El director de la División América de Human Rights Watch habló con La Segunda.
El director de la División América de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, no oculta su alegría tras el anuncio de que Estados Unidos y Cuba restablecerán relaciones diplomáticas. Para Vivanco, el embargo aplicado por más de medio siglo a la isla "es una política absurda y contraproducente" que no ha generado nada positivo.
-Esta es la mejor noticia del siglo para los derechos humanos en Cuba, porque la política de aislamiento hacia la isla, promovida por Washington, ha sido un total fracaso.
-¿Y qué debería pasar ahora?
-Lo que hay que buscar son resultados positivos y que puedan demostrar mejorías en derechos humanos. Insisto en que la política de aislamiento de 50 años que aplica sanciones no ha logrado impacto, cero. Por eso, hace más de 15 años que estamos insistiendo en un cambio de política que permita generar una presión multilateral. Eso significa tratar de persuadir a otras democracias de otras regiones del mundo a que conjuntamente ejerzan influencia en la isla, generando incentivos para lograr progresos. Ahora hay que buscar resultados y dejar de lado la retórica.
-Pero hasta el momento el contenido del tratado se centró en materias económicas...
-Lo que hay que entender es que hablar de economía es recalibrar la preocupación por la falta de libertades públicas en un régimen que viola derechos humanos como política gubernamental. En Cuba es el gobierno el que decide que no haya Parlamento, elecciones libres, Poder Judicial independiente, etc. No hay derechos, hay beneficios.
Y hay un dato empírico incuestionable: esto no ha sido bueno ni para Cuba ni para Estados Unidos. Durante 50 años se ha insistido en una política errada, que ha sido condenada por la ONU y que lo que ha conseguido es aislarlos a la hora de hablar derechos humanos. ¿Quién recurre a Estados Unidos cuando se violan los derechos humanos? Nadie, porque el embargo es una política que no está inspirada en la búsqueda o mejoría de los derechos humanos,sino de sectores influyentes de Florida y Nueva Jersey, dos estados que tienen un electorado muy importante que ha mantenido posiciones recalcitrantes y ciegas frente a la política de Estados Unidos hacia Cuba.
-Y eso en términos prácticos, ¿en qué se ha traducido?
-La política de Estados Unidos ha sido contraproducente porque ha consolidado al régimen cubano y lo ha mostrado como una víctima. Hasta las democracias más conservadoras del mundo han criticado el embargo. Canadá, Reino Unido, España y Alemania son algunas de ellas.
Pero en este contexto, hay que destacar el coraje y la valentía del presidente Barack Obama, quien ahora deberá enfrentar una polarización muy fuerte en el Congreso por parte de sectores ultraconservadores que de seguro van a usar la bandera de los derechos humanos para justificar el bloqueo.
-Cuando eso suceda ¿Qué espera que pase?
-Que haya una presión muy fuerte de parte de la opinión pública al Congreso. Y cualquier opción es mejor que el statu quo.
-Una vez que se reestablezcan las relaciones diplomáticas, ¿qué cree que debiera exigir Obama a Cuba en materia de derechos humanos?
-Se abren las oportunidades para que no sólo se logre la liberación de todos los presos políticos, sino que también para que el gobierno cubano derogue legislación, como por ejemplo, la que se usa para castigar conductas pre delictivas. Hoy, el Estado cubano mantiene un control férreo de la población. Tiene el poder de ordenar la prisión de alguien si sospecha que estaría pensando en cometer un delito. Eso es propio de la inquisición española, nadie puede ser privado de su libertad por algo que no es un delito. Pero en Cuba se hace.
