El 27 de julio vence plazo para que todos tengan alarmas y cámaras.
El número de cajeros automáticos sigue disminuyendo. Sólo entre los meses de marzo y abril recién pasados la cifra de dispensadores cayó en 119, de 8.563 a 8.444 a nivel nacional.
Ello, según las últimas cifras entregadas en su página web por la SBIF (Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras). El actual número de aparatos implica que hay 847 menos que en igual mes del año pasado. Similar decrecimiento se vive en la Región Metropolitana, con 391 aparatos menos en el mismo período (ver tabla).
Esta situación se produce mientras el Gobierno sigue conversando con los bancos para aumentar las medidas de seguridad en los dispositivos. Hace poco las instituciones financieras pidieron que se extienda el plazo para aplicar las disposiciones incluidas en el decreto 222, emitido en octubre del año pasado.
Debido a esa normativa, el 27 de julio todos los cajeros debieran contar con alarmas y cámaras de alta definición monitoreadas en línea, pero la banca ha apelado a "dificultades por disposición logística" y pide dos meses de prórroga.
El próximo martes se reunirán con la subsecretaría del Interior y el OS-10 de Carabineros, a cargo de la fiscalización. Conocedores de las gestiones señalan que hay disposición para acoger la ampliación del plazo, pero "a cambio de otras mejoras. La idea es que los bancos sean copartícipes de la seguridad pública", dicen.
El decreto señala también que quienes no cumplan arriesgan multas de entre 5 y 100 ingresos mínimos mensuales.
En octubre en tanto, vence el plazo para que el 30% de los cajeros ya cuenten con todas las exigencias: anclaje al suelo o a la estructura en que se ubican, además de una o más de las medidas adicionales, que son empotramiento, blindaje y entintado de billetes en caso de robo. Esta última es la opción más resistida por la banca, que afirma que plantea dificultades para la carga de los aparatos o el cambio del dinero si este se mancha por error.
Por su parte, desde las instituciones bancarias afirman que menos cajeros no significa peor servicio, ya que hoy no sería tan necesario contar con efectivo ante la masificación del pago con tarjetas.
