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Cuando separarse puede ser la solución

Pero ¿cuándo saber si es la decisión acertada o precipitada?. Aquí algunos consejos de la psicóloga y columnista Rosario Covarrubias.

por:  La Segunda Online
lunes, 01 de septiembre de 2014
separación

Foto Manuel Pavez/LUN

Rosario Covarrubias
Psicóloga Clínica
Covarrubias.ro@gmail.com


Es cierto que para una gran mayoría de las personas la idea de mantener una relación de pareja estable es un ideal, existen circunstancias en que la separación es el mejor camino para el bienestar personal y de la familia pero cómo saber cuándo es una decisión acertada o cuándo es una solución precipitada.

Ante la presencia de maltrato físico o psicológico la separación, en la mayoría de los casos,  es la mejor forma de enfrentarlo.

La violencia va generando un daño profundo en la autoestima de quien es agredido.

Es importante que quien es víctima de violencia busque apoyo porque, en general, romper este tipo de relaciones es muy difícil dado que, en muchas circunstancias, la persona agredida se atribuye a sí misma la responsabilidad del actuar del otro,  sin rebelarse por temor a enfrentar el desafío que significa crear un nuevo proyecto de vida, sin tener confianza en sí mismos y muchas veces, con una depresión a cuestas.

La separación cuando no hay violencia

 

Para aquellas parejas en las que existe respeto, entendiendo éste como la actitud de valorar la opinión del otro y considerarla  tan válida como la propia (si no hay respeto, podríamos estar ante un tipo de violencia psicológica), plantearse la posibilidad de separarse es un tema complejo porque significa un cambio absoluto de vida y conlleva problemas familiares profundos.

En este caso, sería aconsejable hacerse preguntas como:

- ¿He hecho todo lo que está en mis manos para mejorar la relación?

- ¿Tengo, aunque sea ocasionalmente, momentos de encuentro con la otra persona?

- ¿Estoy seguro/a que esto es irreversible? ¿Qué me hace pensar eso?

- ¿Tengo la certeza de que me separo sabiendo que no me quedó nada por hacer por salvar la relación?

Para tomar una decisión que cambiará radicalmente la vida —no sólo de uno mismo sino también  de la pareja  e hijos, si es que los hay— se debe estar seguro del paso que se va a dar y para ello las razones que se tengan para tomar la decisión tienen que ser contundentes.

Nunca es aconsejable tomar  la decisión de separarnos cuando enfrentamos una crisis, tenemos  cuestionamientos personales donde la forma de ver las cosas, los estilos de vida y las metas individuales  ya no nos satisfacen.

Se requerirá  de una profunda reflexión para descubrir  las transformaciones que necesitamos hacer para recuperar la armonía interna.
Al  enfrentar una crisis personal,  muchas veces se extrapola a la pareja.
 Difícilmente se puede mantener una buena relación con otro cuando no se tiene una buena relación consigo mismo. Si estos cuestionamientos se dan en un buen periodo de la pareja, probablemente será más fácil poder compartirlos y que incluso el vínculo salga fortalecido.

Ahora bien,  cuando se enfrentan periodos de esta naturaleza y la pareja está más distanciada, se podrían ahondar las diferencias y es ahí cuando se debe tener mucho cuidado de no tomar decisiones imprudentes.

Las crisis son parte de la vida, de los cambios tanto físicos como mentales y de cómo vamos asimilando las experiencias que hemos ido acumulando.
Parte del proceso madurativo es ir enfrentando estas crisis y redirigiendo la vida en función de lo que realmente se considera importante. Cuando se supera un periodo crítico, se recupera la calma y sólo entonces se puede evaluar  el  tomar una decisión que repercutirá  toda la vida y que siempre es dolorosa.

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