"La CCF es cualquier persona o grupo que desee actuar bajo sus afinidades, algo bastante parecido al Frente de Liberación Animal", dicen miembros de las "Células de Fuego" presos en Atenas.
Una enemistad que definieron "a muerte" contra el Estado y el Capital los tiene ultra activos.
Son los Anarquistas Insurrectos, los que tomaron la decisión de terminar con las palabras y remitirse puramente a la acción. Pero algo les ha fallado. Querían que "el pueblo" -esos ciudadanos anónimos marginados casi desde la cuna, como los definen- se sumara casi anónimamente también a su batalla. Las redes sociales facilitan hoy el sistema, que no guarda relación con las células extremistas de las décadas del 60, 70, 80 y 90, que funcionaban jerárquicamente; ahora operan como colectivos.
Sin embargo, en la práctica, la gente "de a pie" que ha resultado víctima de sus acciones los está repeliendo.
La "Conspiración de las células del fuego" que se adjudicó la bomba del metro estación Escuela Militar ya se había activado en nuestro país antes de ese estallido.
De hecho, un libro contando su historia llegó a Chile en diciembre de 2011, bajo el título "Reventando lo existente. Reflexiones del combate minoritario. Conspiración de Células de Fuego".
La Conspiración partió en Grecia por el año 2009, y el libro se escribió después que encarcelaron y procesaron a una docena de personas de la organización "Células del Fuego", que se llama así porque sus miembros se dedican a poner artefactos explosivos, especialmente en bancos, símbolo del "capital".
"La CCF es cualquier persona o grupo que desee actuar bajo sus afinidades, algo bastante parecido al Frente de Liberación Animal", aclararon los integrantes presos, quienes se han dedicado a escribir sus historias para vender libros que les permitan financiarse. "Fear to sleep", se llama una versión inglesa. Y en las páginas de Contrainformación de la red, donde dan noticias sobre los anarquistas insurrrectos, promueven un texto dedicado exclusivamente a los actos "de fuego" en nuestro país. Se llama "Fuego en la oscuridad" Se trata de una recopilación de atentados "contra el poder y la autoridad" entre 1998 y 2014, recién publicada en agosto de este año. Para muestra, un botón: "Una explosión es lo que es: la inhabilitación de la sucursal bancaria (u otro lugar donde se ha puesto el artefacto explosivo) por medio de su destrucción física parcial. Un banco que es penetrado por rebeldes para ser reventado es una forma de decirles a nuestros compañeros presos esparcidos por todo el mundo que no están solos, que del otro lado dle alto muro y la alambrada hay más rebeldes que no los olvidan". Y advierten que "Fuego en la oscuridad" , más que una lectura de velador, "es un libro que siembra en casa corazón insurrecto la inquietud del hacer, pues permite entender que cada individualidad es en sí misma un arma a utilizar contra un enemigo y que la intención de combatirlo crece en la vida de todo revolucionario, hasta las últimas consecuencias".
El profesor Alejandro Salas Maturana, de la ANEPE (Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos) precisa que el anarquismo insurreccional "niega la existencia de organizaciones formales permanentes y promueve la espontaneidad y el informalismo en la creación de grupos afines que actúan en el combate en contra del sistema". Por eso, cuando los fiscales chilenos intentan acusar de asociación ilícita a los presuntos autores de estallidos pierden sus casos porque, en estricto rigor, no existe tal asociación sino que se trata de una red internacional con colectivos autónomos.
Sobre la "Conspiración de las Células de Fuego", este profesor dice que son la línea extrema adoptada por los insurreccionalistas y hace un análisis osbre los últimos atentados que esta organización se ha atribuido en nuestro país, como las bombas en el Metro, el atentado a la Iglesia Santa Ana (entre Catedral y San Martín), a la 1a Comisaía de Carabineros de Santiago y a la que encotnraron cerca de un jardín infantil en la calle Almirante Hurtado.
Los presos griegos de la "Conspiración de Células del Fuego" agradecen "la ayuda", entre otros, de los chilenos. Y rinden honores a un santiaguino anarquista que murió colocando una bomba en Gendarmería: Mauricio Morales.
También solidarizan con los condenados en Santiago por el asesinato del cabo Moyano. Y por los detenidos en España Mónica Caballero y Francisco Solar.
En plenas Fiestas Patrias, la "Conspiración de Células del Fuego" se adjudicó las bombas en el Metro saludando, de paso, "a todos los compañeros que cumplen condenas en las cárceles del mundo; entre ellos, Marcelo Villarroel, Freddy Fuentevilla y Juan Aliste Vega".
Y desde la cárcel de Koridallos, en Grecia, el preso anarquista Andreas Tsavdaridis escribió hace justo un año, en septiembre de 2013, sobre la detención de anarquistas atenienses que enviaron un paquete bomba contra el comandante de la unidad antiterrorista, "acción revindicada por la FAI/FRI del llamado, ni más ni menos, "Comando Mauricio Morales".