Ritmo de desplazamiento ha disminuido desde 2007, reconocen en Autopista Central.
Que el viaje en hora punta en las principales autopistas urbanas se ha vuelto más lento no es un secreto para nadie.
Hasta ahora, sin embargo, ninguna de las cuatro concesionarias que cruzan Santiago había informado oficialmente en cuánto han aumentado los tiempos de viaje.
Pese a los insistentes requerimientos de «La Segunda», la única que accedió fue Autopista Central, que transparentó lo que ha ocurrido en los últimos años.
Por ejemplo, en 2007 un auto podía circular en horario punta de mañana (7:30 a 8 horas) a unos 75 km/h en el tramo entre Carlos Valdovinos y Alameda.
Hoy, esa misma distancia se cubre a un promedio de 57 kilómetros por hora, un 23% más lento.
Y ése no es el tramo más «castigado», porque por las tardes (17:30 a 18 horas) en el tramo entre General Velásquez y Vespucio Norte, la velocidad pasó de casi 80 a 56 km/h en abril pasado: una baja de 30% en la velocidad promedio (ver diagrama).
Todo por efecto del aumento en el parque automotor en Santiago, que creció de 778.255 autos en 2007 a 1.152.264 en 2013, según el INE.
"La velocidad ha disminuido constantemente desde 2007", señala el gerente general de Autopista Central, Christian Barrientos. Por eso, adelanta, "trabajamos en una serie de mejoras en infraestructura y en servicios para mitigar el grado de congestión que tenemos y anticipar el escenario futuro".
Análisis realizados por expertos, en forma extraoficial, indican que entre 2007 y 2012 en la Autopista Vespucio Norte la velocidad promedio cayó de 89 a 83 kilómetros por hora: una baja de 7%. Se trata de un promedio de toda la ruta, por lo que -advierten los técnicos- no está claro de cuánto puede ser la disminución en los tramos más congestionados.
Actualmente no existe un incentivo para que las concesionarias traten de mejorar los tiempos de viaje. Al revés, este problema ha implicado el establecimiento de tarifas de saturación, que son permitidas en los contratos cuando la velocidad de desplazamiento es inferior a los 50 km/h en ciertos tramos y horas del día.
La alternativa que se ha visto en algunos casos es ampliar la capacidad de la autopista, lo cual no siempre es aceptado por la autoridad (ver recuadro) o realizar obras que agilicen la circulación, pero suele traducirse en nuevos cobro.
De hecho, para el Ministerio de Obras Públicas el esfuerzo debe ponerse en el transporte público, por su capacidad de sacar vehículos menores de las calles (ver recuadro).
Para el ingeniero en transporte de la U. Diego Portales Louis de Grange, si bien ha habido un deterioro en la velocidad de las autopistas, éstas "siguen siendo altas". A su juicio, los peores efectos de la gran cantidad de vehículos son en las calles locales.
El gerente de asuntos públicos del Automóvil Club, Alberto Escobar, estima que "en la capital la velocidad promedio ronda los 25 km/h".
Según el ingeniero en transporte de la U. de Chile, Alejandro Tirachini, la solución difícilmente puede ser construir más autopistas, porque "incentivan los viajes en auto" y añade que en el país falta un estudio de cuánto tránsito es "inducido". Es decir, personas que al ver que se habilitan nuevas autopistas, deciden empezar a usar más el auto.
Pero no estamos tan mal, dice el ingeniero UC Juan Carlos Herrera: "La baja de velocidad no es algo que se produzca todo el día, como en Sao Paulo o Ciudad de México. Nos queda harto margen".
