Mario Bergoglio pusoa la diplomacia vaticana al servicio de EE.UU. y Cuba. Al menos nueve reuniones de alto nivel se realizaron.
El histórico acuerdo anunciado ayer con el canje de prisioneros y el posterior restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba tiene un ganador: la diplomacia vaticana y el Papa Francisco.
Todo comenzó hace más de un año y medio. Canadá y el Vaticano buscaban acercar a Washington y La Habana. Esto se tradujo en que en enero de este año el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que es católico, viajara a Roma exclusivamente para reunirse en privado con su homólogo pontificio, Pietro Parolin. En esta reunión supuestamente habían abordado temas protocolares y de la próxima visita del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Roma, que se realizaría en marzo. Pero luego se supo que el tema de los prisioneros estadounidenses en Cuba también había salido a flote y que Washington le había pedido al Papa solucionar este problema.
Y así apareció marzo. El 27 de ese mes una frase de Obama tras su reunión con Francisco ayer tomó su real significado. "El (Papa) nos desafía. Y su autoridad moral hace que sus palabras cuenten. Con una sola frase, él puede focalizar la atención del planeta", aseguró el Mandatario estadounidense, tras estar casi una hora reunido con el Pontífice. "Somos todos americanos y debemos vivir en armonía, respetando las diferencias, pero como amigos, y para eso se requiere resolver las diferencias entre su país y Cuba", le dijo por su parte Francisco al estadounidense. Se creía que eran frases de buena voluntad.
Pero tras ese encuentro se activó el operativo diplomático más importante del último tiempo: a 25 años de la caída del Muro de Berlín, tenía que caer también el "telón de acero" del Caribe. Así, Kerry, por parte de EE.UU., y Parolin, del lado vaticano -con mandato de sus jefes directos-, comenzaron a trabajar codo a codo y casi a diario y por meses en la solución del conflicto. Mario Bergoglio ponía así a la diplomacia vaticana al servicio de EE.UU. y Cuba. Al menos nueve reuniones de alto nivel se realizaron.
A esto se suma también su propia intervención. Durante el año, el Papa envió cartas personales a Obama y al Presidente cubano, Raúl Castro, y ofreció al Vaticano como punto neutral de encuentro. Todo bajo el más absoluto silencio. Ayer, y tras el discurso simultáneo de ambos mandatarios, la Secretaría de Estado del Vaticano confirmaba mediante un comunicado que "en los últimos meses" el Papa se había comunicado con ambos líderes invitándolos a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos".
Así, y según publica hoy el diario The New York Times, citando fuentes al interior del gobierno estadounidense, fue el mismo Papa el que "persuadió" a Raúl Castro con el intercambio de prisioneros. Agregan estas fuentes, además, que Francisco fue el garante de que estas conversaciones entre Washington y la Habana se mantuvieran en estricto secreto hasta lo anunciado sorpresivamente ayer.
"No se puede subestimar la importancia de este Papa. Este Papa, que es de la región, tiene influencia en sus líderes, incluyendo Cuba", agregó la fuente a The New York Times.
El resultado del Vaticano no hubiera sido posible sin una estrategia de la diplomacia vaticana que lleva 20 años y que ha tenido su punto más alto en los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Cuba.
El primero tuvo lugar en 1998 y de él se recuerda la frase de Karol Wojtyla: "Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba". Este acercamiento se reforzó con el viaje apostólico de Benedicto XVI a la isla, en marzo de 2012, tras su paso por México.
Sonó raro. Ayer el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en algo totalmente inusual, elogió como nunca antes al Mandatario estadounidense, Barack Obama, por el restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Washington. Justo cuando el líder norteamericano tiene arriba de su escritorio en la oficina oval y lista para firmar la ley de sanciones del Senado de EE.UU. a Venezuela.
El lunes recién pasado Maduro gritaba a los cuatro vientos "agarren sus visas y métanselas por donde les quepa, yanquis insolentes".
La situación de Maduro ayer quedó aún más complicada. ¿Habrá sabido algo el Mandatario bolivariano sobre el restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba? Mal que mal, el fin de semana pasado estuvo junto a Raúl Castro en la cumbre de la Alianza Bolivariana (ALBA) en La Habana.