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Baolín Luo, el comerciante chino asesinado que jugaba ping pong en el barrio

De origen cantonés, llegó a Chile a principios de los 80. Regalaba la comida que sobraba de su restorán en La Florida. Fue allí donde un asaltante lo mató.  

por:  La Segunda
miércoles, 21 de diciembre de 2016

Foto ALEJANDRO BALART

Por Patricio Pino y Viviana Candia 

Hace casi dos décadas Baolín Luo compró el terreno donde instaló su restaurante de comida chino-peruana "To Pao" en La Florida. Era un terreno baldío y poco a poco construyó la gran casona de estilo oriental similar a las de la provincia china de Cantón desde donde emigró a Chile a principio de los 80.

Fue allí donde la noche del jueves 15 jugó su último partido de tenis de mesa y, pocas horas después, en la madrugada del viernes, fue asesinado por un solitario delincuente que le robó $800 mil. En ese mismo lugar su familia realizó su velorio y partió su cortejo el sábado hacia el cementerio Cordillera.

Su caso fue el que movilizó a los casi mil inmigrantes chinos que ayer se manifestaron pacíficamente frente a La Moneda pidiendo más protección ante la delincuencia que, según denunciaron, se ha multiplicado.

Su local favorito

Desde que Lou (67 años) llegó a Chile se dedicó a los restaurantes y las importaciones. Junto a su esposa Chun Mei He abrieron varios locales. De ellos, el "To Pao" -ubicado en Vicuña Mackenna esquina Trinidad- era el más querido. Quizás porque también era el nombre del local de la primera sociedad que compraron en 1985 junto a su esposa.

Cuando en 2002 abrió las puertas del restaurant en La Florida -antes tuvo otros domicilios- estuvo un poco complicado por la fuerte competencia que tenía en el sector. Esto, porque en un breve trecho había más de seis locales de comida china.

El año 2003 Baolín Luo fue entrevistado en una publicación universitaria de estudiantes de Periodismo de la Universidad de Chile sobre su local. Y contó que pese que había advertido que el negocio sería riesgoso en ese sector, decidió hacer la inversión. Entonces sus temores eran económicos; no por la delincuencia.

El último partido de ping pong

A Patricio Medina, comerciante del rubro de la limpieza y vecino, le costó creer que Baolín Luo había sido asesinado. En su celular aún está el registro de la última llamada que recibió del comerciante el jueves pasado: "A las 22:33 fue la última vez que hablé con él. Me hizo un pedido que le tenía que llevar al otro día. Pero cuando llegué a la casa vi la televisión y supe lo que había pasado. Él era una buena persona y fue terrible lo que le pasó".

Tal como otros vecinos, se acercó la mañana del viernes al restaurante para tratar de saber algo más del asalto. Según el reporte policial, se produjo cerca de las 12 de la noche, cuando un sujeto en moto llegó al lugar y avanzó hacia la caja donde trató de intimidar al dueño. Como Luo opuso resistencia, le disparó dos veces.

Medina recordó que su amigo era muy apreciado en el barrio. Le gustaba jugar ping pong con sus vecinos. De hecho, la mañana del viernes la mesa donde jugaba permanecía plegada en un rincón del estacionamiento: el último partido se habría realizado el jueves cerca de las 21 horas.

"Era tan bueno que la comida que sobraba, la regalaba" agregó Medina.

Otra vecina, Rosa Vallejos, dueña de una ferretería que está a dos cuadras del "To Pao", se mostró molesta con el crimen. Dijo que los asaltos en el sector han aumentado desde que se instaló la línea 4 del Metro. "Imagínese, yo tendría que tener mi tienda abierta hasta tarde para las personas que vuelven del trabajo. Pero no puedo porque el sector se ha vuelto peligroso".

 "Tenemos temor"Hexing Wang, dirigente

El presidente de la Asociación de Empresarios Chinos en Chile, Hexing Wang, recuerda a Baolín Luo como "muy correcto, respetuoso y respetado por toda la gente".

Wang fue uno de los mil miembros de la comunidad china que fue hasta La Moneda a entregar una carta al Ministerio del Interior tras la pacífica manifestación que realizaron ayer.

"Casi todos los días somos víctimas de un delito. Hace cinco años ocurrían cuatro o cinco robos o asaltos por año. Ahora sumamos más de 500 casos de violencia, asaltos o robos.

Por eso estamos más preocupados, porque ya no roban sólo en la calle. Ahora entran a los negocios y van a nuestras casas. Antes se llevaban algunas especies, ahora matan", dice Wang. Y lamenta que pese a las denuncias y coordinaciones con la policía, los hechos de delincuencia no disminuyen. "Nuestra preocupación no es sólo por la comunidad china, sino también por los chilenos", indica.

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