; se empieza a instalar el diálogo en distintas materias; en Educación debiese ocurrir lo mismo.

-¿Hubo un cambio de mano en el manejo político del Gobierno?

-Se nota ahora una vocería que transmite calma, seguridad, solidez. Eso hace una diferencia.

-¿Por qué no fue antes el cambio?

-Porque la UDI señaló que podía ser el término de la Coalición por el Cambio si sacaban a la Ena. La UDI amenazó mucho con ese cambio, y se opuso durante mucho tiempo. Le tengo un tremendo cariño a la Ena, pero le faltaba experiencia para ese cargo. Con Chadwick vamos a estar mucho mejor.

-¿Cometió un error la UDI al insistir en mantener a la ex vocera?

-Sí.

-¿Se lo dijo a la UDI?

-Sí.

-¿Le dieron una explicación?

-Nunca la pedí. Y nunca la hubo.

-¿Le gustaba Chadwick?

-El es espectacular.

-¿No le habría gustado ser vocera?

-No. Chadwick es mejor que yo. Para ese trabajo. Además, estoy tremendamente contenta y motivada en este ministerio: puedo hacer diferencias en el trato a los trabajadores, su capacitación, en mejorar las relaciones laborales...

-Ud. era la favorita del Segundo Piso para la vocería.

-El Presidente sabe que lo voy a defender a él y al Gobierno y a trabajar lealmente donde quiera que esté.

-Ud. dijo que la UDI la vetó...

-No me voy a referir a eso.

-¿Tema olvidado? ¿Superado?

-No me voy a referir a eso.

-¿Se siente desafectada con su partido?

-Tengo grandes amigos y gente que adoro, pero con el partido, obviamente, no tengo ningún contacto.

-Es una de las pocas figuras del gobierno que sube en la CEP.

-La gente tiene una imagen mía de mucha dureza, no sé por qué... (ríe). Han visto que esa misma dureza, pasión, la aplico a lo que creo justo: he salido a denunciar hechos en que seres humanos han sido maltratados.

Cuando la gente ve que eres luchadora, apasionada en lo que crees correcto, te respeta, y el respeto es más estable que el cariño. El alza tiene que ver con eso, con una percepción de que trato de jugármela por lo correcto.

-¿Ud. es presidenciable?

-No. No tengo ni el más mínimo interés en ser candidata, y lo he dicho.

Bachelet y Golborne: "Incombustibles"

-Longueira debutó en Economía opinando sobre inmigrantes, HidroAysén y temas de por lo menos otros tres ministerios.

-Pablo ha estado por 21 años acostumbrado, igual que yo, a hablar de lo que se nos place. Es muy difícil entender que cuando uno es ministro la cosa cambia. Existe una tendencia a seguir hablando como senador o líder político, y todo esto requiere de un aterrizaje; ciertas opiniones personales uno las tiene que alinear con la posición del Gobierno.

-Se pronunció en temas no zanjados: la reforma tributaria.

-No tengo claro que sus dichos hayan ido en contra de la posición del Gobierno, pero algunos eran temas que no se han definido. Uno tiene que acostumbrarse a que el rol de un ministro es distinto al de senador. Es obvio que tiene una personalidad arrolladora, pero siempre la ha puesto al servicio del bien común. En la medida en que perciba que el bien común en ciertas ocasiones es no opinar sobre ciertos temas, va a tener una tremenda influencia en el Gobierno.

-¿De verdad cree que Piñera y Longueira se van entender bien?

-No tengo dudas.

-¿No va a "hablar de más", ni el Presidente tendrá que corregirlo?

-Yo puedo hablar de más, y el Presidente puede pegarme un llamado y decirme «Evelyn, apreciaría que no dijera tal cosa, por tal y tal cosa»...

-¿Le ha pasado?

-Obvio que me ha pasado (ríe). Yo también llamo al Presidente, a veces rogándole algo y me escucha; esa es la relación entre seres humanos adultos.

-Golborne (71%) se salvó en la CEP. ¿Se decanta la presidencial?

-No hay que adelantarse. Uno se da cuenta inmediatamente cuando alguien tiene "ángel". Michelle Bachelet y Golborne lo tienen. Y esas personas son incombustibles; Laurence tiene esas cualidades, que son escasas, y que Dios quiera que se puedan cuidar bien. No oculto mi cariño por él, pero no oculto tampoco mi cariño por otras personas que también podrían ser candidatos.