Apenas la presidenta del Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, María Teresa Barrientos, comenzó a leer el veredicto, John O'Reilly (68 años) pasó del silencio a comentar en voz baja con su abogado Luis Hermosilla lo que estaba ocurriendo.
A esas alturas la magistrada ya había indicado que en votación dividida el tribunal "con la prueba rendida en el juicio da por establecido más allá de toda duda razonable" una de las dos acusaciones presentadas en su contra por la Fiscalía Oriente: Abusos sexuales reiterados contra la menor J.H.M. (hoy de 9 años), que habrían ocurrido entre 2010 y 2012 en dependencias del Colegio Cumbres Femenino, del que era capellán.
La sala 103 del edificio C del Centro de Justicia fue destinada para la lectura dada su mayor capacidad. Dentro, decenas de adherentes al sacerdote escuchaban en silencio y con caras de incredulidad la resolución de los jueces. Mientras, en el segundo piso, se desplegaban numerosos equipos de prensa.
El propio O'Reilly ingresó a la sala 15 minutos antes de que comenzara la lectura del fallo y declaró brevemente a los periodistas "que sea lo que Dios quiera". Dentro, permaneció solo y cabizbajo varios minutos, hasta la llegada de su equipo de cinco abogados.
Tribunal valoró relato
Con el voto favorable de los magistrados Carola Herrera y Francisco Berríos, y el voto en contra de la propia Barrientos -que estimó que los antecedentes eran insuficientes para condenarlo-, el tribunal valoró principalmente "el relato de la víctima menor de edad", que declaró en una sala especialmente adaptada durante el juicio y describió con detalle los hechos así como el lugar donde ocurrían, las oficinas de administración del colegio.
Asimismo, se dio importancia al testimonio en estrado de la madre y de las psicólogas tratantes, y en particular de dos apoderadas del colegio, quienes declararon como el sacerdote sacaba a menores de edad de clases y tenía una relación de mucha cercanía con la víctima.
En su testimonio ante los jueces, que se incluyó parcialmente en la sentencia, la menor relató como O'Reilly "cerraba las cortinas blancas y la puerta" de la oficina y ambos jugaban "a meterse dulces en los pantalones" afirmando que el religioso le tocaba con sus manos "las partes íntimas".
"No había nadie más cuando hacía esto", señaló la niña.
También lo señalado por las asesoras del hogar de la familia en torno a los cambios conductuales de la menor desde el año 2010 y en particular durante el periodo de clases.
En la misma línea, el veredicto destacó la declaración de Beatriz Rabat, directora del Colegio Cumbres femenino, que declaró que en el colegio se adoptaron medidas para que la niña no se escapara de clases a reunirse con O'Reilly, incluso llegando a cerrar la puerta de administración y dar instrucciones expresas de mandarla de vuelta a su sala.
En cambio, el veredicto estimó que los antecedentes presentados por la defensa "no permiten desvirtuar la prueba inculpatoria rendida" en el caso de la menor J.H.M.
En cambio, los jueces por unanimidad decidieron absolver a O'Reilly de los mismos cargos respecto a la mayor de las hermanas, C.H.M, al considerar que no se acreditaron los supuestos abusos contra ella entre los años 2007 y 2009.
Asimismo, el tribunal acogió la demanda civil presentada por la familia respecto a J.H.M. por el monto simbólico de $1.
El abogado de la familia, José Ignacio Escobar, dijo que "estamos muy tranquilos y satisfechos con el resultado de este juicio".
La sentencia será leída el 11 de noviembre. Hasta ese entonces, O'Reilly deberá seguir cumpliendo arresto domiciliario nocturno. Según indicó un experto en derecho penal, si bien en este caso hay un agravante por el hecho de ser un sacerdote quien cometió el delito (ver recuadro), también pesará su irreprochable conducta anterior, por lo que podría no tener que cumplir pena de cárcel.
Después de conocerse la sentencia, las partes tienen la posibilidad de pedir la nulidad del juicio, por lo que aún este caso podría tener muchos capítulos más.
