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La francesa que vino al rescate de las galerías comerciales del centro de Santiago

Urbanista Aimée Dubos asesora un plan municipal y de la UDP para restaurar estos espacios.

por:  La Segunda
martes, 30 de diciembre de 2014

Aimée Dubos en la Galería Matte del centro de la capital.


Foto RICARDO ABARCA

Por Martín Romero E. 

Contar una historia.

Eso, según la francesa Aimée Dubos (62), deberían hacer las galerías comerciales del centro de Santiago.

Por cierto el consejo viene de alguien que sabe. Dubos es urbanista e historiadora, y hoy es secretaria general de la asociación de pasajes y galerías techadas de París. Además fue asesora de monumentos históricos de la Región Ile de France (algo así como la Región Metropolitana chilena) en el rescate de esta misma infraestructura en la capital francesa.

Hace dos semanas estuvo en el país para hacer recomendaciones al proyecto de revitalización y puesta en valor de las galerías santiaguinas que lleva adelante la Municipalidad de Santiago y el Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales (UDP), con fondos del Gobierno Regional ($189 millones).

Diseñadas por varios íconos de la arquitectura chilena -como Sergio Larraín García-Moreno, Emilio Duhart o Mario Pérez de Arce-, estas galerías construidas entre fines del siglo XIX y los 70 se han transformado es una verdadera postal urbana.

No sólo porque allí se sitúen varios clásicos como la camisería Carrera (Pasaje Agustín Edwards), la Librería Francesa (Galería España), el restaurante La Due Torri (Galería Salucitas Barros), o el bar Nacional (Galería Pacífico), sino porque sus laberínticas combinaciones permiten recorrer con tranquilidad el centro sin la molestia de la marea humana o el intenso calor. Por ejemplo, entre el Pasaje Edwards y la Galería España se puede caminar cómodamente el tramo que va entre Bandera y San Antonio.

"Los turistas no las conocen"

Según un catastro de la municipalidad, hay 76 galerías en el centro histórico de la ciudad, es decir en el límite que marca el Mapocho por el norte, la Alameda por el sur, la Panamericana por el poniente y el cerro Santa Lucía por el oriente.

Dubos no las recorrió todas, pero sí estuvo un par de horas conociendo las más importantes y «La Segunda» la acompañó -traductor de por medio- en su caminata.

"Encontré muy interesante el recorrido porque esto no se ve en Europa, como esa galería caracol que está a un costado de la Plaza de Armas", dice.

La contracara, apunta, es su escasa visibilidad. "Hay un trabajo que hacer en la señalización de estos lugares para hacerlas visibles, para que un turista pueda encontrarlas y pasear sin perderse".

-¿Le gustaron los locales que hay? Acá se critica que existan los 'cafés con piernas' en su interior...

-Más que los locales, pienso que lo importante es que las galerías tengan un relato, una historia que contar a los turistas. Hay hitos importantes al interior de cada galería. Me contaban que en la galería Edwards circulaban muchos políticos por su cercanía con el Congreso Nacional. Es necesario revelar esa historia a través de las tiendas.

-¿Es difícil conjugar un espacio privado, que tiene dueños y está como escondido, con la interacción del espacio público?

-En París teníamos el mismo dilema. Las galerías son privadas también y el municipio de París en un momento se interesó en tratar a las galerías como un patrimonio de la ciudad. Y lo primero que hizo fue algo muy simple pero que terminó siendo muy importante: señalizó las galerías por fuera, en el espacio público, para que la gente supiera que ahí estaban.

-¿Por qué a un privado le interesaría gastar dinero en restaurar una galería que, dentro de todo, funciona bien?

-El privado tiene que entender que va a ganar más plata trabajando con la municipalidad, haciendo de estas galerías lugares de calidad. El arriendo es el eje de su ganancia, por lo que si trabaja con la ciudad, se van a generar galerías atractivas y así podrán cobrar más en arriendo.

-¿Por qué Santiago debería remodelar sus galerías?

-Vi cosas muy interesantes y me atrevería a decir que los turistas del mundo entero no las conocen. Cuando llegan a Chile van a Atacama o a la Patagonia. Aquí se pueden crear circuitos de algo que es totalmente desconocido, para que además de pasar por La Moneda, el Mercado Central o la Plaza de Armas, pasen por acá. Esto puede llegar a ser un beneficio para la ciudad, sus habitantes, el comercio y sus usuarios.

-¿Qué tipo de locales deberían tener las galerías?

-Los locales comerciales van a cambiar cuando este circuito del que hablo esté vigente. La autoridad pública lo que puede hacer es potenciar la idea del circuito. Será el dueño después quien decida cómo se van a ocupar las tiendas, si acepta un café con piernas o un café normal. Yo gestiono personalmente una galería en París y yo decido qué tienda se instala ahí, y de vez en cuando es mejor no aceptar algo que no le aporta nada al lugar. Las buenas tiendas llegan sólo si se restaura la galería y si los turistas ya están pasando por el lugar.

 
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