Empezaron a correr los 60 días para que la comunidad opine sobre las nuevas etiquetas para la comida. Nutriólogos y nutricionistas adelantan su opinión.
1) Dawn Cooper. 2) Samuel Durán. 3) Karen Salvo.
La conocida nutricionista de Health Center, Dawn Cooper, afirma: "El reglamento de etiquetado de alimentos dado a conocer ayer es un progreso, pero hay que hacer algunos ajustes, porque se puede prestar para confusión".
Por ejemplo, dijo, los límites de nutrientes críticos se pusieron por cada 100 gramos o miligramos, pero las personas consumen porciones. "Eso podría generar confusiones, ya que 400 miligramos de sodio (máximo permitido) equivale a la ingesta de 20 galletas de agua, pero nadie come esa cantidad".
Además, indicó, "el Gobierno debe invertir en campañas informativas y explicativas por televisión, radio, en colegios, etcétera, que enseñen a leer los rotulados de los alimentos. De otra forma, las personas van a mirar y no van a entender. O, simplemente, se van a fijar sólo en el contenido nutricional del alimento pero no en lo más importante, que son los ingredientes que contiene".
Y graficó: "Un queque envasado puede tener gran cantidad de azúcar y grasa, pero estar elaborado con harina integral y nueces. Es decir, por un lado contiene nutrientes críticos, pero por otro nutrientes saludables para las personas. Es complicado analizar así las etiquetas porque se puede estigmatizar un alimento en favor de otros pares".
Comentó que un caso destacado es el de Finlandia, "donde se creó un programa de largo plazo en educación alimentaria con 30 años de duración. Se juntaron representantes de los medios de comunicación, colegios, ministerios, y consiguieron que la población aprendiera a ver lo que contenían los alimentos y a elegir qué comer. Eso es lo importante".
El presidente del Colegio de Nutricionistas de Chile, Samuel Durán, también considera que se comete un error cuando se norma por gramaje y no por porciones, que es la forma en que consume la gente.
Sin embargo, "es positiva la voluntad mostrada por el Gobierno de elaborar un reglamento adecuado al perfil de la población, que tiene una alta prevalencia de enfermedades crónicas, pero es demasiado restrictivo. La idea era entregar directrices para que las personas se alimenten de manera saludable, pero no restringir la posibilidad de elegir los productos a consumir".
Explicó que "si uno entra a un supermercado y el 90% de los alimentos están con el disco pare negro, ¿qué se puede comer? Esto me preocupa, porque la regulación al final se va a perder, la gente no va a tomar en cuenta la advertencia".
De acuerdo a su análisis, "acá sólo se hizo un tema estadístico al momento de definir los límites nutricionales de los alimentos, no hubo una evaluación del grupo de alimentos, sólo se tomaron y metieron a una juguera y listo, quedando el 90% de los productos etiquetados con disco pare".
A su juicio, la normativa puede terminar induciendo a los productores de alimentos a no reducir los nutrientes críticos. "Las cecinas en su preparación llevan sodio, pero un industrial podría tratar de rebajar su cantidad, pero en ningún caso puede llegar al límite de 400 porque es muy baja para ayudar a la conservación del producto. De esta forma, igual termina clasificada como con exceso de sodio al igual que la cecina de al lado, cuyo productor no hizo ningún esfuerzo por bajar la cantidad de sal".
Karen Salvo, nutrióloga de Clínica Alemana, considera que "es muy bueno que cuando una persona se acerque a comprar un producto, se le advierta que contiene en exceso un nutriente crítico. El Estado debe hacerse cargo de ayudar a las personas a tomar las mejores decisiones al momento de escoger el tipo de alimento a consumir".
Para la experta, "la clave es enseñar a los consumidores a leer el etiquetado. "Sería una gran medida incorporar una campaña de educación simple para enseñar a las personas".
Respecto a la comida chatarra, que sólo considera el etiquetado de los productos envasados como las cajitas felices (el resto sería difícil de medir), Salvo comentó que el reglamento debería considerar la disponibilidad de folletos o carteles en los locales comerciales donde se venden estos productos, que adviertan sobre el contenido nutricional de estos alimentos. "Es complejo medir los nutrientes críticos de la hamburguesa o pizza que se venden por la elección de ingredientes que hace cada consumidor, pero estos productos tienen una base en todas las variedades, por ejemplo, una pizza siempre tendrá de factor que es la masa y el queso y las hamburguesas lo mismo, el pan y la carne".
Otra iniciativa que debiera impulsarse en el país, pero no a nivel de política estatal, es lo que se hace en algunas ciudades de Estados Unidos y en países de Europa. "Hay restaurantes que ponen datos sobre qué significa en actividad física la cantidad de calorías que voy a consumir; por ejemplo, este plato equivale a trotar 20 minutos y este otro a andar en bicicleta media hora".