"Lo lamentamos por los turistas o quienes viajen, pero es el único recurso que tenemos", indicó vocera.
Rayados y daños menores quedaron en el aeropuerto tras la ocupación del sábado.
Foto EDUARDO BURGOS
La partida del nuevo aeropuerto de La Araucanía, en Freire (a 20 kilómetros de Temuco), quedó postergada hasta nuevo aviso.
Luego que el viernes la DGAC informara que la pista estaría operativa mañana, la tarde del sábado la comunidad vecina Fermín Manquilef se tomó la losa, reclamando compromisos incumplidos y la restitución de tierras ancestrales.
Durante la protesta hubo daños menores y rayados -como "Sin tierras no hay vuelos"- cuya reparación sería parte de los motivos para el aplazamiento. También la posibilidad de que en cualquier momento, y con aviones ya llegando, se produzca otra ocupación.
La movilización fue levantada el fin de semana tras la llegada del gobernador de Cautín, José Montalva, y el director nacional de la Conadi, Alberto Pizarro. Ambos se reunirán esta tarde con la comunidad. Montalva declinó referirse hoy al tema y en la intendencia que encabeza Francisco Huenchumilla, señalaron que el "encargado político de destrabar el tema" es el gobernador y la decisión de iniciar o no operaciones la toma el MOP.
El aplazamiento abre un nuevo frente a días de la interpelación al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, este jueves, por los hechos de violencia en la zona.
La vocera de la comunidad, Luz María Huincaleo, asegura que "si no nos responden, estaremos en la pista. Mañana o cualquier día. Lo lamentamos por los turistas o quienes viajen, pero es el único recurso que tenemos", afirmó.
La comunidad -de cien familias y unas 800 personas- hoy vive en 38 hectáreas. Reclaman 5 mil hectáreas por un título de merced que data de 1909. Gran parte hoy son fundos de las familias Salchy y Heller Solari.
Conadi dice que la comunidad cumple los requisitos y hay contacto con dueños, pero no pueden obligarlos a vender.
"El Estado usurpó entonces y entregó a colonos, y ahora compró al triple para construir el aeropuerto", afirma Huincaleo. "Nosotros vivimos a 500 metros de una pista que costó millones de dólares y muchos no tienen luz. Es una vergüenza".
En el aeropuerto, dice, hay incluso un rehue, altar sagrado que no pueden usar.
"No nos oponemos al desarrollo, pero que sea para todos", indica la vocera. Hoy piden las casi 4 mil hectáreas que no fueron usadas para el terminal aéreo, además de mitigaciones como caminos, agua potable, luz y aislación acústica para sus casas.