"Se viene construyendo en silencio desde hace años", dice uno de sus voceros. Universitarios han impulsado su influencia.
"No queremos irnos a la montaña. Tenemos vocación de poder y queremos hacer cambios".
La afirmación pertenece a Cristián Vivar, maestro carpintero que suele trabajar en construcciones en Santiago y Concepción. Miembro de los autodenominados "izquierdistas libertarios", desde 2009 es dirigente del Sindicato Nacional de la Construcción (Sintec), que reúne a más de 8.000 afiliados.
El suyo es uno de los ejemplos más notorios del resurgimiento que están teniendo los anarquistas -o los libertarios, como ellos se autodenominan- en el mundo de los sindicatos.
De acuerdo con sus datos, también tienen representantes en sindicatos portuarios, forestales, de la construcción, el retail y las municipalidades. La fracción estudiantil, el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), tiene a Melissa Sepúlveda en la presidencia de la FECh.
A fines de julio pasado, el sindicato de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) que preside Víctor Quijada y que tiene 1.206 afiliados a lo largo del país, presentó su petitorio en las oficinas centrales de la ACHS acompañado de una batucada, del movimiento de pobladores Ukamau, y del FEL.
Quijada también es dirigente de la Unión Clasista de Trabajadores, grupo rival de la CUT. Según cuenta, "esta articulación con los estudiantes y los pobladores la estamos trabajando desde hace tres años, desde que en la secretaría general de la FECh estaba Felipe Ramírez, que es del FEL. La convergencia continuó con Fabián Araneda y el año pasado participamos activamente en la campaña de la lista Luchar, que era del FEL y la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), que encabezaba Melissa Sepúlveda".
El dirigente indica que están en permanente contacto y que hacen reuniones semanales, lo que les ha permitido organizar eventos como el Primero de Mayo alternativo o la Marcha por la Nacionalización del Cobre. "Esperamos hacer algo para el 11 de septiembre", adelanta. "Tenemos un apoyo mutuo. Los estudiantes aportaron en el marco de la negociación colectiva orientándonos con sociólogos, economistas o periodistas. También participando en el acto de presentación del petitorio. Nunca lo habíamos hecho", dice.
Ahora esperan la respuesta de la empresa para el lunes o martes de la próxima semana. La analizarán con los abogados e ingenieros de los izquierdistas libertarios y luego irán a la asamblea de afiliados a informarles qué les ofrece la empresa. La votación, donde los trabajadores no descartan la huelga, se efectuaría el 27 de agosto.
La ACHS no quiso referirse al tema.
El vocero sindical de la Izquierda Libertaria, Manu García, afirma que "el acercamiento a los sindicatos no es reciente. Se viene construyendo en silencio desde hace años. No sólo en la relación de los estudiantes del FEL con los sindicatos, sino por la presencia de militantes libertarios en ellos".
Cuenta que también han apoyado a los peonetas de Coca Cola y los sindicatos portuarios.
Y aclara que "no nos definimos como anarquistas sino como libertarios, puesto que no sólo tomamos elementos de lo que históricamente fue el anarquismo en Chile -de carácter obrero y estudiantil- sino que también incorporamos la teoría crítica latinoamericana". Menciona al periodista autodidacta y fundador del PC peruano José Carlos Mariátegui, el religioso colombiano que se unió a la guerrilla Camilo Torres, y el fundador del sandinismo nicaragüense Carlos Fonseca.
Según García, los libertarios consideran que el programa de la Nueva Mayoría "es muy limitado y no apunta a la transformación estructural de las causas que tienen sumida en la pobreza a la mayoría".
Desde el punto de vista de la presidenta de la FECh, Melissa Sepúlveda, "ésta es una tradición que estamos retomando. Es darle la espalda a la elite y hacernos parte de las demandas de un pueblo golpeado por las condiciones laborales y la precarización".
Apenas fue elegida para liderar la FECh, Sepúlveda distinguió entre su corriente, que definió como «comunismo libertario», y la que dicen seguir quienes colocan bombas, «posiciones vanguardistas para llamar la atención». De todos modos, ella destaca que los libertarios y también la FECh "tienen una forma de organización horizontal, que consiste en la colaboración de todos, no hay una voz centralizada, un dirigente que puede hacer y deshacer para darse gustos".
La FECh en conjunto con la FEUC apoyó la huelga de los trabajadores de la Clínica San Carlos de Apoquindo y eso les sirvió para reivindicar demandas más amplias que la sola reforma estudiantil. "Hay una estructura heredada de la dictadura -dice Melissa- que al igual que el sistema educacional restringe las posibilidades de negociación, de sindicalización o el reemplazo en las huelgas. Por eso, las negociaciones colectivas no sólo buscan un aumento de salario, sino exigir una ley que favorezca a los trabajadores".
Para Cristián Vivar (Sintec) el anarquismo está aprovechando el espacio que dejó el PC en el mundo sindical al plegarse al Gobierno. "Nuestra relación con esos partidos de la izquierda más clásica tiene que ver con las cosas que ellos no han hecho", sostiene Vivar. "Estamos dispuestos a cambiar esta relación de poder que existe hoy. Venimos del bajo mundo, no pudimos estudiar pero estamos trabajando por una soberanía popular", indica y dice que todas sus lecturas de autores de izquierda fueron autodidactas.
Otro grupo que avanza hacia los sindicatos es Tendencia Juventud Revolucionaria (TJR), que también desarrolla actividades con los estudiantes secundarios. Según su vocero, Emilio Brasi, ellos se conformaron en 2011 durante las marchas en contra de la reforma educacional.
"Seleccionamos a los sindicatos con los que trabajamos. Ya apoyamos al sindicato de trabajadores del AIEP, porque vamos en contra de la burocracia sindical de la CUT", indica Brasi, quien además detalla que el grupo principal de militantes de TJR proviene de liceos y universidades privadas del centro de Santiago.
¿El resurgimiento de los anarquistas en el mundo sindical podría tensionar las relaciones entre los trabajadores y los empresarios? El subsecretario del Trabajo, Francisco Javier Díaz, no lo ve con preocupación. "El movimiento sindical chileno tiene ya una centenaria tradición de diversidad política e ideológica. Ha habido en él sectores de centro, de izquierda, socialistas, comunistas, anarquistas, sectores cristianos, entre otros. Sin embargo, esa cultura política ha convivido con una cultura sindical muy acendrada, esto es, una cultura de negociación, de consolidar avances, de situarse en la realidad concreta más allá de cualquier ideologismo", sostiene. Por lo mismo, adviere que "es difícil instrumentalizar al movimiento sindical, porque a fin de cuentas, los dirigentes se deben a sus bases. Hay mucha sabiduría en los sindicatos".