Ayer la esquina de Bandera con Agustinas se pareció, por un instante, al pueblo Fuenteovejuna del dramaturgo Lope de Vega.

Un grupo de personas al ver -supuestamente- que un joven asaltaba a un anciano, se le abalanzaron, lo redujeron, le pegaron, le sacaron la ropa y lo amarraron con papel alusa a un poste. Y si bien esta 'detención ciudadana' no terminó en muerte como en la clásica obra teatral española, varios transeúntes inmortalizaron el momento con sus smartphones : las imágenes y los videos del joven desnudo inundaron las redes sociales y abrieron el debate.

En ese contexto, varios expertos alertan sobre las consecuencias que pueden tener actitudes como ésta.

"Uno lo podría explicar como un cause para liberar emociones colectivas, de un sentimiento de frustración. Hay una sensación de que la justicia no está haciendo su trabajo, entonces el chileno tiene miedo, siente que lo pueden agredir o asaltar y que va a no pasar nada. Hay sensación de vulnerabilidad, y este tipo de situaciones son la válvula de escape para paliar lo que el Estado no está entregando", apunta Rodrigo Brito, sicólogo de la Universidad Mayor.

Y agrega: "Habría que ver esto no como una página de la crónica policial, sino de cómo estamos poniendo a la gente bajo mucha presión, con situaciones como las fallas en el transporte público, los bajos sueldos. En este tipo de hechos tenemos un caldo de cultivo para estas emociones violentas y no hay canales para expresar rabia. Lo que falta en nuestro país es educación emocional, si esto pasa en público, qué pasará en las casas, cuánta agresividad no se desatará ahí. Debiésemos tomar nota de lo que pasa aquí".

Para el sociólogo de la Universidad Central, Emilio Torres, el peligro de estas situaciones es que se sabe cómo se empieza, pero no cómo se termina.

"Ese es riesgo en este caso: no hay una definición clara de los límites en este tipo de eventos. Podemos entrar en un área que parece legítima, pero que entraña tremendos riesgos y podrían generar efectos negativos. Falta información, en especial de las autoridades como Carabineros, sobre cuáles son los límites de la legítima defensa", explica.

Torres advierte que el fenómeno de las 'detenciones ciudadanas' no es nuevo, "ya que hemos visto a transeúntes golpeando a delincuentes, lo que se explica como una cierta indignación al ver que los organismos policiales se ven sobrepasados. Es el ánimo del 'ya está bueno'".