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Aparecen más familias que sospechan que en los 70 y 80 les robaron sus guaguas

Una de ellas ya recibió el apoyo de tribunales, con la orden entregada para investigar a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI. En otro de los testimonios se habla de una monja que habría actuado dolosamente en el Hospital Barros Luco. Y en un tercer caso, el sufrimiento de un padre parece no tener fin. 

por:  La Segunda / Marjory Miranda O.
viernes, 13 de junio de 2014
Rojas Cavieres

La hija del matrimonio Rojas Cavieres muestra la foto de la monja acusada.


Foto Claudio Cortés

Fue el ministro de la Corte de Apelaciones Mario Carroza, especialista en causas de Derechos Humanos, quien por primera vez los escuchó en serio.

Se trata del matrimonio formado por María Rojas y Hernán Cavieres, quienes aseguran que en 1984 tuvieron mellizos en el Hospital Barros Luco y que una monja les negó verlos, argumentando que habían fallecido y que ni siquiera podían sepultarlos.

Las dudas de la pareja aumentaron tras conocer las denuncias contra el sacerdote Gerardo Joannon (actualmente investigado) y el fallecido ginecólogo Gustavo Monckeberg por supuestas adopciones irregulares que habrían ocurrido en clínicas privadas durante los años 80. Y finalmente decidieron presentar una querella por sustracción de menores.

El magistrado -que ayer recibió una nueva querella por ese delito, que habría ocurrido en el hospital de Buin- ordenó a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI incautar la ficha médica de los mellizos nacidos en el Barros Luco y solicitar antecedentes al Registro Civil.

La acción legal fue presentada el lunes por el abogado Cristian Letelier y el senador Alejandro García-Huidobro (UDI), quienes han recibido más denuncias. "Se trata de personas que ahora están tomando la decisión de que se investigue porque antes, cuando pasaron los hechos, no tuvieron opción, eran muy jóvenes, no tenían la situación económica para hacerlo o por temor. Ellos llevaron ese dolor durante mucho tiempo y creo que ahora tenemos la obligación ética y moral de ayudarlos para que la justicia investigue", dijo el senador.

Para el abogado, en tanto, "ya no podemos estar sospechando, sino más bien presumiendo que había todo un tráfico de criaturas recién nacidas, sobre todo de madres del sector rural de Santiago".

La Segunda recibió el crudo testimonio de tres familias que creen haber vivido en el engaño.

Su mujer dio a luz en el Hospital Barros Luco:  "Yo acaté no más" 

Con la cabeza gacha y los ojos llorosos, Ernesto Baltierra intenta describir la impotencia y la culpa que siente por la suerte que corrieron sus mellizos (una niña y un niño) nacidos en octubre de 1977, en el Hospital Barros Luco.

Su historia comienza con un embarazo en pleno pololeo cuando su pareja (quien prefiere no ser identificada) tenía 17 años y él, 19. Sólo cuando su mujer cumplió cinco meses se enteró el resto de la familia y "a la mala", se casaron. Un mes después, nacieron los niños que nunca conocieron.

"Ella no recuerda mucho, nosotros vivimos todos estos años el luto y eso nos ha afectado. Cuesta hacer volver los recuerdos. Nacieron en la noche, a las 12.05 el varón y la niña a las 12.09. En ese tiempo uno no entraba al parto, sólo podía ir de visita a la mañana siguiente. Llamé como a las 7.30 del día siguiente para saber cómo estaban y me dijeron que bien", cuenta el hombre.

Pero el panorama cambió cuando llegó a la antigua maternidad del Barros Luco, donde lo llevaron a una sala, y "me dijeron que el niño había muerto en la noche y la niña en la mañana. Quedé paralizado, no sabía qué hacer".

Baltierra dice que nunca le entregaron nada, y que tampoco preguntó. "Me dijeron que los niños tenían que quedarse para hacer observaciones y saber qué les había pasado. El hospital estaba lleno de militares y no se podía preguntar mucho, era otra época y yo acaté no más. Nuestras familias no estaban con nosotros, estábamos como adormecidos con la noticia. No nos pasaron los cuerpos, ni papeles o certificados y eso nos pareció normal".

Es precisamente esa actitud la que pena en la cabeza de este hombre, que con la voz entrecortada reconoce que "hoy me cuestiono por qué no reclamé, por qué no luché por saber más, por qué no exigí papeles o sus cuerpos para darles sepultura. Con mis hijos (tuvo otros tres con su esposa) soy súper regalón, los crié mamones, ultra protector, ahora los miro y pienso por qué no actué así en ese momento".

- ¿Piensa que los mellizos están vivos?

- No lo sé, pero ahora tengo más dudas que certezas, porque hay cosas que pasaron y que no calzan. Nosotros vivimos el duelo, pero la culpa de no haber hecho algo me hace querer buscar respuestas.

La historia había quedado sólo en el ámbito más íntimo de la pareja, pero hace tres días decidieron compartirla con sus otros tres hijos. "Nos dijeron que siguiéramos adelante, que nos apoyaban".

- ¿Tiene miedo de lo que pueda venir ahora?

- Sí, me da miedo que si los mellizos están vivos, reaccionen mal, porque no los peleé en el hospital. O que estén bien y nosotros irrumpamos en sus vidas. Tal vez no quieran saber de nosotros. Pero también me da rabia, porque si están vivos es porque alguien se los robó y eso no puede quedar así. Por ahora lo único claro es que quiero saber la verdad, independiente de cuál sea.

En la maternidad Carolina Freire: "Lo entregaron en urna sellada" 

Este entrevistado no quiere que se conozca su identidad, sólo que habla a nombre de la familia Osorio Rojas, los apellidos que hoy tendría la guagua que supone le fue usurpada.

Según cuenta, "cuando empezó a surgir esta información de que había adopciones ilegales, vi que entre las clínicas involucradas estaban la Santa María y la Carolina Freire, y que los casos habían ocurrido a partir de 1975. Ahí pensé que era curioso que fuera esa maternidad, donde yo, uno de mis hermanos y también mi hijo, nacimos. Además, uno de los médicos involucrados en las adopciones irregulares del caso Joannon, Eduardo Keymer (ya fallecido), es el padrino de bautizo de mi hermano".

Su hijo, relata, nació en octubre del año 78. "Luego de un embarazo completamente normal, mi señora entró a la maternidad el día 14. El 15 la operaron, porque no daba para parto normal, el niño había medido 49 centímetros y pesado 3 kilos y fracción. Después me dijeron que estaba grave porque venía con asfixia fetal o alguna cosa de ese orden. Me preguntaron si lo quería ver y me mostraron una guagua a través de vidrios difuminados, no pude verle la cara, pero me llamó la atención que tenía una respiración agitada, y que no estaba conectado a ninguna máquina pese a lo mal que se suponía que estaba. Y al otro día me dijeron: "Señor, su guagua falleció". Al rato una enfermera me dijo que como estaba tan mal, lo había bautizado una doctora y le pusieron Juan Pablo".

Agrega que con esa información se quedó, "porque yo tenía solo 25 años y mi señora 22. A esa edad uno no reacciona en situaciones tan complejas".

Mas tarde fue que empezó a cuestionarse lo ocurrido. Una hermana le dijo que había visto a su hijo en la morgue de la clínica, pero que no tenía ningún brazalete identificatorio y que al vestirlo para el sepelio, "lo había encontrado muy grande para 49 centímetros. Incluso cuando después me entregaron la urna venía sellada, y estaba muy liviana. Es muy curioso que sellaran el ataúd, eso sólo se hace en casos muy específicos, como que el fallecido esté muy deteriorado. Es curioso".

No fue todo: "Una hermana mía me dijo que había participado en el bautizo de mi hijo, y que no lo había hecho personal de la clínica, sino que el sacerdote Gerardo Joannon. Mi hermana lo conocía, porque era habitual verlo en la Carolina Freire y además se distingue porque es grande y tiene los dientes separados".

El hombre conserva aún el certificado de defunción, donde no aparece causa de muerte de su bebé.

Los recuerdos y las dudas no lo dejan tranquilo: "Uno nunca termina el duelo. Ahora mi hijo estaría cumpliendo 36 años. A lo mejor estoy completamente equivocado, pero los antecedentes me dicen que a lo mejor no. Y si hay que llegar a una exhumación, estoy dispuesto, para saber si mi hijo falleció. Pero a lo mejor el niño que está ahí no es el mío".

Matrimonio busca a sus gemelos nacidos en el Barros Luco: "Mis niños están vivos en alguna parte" 

El carnet de control maternal es el único registro que tienen María Rojas y su esposo Hernán Cavieres para respaldar la existencia de sus hijos gemelos, que aseguran nacieron el 27 de julio de 1984, en el Hospital Barros Luco.

Pese a que a primero le dijeron que estaban bien en sus incubadoras, al día siguiente del parto les informaron que ambos niños habían fallecido, y nunca más los pudieron ver.

Incluso, asegura este matrimonio, el personal médico no les quiso entregar los cuerpos y los echaron del hospital cuando fueron a reclamar.

Pero ellos siempre dudaron de esa versión. "El corazón de una madre no miente, yo siempre he sentido que mis niños están vivos en alguna parte, y los voy a encontrar. Voy a llegar hasta al últimas consecuencias, para lograr la verdad", dice María, que diez años después de perder a sus dos bebés, tuvo a una tercera hija, la cual hoy la acompaña en su dura lucha.

El matrimonio vive actualmente en una pequeña casa en Olivar Bajo, VI Región. La voluntad para volver a buscar a sus hijos les surgió tras conocer las historias que aparecieron en el marco de las adopciones irregulares. Y decidieron llegar hasta la justicia.

- Una amiga me dijo que los casos se parecían a mi historia. Se me llenaron los ojos de lágrimas porque era como revivir todo lo que pasé. Ahí mi presentimiento de que mis hijos están vivos se hizo más grande y supe que tenía que hacer algo.

Se casaron cuando María tenía 15 años y Hernán Cavieres 18. A los dos meses supieron que tendrían gemelos. Cuando María cumplió los siete meses de embarazo, le dijeron que el parto sería pronto, por lo que debió partir al Hospital de Rengo, donde vivía en aquella época.

- Llegamos y me dijeron que me tenían que trasladar a Santiago al Hospital Barros Luco. Como era chica, fui no más. Cuando tuve a los niños, los escuché llorar, a los dos. Me los pusieron cerca para verlos. Había como cinco personas alrededor y un doctor alto se me acercó y me dijo: 'Quédate tranquilita porque nacieron en perfecto estado, prematuros pero están bien'. Eso hasta la madrugada cuando llega una monja y me dice: 'No hagas escándalo ni drama, ni llores. Tus hijos murieron'.

Su esposo, Hernán, relata que a la mañana siguiente "llego al hospital y pregunto por mis niños. Había cuatro personas y una monja y me dijeron que habían muerto en la noche. Les pedí los cuerpos para hacerles un funeral y me respondieron: ¿Para qué los quieres? Entre reclamos míos y retos de ellos me dijeron que tenía que firmar un papel, que no tengo idea para qué era. En ese entonces tenía 19 años y me asusté mucho. Luego de eso me echaron. A los días siguientes nos fuimos del hospital con las manos vacías".

El matrimonio volvió infructuosamente al hospital en tres ocasiones.

En una oportunidad, relatan, llegó a su casa una pareja de carabineros que "venían con un papel donde decía que había abandonado a mis hijos en el hospital. Les dije que habían muerto y ellos insistieron que no. Uno me dijo 'Anda a buscarlos, tus guaguas están vivas en el hospital'. Fuimos altiro con los papeles de los carabineros y cuando llegué, me reclamaron por estar ahí otra vez. Un doctor se puso a retar al resto porque habían enviado esos papeles a la policía.

- ¿Recuerda el nombre de esos médicos?

- No. Me llevaron allá sólo para el parto. Unicamente me acuerdo de la cara de la monja. Nunca la voy a olvidar, su actitud bruta al darme la noticia de que mis hijos estaban muertos.

- ¿Qué busca con las acciones que ha iniciado?

-Quiero que aparezcan mis hijos y que responda el hospital, (llorando), porque lo que me hicieron fue la más grande de las maldades. También me gustaría decirles a esos papás que los criaron, que se pongan en mi lugar, que les revelen cómo los obtuvieron. Nosotros somos gente de pocos recursos, y mis hijos tienen derecho a saber. No tengo rencor, lo único que le pido a Dios es que se apiade de ese matrimonio, porque algún día van a tener que rendir cuenta.

Tomando el carnet de maternidad agrega: "Mira, ponen que fue aborto gemelar encefálico, y no fue así, porque yo los parí, los escuché, ellos están vivos".

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