El sucesor de Víctor Pérez pone sus cartas sobre la mesa y cuenta cómo quiere conducir la Universidad.
Cuál es su relación con el lucro?
-¿Cuánto paga por que le responda?
Ríe. Reímos.
El rector Ennio Vivaldi Véjar tiene un rápido sentido del humor.
Viene llegando de Tokio, Inglaterra y Francia, donde su principal mirada estuvo dirigida a buscar ideas para construir un parque científico y tecnológico en la Laguna de Carén. El terreno está disponible desde el gobierno de Patricio Aylwin, cuando fue regalado a la Universidad de Chile por el Ministerio de Bienes Nacionales.
Vivaldi quiere dejar una huella en la Casa de Bello y espera que sea ese parque. "Para innovar, para que gente con nuevas ideas en biomedicina, en telemedicina, intente un nuevo fármaco o distintas cosas nuevas. Queremos que tenga un impacto económico en el país, pero no es primariamente un negocio, no es como un mall ", dice a manera de explicación y es entonces que nos introducimos en el tema del lucro.
La conversación transcurre en la torre 15 y no en la Casa Central, donde todavía están reparando las instalaciones. El anterior rector, Víctor Pérez, estaba instalado en el cuarto piso. Vivaldi, que asumió en junio pasado, prefirió ir más arriba, al piso 21, en una oficina decorada con una colorida pintura de Nemesio Antúnez.
-Lo que pasa es que la palabra "lucro", así como la palabra "público" se han mal usado hasta hacerlas perder todo su valor. Lo que se quiere decir cuando se habla de lucro en la educación como algo condenado es que se plantea sobre todo el uso de dineros estatales que van a ir a redundar en beneficio de privados, sin que siquiera esté garantizado un proceso de buena educación entremedio. Ahora, que las universidades necesitan recursos ocurre en todas partes del mundo. Que los recursos provengan de una cantidad de actividades que la universidad tenga también ocurre en todas partes del mundo, incluyendo las universidades del Estado. Y que las universidades del Estado deban cumplir con funciones que les son propias y para ello uno espera que el Estado les entregue los fondos para que las cumplan, eso también es aceptado universalmente En todas partes del mundo las universidades prestan servicios que les permiten generar ingresos. Y eso lo hacemos desde luego en la Universidad de Chile.
-Pero esos servicios también generan utilidades a la gente que hace el trabajo.
-Eso de alguna manera está reglamentado. Hubo un encuentro histórico auspiciado por la Contraloría y que explica todos los problemas que tienen las universidades estatales para manejar dinero en general. Lo que uno deduce es que las universidades estatales están en el peor de los mundos, en dos dimensiones: si las compara con algunas privadas, están en tremenda desventaja porque pasamos por un montón de trámites administrativos que no les toca a las privadas, como el Chilecompra, la cantidad de investigadores, en fin. Y en cuanto a las remuneraciones, estamos obligados a reajustarlas igual que el sistema público, en circunstancias de que ese sistema recibe un incremento automático y nosotros no.
-Entonces, en la práctica tiene que trabajar internamente con un sistema mixto.
-Bueno, nosotros tenemos que funcionar con la lógica de las privadas. Por eso que es tan preocupante esta negativa a aceptar nuestra condición de universidad estatal.
Dice que quiere una universidad pública y gratuita.
-Nosotros queremos hacer el congelamiento de aranceles, avanzar en eso.
-¿A partir de cuándo?
-Tenemos que verlo.
Dice que no fue socialista -como se ha escrito-, sino allendista. Y que de esa vivencia le quedó una vocación por dar oportunidades a todos.
-¿Esa mirada se moldeó con sus posteriores estudios en Harvard y en el MIT, en la cuna del capitalismo?
-De alguna manera, estamos hablando de las universidades más top del mundo. Mucho antes que eso yo estudié un año en Estados Unidos, en la enseñanza media, que fue tremendamente importante para mí. ¿Cómo uno va a ser contrario a Estados Unidos? Sería absurdo.
Su cargo lo ve como una gran oportunidad para reinsertar y reinstalar el concepto público de la Universidad de Chile.
-¿Y qué ha pasado, que de junio (cuando asumió) a la fecha el liderazgo de las universidades estatales lo ha llevado el rector Juan Manuel Zolezzi, de la Universidad de Santiago, y no el de la Universidad de Chile, como solía ocurrir?
-A ver, el liderazgo de la universidades estatales lo ha asumido Aldo Valle (rector de la U. de Valparaíso), porque él es el presidente del Consorcio de Universidades del Estado. Y el liderazgo de las universidades del CRUCh (el consejo de rectores del país) lo ha asumido Zolezzi porque técnicamente él es vicepresidente del CRUCh. No soy yo quien lo deba juzgar, pero creo que las posiciones que la Universidad de Chile ha tenido han sido claras en las oportunidades en que hemos sido convocados.
-¿Cuál es la parte que más lo motiva en la Universidad? ¿No será que el discutir cuánta plata debe recibir la Chile es como menor para usted?
-Bueno, eso debería ser menor para cualquiera, no solamente para mí. Porque claramente la tarea de un rector es liderar un proceso académico, sin lugar a dudas. Ahora, ese proceso académico uno lo puede concebir más o menos vinculado a lo que son los principios que conversábamos antes. Y para mí está muy vinculado con la idea de inclusión, de disminuir la desigualdad, de los grandes proyectos nacionales. Eso es lo que lidera la razón de ser de la Universidad, sobre todo de la Universidad de Chile: el carácter de lo público, que ha intentado recientemente ser tan desvirtuado.
-Justamente este año está la gran discusión de la reforma a la educación. Y ahí tampoco usted ha sido un líder en la discusión.
-Yo creo que nosotros hemos tenido participación. De alguna manera hemos sido increpados; o sea, como que hemos estado defendiendo la reforma en forma abierta, como universidad. Claramente no es mi intención la figuración per se , pero creo que hemos hecho cosas críticas. Por ejemplo, hicimos un encuentro acerca de la educación pública en Chile que fue muy importante. A mí también me da la impresión de que, en la medida en que uno tiene un discurso unitario, es menos atractivo a lo mejor que si alguien se pone a atacar.
-Lo que sí resultó muy llamativo en la Chile fue que en el salón de honor se pusiera la bandera del MIR y hubiera unos guardias con la pañoleta del MIR en el brazo y usted estuviera en ese acto donde se lanzó el libro acerca de Miguel Enríquez. ¿Cómo evalúa ese episodio?
-Demuestra que esta universidad valora la historia. Estamos hablando de un libro académico, no de un manifiesto. Un libro sobre una persona que es parte de la historia de Chile, que fue de la Universidad de Concepción, que es hijo de un médico y profesor de la Universidad de Concepción que era amigo de mi padre, si usted quiere ver la parte personal. Pero sobre todo por la parte histórica yo diría que es exactamente al revés: quienes hacen un gran "qué" de ese hecho me da la impresión de que son ellos los que están pegados entre Guerra Fría, lucha contra el marxismo. Lo que uno trata de demostrar con estos actos es que éste es un momento en el cual Chile puede mirar con otros ojos lo que ocurrió. Entonces, a través de ese gesto también se está dando una señal de que hay que mirar hacia adelante como incorporando el pasado. ¿Me entiende?
-En ese mismo contexto, ¿usted presentaría aquí un libro del ex alcalde Labbé?
-Habría que ver el contexto en que se da. Si uno considerara que va a contribuir a un mejor mañana, por supuesto cualquier cosa se va a hacer. Ahora, si al contrario hubiere pensado que esto de Miguel Enríquez iba a contribuir a crear odiosidades, no lo hubiera hecho. Y lo otro es que uno no debería autocensurarse. ¿No estaría usted de acuerdo en que en este país se hace demasiado lo políticamente correcto? Yo perfectamente podría haber dicho que no, que no tenía nada que ganar, pero que hay un cierto asunto de decir esto es la Universidad de Chile. Y si considera que esto va a ayudar a un mejor entendimiento del país y a un mejor futuro, lo hace.
-La estudiante Valentina Saavedra, de la Izquierda Autónoma, ganó la presidencia de la FECh. ¿Siente usted que se está izquierdizando más la Universidad de Chile?
-No, en absoluto. Son los mismos grupos que han ganado siempre.
-Pero ni un socialista, ni un PPD...
-Hace mucho tiempo que un socialista no gana la FECh. Perdón, Alvaro Elizalde la ganó en los 90 (1993-94). Ese es un tema interesante de los últimos veintitantos años: por qué los continuadores del triunfo del NO en el plebiscito no han sabido conquistar a la juventud universitaria.
-Lo primero que declaró Valentina fue una crítica al Gobierno, indicando que la reforma la están haciendo entre cuatro paredes. ¿Qué piensa de eso?
-Ese es un diálogo entre ellos, no me corresponde a mí ni siquiera moderarlo. Es natural que los estudiantes quieran más participación y una discusión más abierta. Una pregunta que se podría plantear como complementaria a la que usted me hace: ¿Usted cree que efectivamente el debate político en este país ha sido abierto para todos los actores?
-¿Y usted cree que los intelectuales del país están participando realmente en la reforma de la educación?
-Ehhhh, no en la medida en que uno querría, sin lugar a dudas. Y la pregunta más grave todavía es hasta qué punto la política sigue prescindiendo de esta fuente intelectual tan importante. Porque el pragmatismo con que se ha hecho la política este último tiempo también es impresionante. Y por eso nosotros pensamos que es tan importante que la Universidad vuelva a posicionarse.
-¿A qué atribuye la tan baja votación en las elecciones de la FECh?
-Ellos dicen que aparecen muchos grupos, pero no lo sé. Nosotros tenemos una muy alta valoración del movimiento estudiantil, y trabajaremos siempre con quienes sean elegidos, pero la convocatoria y la votación es un tema que les corresponde a ellos.
-El senado universitario hizo una propuesta aprobando la participación del estudiante con voz y voto en la elección de rector. ¿Qué le parece el cogobierno universitario?
-A ver, muy importante: el senado, que ha estado trabajando dos años en esa historia, no tiene atribuciones para cambiar el estatuto. Lo más que puede hacer es llamar a un plebiscito para cambiar los estatutos. No me corresponde pronunciarme sobre la materia de fondo, sobre todo si eventualmente lo que habría que hacer es un plebiscito, que lo manejo yo.
Acota: "A mí, sinceramente, mucho más que este tema me preocupa volver a reposicionar a la Universidad en la vida nacional con la participación de proyectos de trascendencia, como el parque científico".
El doctor Vivaldi hizo estudios del sueño en Harvard y en el MIT.
-¿Cómo duerme usted?
-Bien.
-¿No toma pastillas?
-Nunca.
-Rector, ¿cuantas veces le han preguntado sobre su pololeo con la Presidenta?
-Muy pocas.
-¿En serio?
-O sea, yo por lo menos creo que no he respondido nunca.
-¿Cuánto tiempo pololeó con ella?
-Un par de años.
-Hay una foto en el archivo del diario donde usted está dándole un premio a su madre, la señora Jeria.
-Esa fue hace poco Yo tengo la más alta opinión de ella. Porque piense en su vida: Una mujer brillante, inteligente la Angela Jeria. Un muy profundo ser humano. Ahora, la razón por la cual se le entregó la medalla del Senado universitario -y se la tuve que entregar yo porque yo estaba de vicepresidente- no tiene nada que ver con que tenga una hija Presidenta y cosas por el estilo. La verdad es que ella es una excelente representante de un momento en que la Universidad de Chile tenía un equipo administrativo que era una pléyade: Ricardo Lagos, entre otros, estaba ahí.
-¿Usted la conoce mucho?
-¡Sí, por supuesto! Obvio. La conozco mucho y la valoro enormemente.