Denunciantes del ex párroco de El Bosque, acusan a Juan de la Cruz Barros Madrid de encubrir los abusos sexuales por los cuales fue condenado por El Vaticano.
Para James Hamilton, Juan Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz, Barros -quien hasta su nombramiento se desempeñaba como Vicario Castrense, con rango de general de Brigada- fue uno de los principales encubridores de los abusos sexuales por los cuales El Vaticano condenó al ex párroco de El Bosque.
A través de una serie de mensajes en su cuenta en Twitter, Hamilton -quien se encuentra fuera del país- mostró hoy su indignación: "Barros, (nuevo) obispo de Osorno, se encargó de destruir primeras cartas de denuncia contra Karadima en época de Juan Francisco Fresno (como Arzobispo de Santiago), siendo su secretario personal", señaló.
Luego escribió que "lo de Barros obispo de Osorno es una buena noticia, se rompe el embrujo de la iglesia y nos da un poco de saludable efecto crueldad- realidad". En otro apuntó directamente a la jerarquía eclesiástica: "se equivocaron (el papa) Francisco, el nuncio y Ezzati: sí tenemos memoria".
Juan Andrés Murillo, señaló también a través de su cuenta de Twitter que "más allá del credo religioso a mí me importa quien sea obispo. Tienen mucho poder en educación, infancia y conciencias".
De acuerdo a los denunciantes, el obispo Barros Madrid era una de las personas más cercanas a Fernando Karadima en la parroquia de El Bosque. De hecho, es uno de los cuatro obispos formados por el sacerdote (junto a Andrés Arteaga, Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela).
Por ello, Barros tuvo que declarar el 7 de junio de 2011 ante la jueza Jessica González en la causa penal que se le siguió a Karadima por abusos deshonestos y abuso sexual, proceso por el que fue sobreseído en noviembre de 2011.
En el fallo de la jueza González, el ex obispo castrense fue mencionado dos veces. El sacerdote Juan Debesa indica que este religioso era del círculo cercano a Karadima y que cuando él entró al seminario apoyó que lo apartaran de los sacerdotes de El Bosque.
"Hubo un juicio público el 12 de septiembre de 1981. Estaban Karadima y los entonces seminaristas Andrés Arteaga, Juan Barros y otro que no recuerda. Se le reprochó su conducta por reunirse con personas que ellos no aprobaban. No cumplía las expectativas de ese selecto grupo y se dijo que él era distinto a los demás. Esta reunión fue atroz y sabe que Karadima mandó al seminario una carta diciendo que él estaba loco por lo que fue mandado al psicólogo", dice el fallo sobre la declaración de Debesa.
En un careo entre Juan Carlos Cruz y Fernando Karadima, éste último se refiere a la idea que tenía Cruz de ingresar al seminario para convertirse en religioso, gestión que no fue apoyada por Karadima.
Según consigna el fallo, Karadima dijo que en 1987 "no apoyó al señor Cruz para ingresar al seminario, por falta de madurez, pero supo que solicitó una entrevista con el obispo Fresno, de lo cual se alegró. No hizo ninguna gestión, ni personalmente ni por carta, ni a través de terceros para que en el seminario se supiera de los incidentes del señor Cruz. Tampoco supo que el actual obispo Barros hubiese enviado al seminario una carta sobre el tema, no se lo comentó y de haber sido cierto lo habría sabido".
Otra de las acusaciones que pesan sobre Barros, es haber encubierto a Karadima de las primeras acusaciones de abusos mientras fue secretario privado del Arzobispo de Santiago, Juan Francisco Fresno, entre 1983 y 1990.
De acuerdo a Francisco Gómez, primer denunciante del ex párroco de El Bosque, un grupo de feligreses le envió una carta a Fresno haciéndole saber las acciones del sacerdote. Sin embargo, señaló Gómez en su momento, "un amigo mío que trabajaba muy cercano a Fresno, cuando le pregunté por la carta, me dijo que esa carta llegó, se rompió y se botó".
Barros negó públicamente el que se rompiera esa carta.
Respecto de las acusaciones en contra de Barros Madrid ni el Arzobispado de Santiago ni la Conferencia Episcopal ni la Nunciatura Apostólica emitieron declaraciones. En el caso del arzobispado se insistió en que el nombramiento de los obispos es una atribución de la Santa Sede.
