Cuenta que tras subir el monte más alto del mundo se sintió "imperfecto y mediocre. El vacío fue muy grande".
"Mucha gente cree que no ejerzo la medicina y está equivocada. Yo comencé a estudiar medicina a los 4 años".
El mundo de Mauricio Purto es una vorágine de historias de montañas y expediciones. Resulta extraño verlo en la ciudad, su imagen clásica de un tipo alto, barbón y de pelo largo y suelto -casi hippie , pero más rockero, como se autodefine musicalmente- no cuaja en medio de esta urbe capitalina.
Para nadie es un misterio su enorme trayectoria escalando las más altas cumbres del mundo, siendo el Everest su proeza con mayor resonancia. Fue precisamente esa cima lograda en 1992 la que, paradójicamente, impuso en Purto un vacío que recién comenzó a llenar este año, con la creación de un nuevo proyecto llamado Fundación Cumbre.
A través de ella, el médico del deporte aplica los valores de la montaña al trabajo social, apoyando en la rehabilitación de jóvenes drogadictos. Les enseña la disciplina con que se sobrevive en las adversidades de la vida.
¿Cómo llegó su vida a dar esta vuelta?
En 1990, Purto sumaba dos cumbres sobre los ocho mil metros, algo jamás logrado hasta ese momento en este lado del globo. "En ese instante llegué a entender que esto podía ser fácil y es ahí cuando te das cuenta de que estás en un estado de maestría que crees que durará mucho, pero no es así...".
-¿Cuando llegó al Everest, sintió que había llegado al máximo de esa maestría?
-La verdad que no, me sentí imperfecto y mediocre. De hecho, después del Everest el vacío fue muy grande. Traté de buscar lo más extremo, como subir más "ochomiles". Hice cuatro, que es un récord no superado en América Latina. Pero sentí que mis Everest son otros.
-Simbólicamente, imagino.
-Es aquí donde hago patente mi idea de que el deporte es medicina y la montaña, a cualquier nivel, hace bien. Comencé a llevar gente a las montañas con fines terapéuticos, aplicándolo a personas estresadas, pero ahora estamos llevando a jóvenes que están en situación de calle y drogadicción de la comuna El Bosque. Debe ser una de las cosas más lindas que me ha tocado vivir. Son personas de entre 15 y 30 años, adictos a la pasta base, apoyados por una comunidad evangélica. Esto les sirve como apoyo para el resto de los tratamientos.
-¿De qué manera les ayuda?
-Les baja los niveles de angustia y ansiedad. El método consiste en deporte aeróbico en contacto con la naturaleza, caminatas. Luego trabajamos relajación de la mente y nutrición consciente. Este método lo vamos a repetir a través de un proyecto nuevo llamado Fundación Cumbres, que apunta a jóvenes en riesgo. Esta idea fue implementada por un psiquiatra en Cracovia, que fue embajador de Polonia en Chile (Jan Ryn), que ocupaba este método para tratar a traumados de guerra y luego a adictos. Yo tomé la idea y la estoy implementando. Estas son personas disfuncionales, que no tienen cómo ganarse la vida y que no están protegidas. Creo que esta Fundación es mi nuevo Everest.
-¿Cómo han reaccionado los jóvenes ante este nuevo método?
-Muchos se han reinsertado positivamente y han dejado de llenar con drogas sus desequilibrios emocionales, que es lo que hacen los adictos. Se han sensibilizado, han respondido mejor y han aumentado su porcentaje de rehabilitación. Hoy trabajamos con 24 jóvenes y me encantaría llegar a tener 200 en tres o cuatro años.
-¿Esto te llena ese vacío que dices que te dejó la cumbre del Everest?
-Absolutamente, ahora entiendo por qué mi papá les regalaba un sándwich de queso y bebida a los muchachos que entrenaban box en el gimnasio Echaurren. Lo querían mucho y él se nutría de ese cariño. Precisamente, lo más hermoso que me ha pasado es recibir el amor de esta gente que está en problemas y saber que yo les puedo ayudar, porque además tengo calle; me crié en Melipilla y eso me permite interactuar y entenderme muy bien con ellos. Me llena contar historias de montaña y saber que con ellas la gente puede sanarse. El trabajo sembrado desde los 90 hasta ahora, en esos dos sentidos, ha cambiado mucho nuestra cultura de montaña. Estoy muy orgulloso.
Purto no para de viajar. Se podría decir que está de paso por Chile luego de cuatro expediciones. Una de ellas duró tres meses, entre Nepal, Tíbet y la India, luego estuvo dos meses en Bolivia junto al chico reality Sebastián Roca, con quien también hizo un recorrido llamado Momias de Los Andes, "que se trata de conocer una ruta por los santuarios de altura entre el Cusco y Santiago, donde subimos dos montañas de sobre los seis mil metros", comenta Purto.
Luego estuvieron en Italia, donde escalaron rutas en el Monte Blanco; todas ellas en el marco del programa que tiene en TVN los domingos y que seguirá grabando en 30 días más.
Demás está recordar que la trayectoria deportiva de Mauricio Purto es amplia y galardonada, tanto por las cumbres y récords logrados en los más altos macizos del mundo (fue el primero en hacer 2, 3 y 4 "ochomiles" y el más joven en lograr las llamadas 7 Cumbres), como por liderar expediciones que también hicieron historia, además de su creciente carrera como documentalista.
