El análisis de ADN, que podría convertirse en parte de las pruebas claves en el caso bombazo en la Escuela Militar, es un recurso con antecedentes en casos de alta resonancia en Chile.

De hecho, advierten los expertos, las pruebas genéticas suelen ser tan fundamentales, que cuando los magistrados las rechazan, los casos suelen "caerse".

Un crimen que pudo ser aclarado gracias a las pruebas genéticas fue el de la parvularia Natalia Zúñiga, ocurrido en julio de 2010. La joven mujer fue degollada y quemada para ocultar las huellas.

Sin embargo, en menos de un mes se logró la identidad del autor gracias a los resultados de pruebas de ADN tomadas al monedero de la parvularia, donde había rastros biológicos que no eran de la joven. La segunda evidencia clave fue el cuchillo ensangrentado, que de igual manera se sometió a un perfil de material genético. Ambos arrojaron una identidad masculina muy parecida. Se tomaron muestras de sangre a 16 sospechosos y finalmente uno de ellos fue coincidente con el perfil genético encontrado en las evidencias.

En el "caso Bombas", donde los seis acusados fueron absueltos, Francisco Solar enfrentó una acusación porque desde un clóset en el lugar donde él solía quedarse se incautaron ropas que tenían rastros de explosivos, pero los test de ADN acreditaron que las prendas habían sido usadas por distintas personas y la prueba se desechó. Junto con Mónica Caballero, Solar está hoy encausado en España, y, entre otras, existirían pruebas de ADN en su contra.

Las muestras genéticas sí jugaron un papel en la condena contra Hans Niemeyer, quien se transformó en el primer autor de un "bombazo" en la Región Metropolitana en recibir una pena efectiva de 5 años y 300 días de cárcel.

En la sentencia, los magistrados señalan que los fiscales lograron acreditar en juicio que el imputado portó y manipuló el artefacto explosivo de fabricación casera que estalló la noche del 30 de noviembre de 2011 en una sucursal bancaria de Macul, y no que era sólo un transeúnte del lugar como señaló su defensa.

En ese caso hubo "pericias de biología molecular" que resultaron positivas en un par de guantes.

O. J. Simpson

 

A nivel internacional, uno de los casos donde el ADN no logró ser usado como prueba fue el del ex jugador de fútbol americano O. J. Simpson, quien en 1994 fue acusado del doble asesinato de su ex mujer Nicole y su pareja Ron Goldman.

En esa oportunidad, recuerda un artículo publicado por The New York Times, las pruebas de ADN indicaron que la sangre de Simpson estaba en la escena del crimen, que la sangre de Goldman estaba en el auto del deportista y que había sangre de su esposa en su calcetín.

Sin embargo, tras 8 meses de juicio, el jurado lo absolvió argumentando que las pruebas no eran suficientes y criticaron la evidencia científica.

Según el artículo, el problema estuvo en el manejo de la evidencia. Por ejemplo, se colocaron muestras de sangre en contenedores plásticos donde el ADN se podía degradar. También se recogieron algunas muestras semanas después de que los crímenes habían sido cometidos, hubo ocasiones en que no fueron llevadas inmediatamente al laboratorio para su conservación, envasado y almacenamiento. Incluso, se dice que se derramó sangre de Simpson en el lugar donde luego se analizaron otras evidencias, por lo que pudo haber una contaminación.

En Chile, abogados penalistas han dicho que un punto crítico es la forma y legalidad con que se tomaron las muestras en el caso donde están acusados Flores, Casanova y Durán.