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Aníbal Palma, el "pibe" de la resistida ENU Ministro de Educación de Allende le envía "consejos" a Nicolás Eyzaguirre para que no fracase

Rostro del programa emblemático de la Unidad Popular para cambiar la educación cuenta su experiencia. "No sacamos nada con terminar con el lucro, con que la enseñanza sea gratuita. Si no se mejora la calidad, ¿de qué democracia me hablan?"  

por:  Lilian Olivares Fotos: César Silva
viernes, 11 de abril de 2014
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Ser ministro de Educación es como bailar con la fea de la fiesta. Lo sabe, sobre todo, Aníbal Palma Fourcade.

"El pibe" (así le decían) se convirtió en la cara de la resistida "ENU" (el proyecto de Escuela Nacional Unificada) en tiempos de la Unidad Popular. Salvador Allende lo nombró en 1972. En las marchas de entonces, los estudiantes cantaban: "Quisiera ver a Palma colgado de un farol, con media lengua afuera, pidiéndonos perdón"; y quienes lo defendían entonaban: "Al ministro de Educación no lo sacan ni a cañón".

Lo recuerda el mismo Palma a poca distancia de La Moneda, en la calle Teatinos, donde tiene su oficina de abogado en asuntos civiles, comerciales, laborales y de familia.

Pelo largo y minifalda


Han pasado 42 años. El ex ministro de Educación y ex ministro secretario general de Allende sigue atento el devenir político. Ha sido quizás uno de los funcionarios de gobierno que han experimentado más directamente el estrepitoso fracaso de un proyecto de reforma estructural de la enseñanza en Chile, que estaba en el programa del Presidente socialista.

Al ministro Nicolás Eyzaguirre le corresponderá presentar ante el Congreso la reforma educacional que estaba en el programa de la Presidenta socialista Michelle Bachelet. ¿Qué consejos le daría Aníbal Palma para que no fracasara en el intento? Se lo fuimos a preguntar.

Cuando se paraba frente al ventanal del séptimo piso del Ministerio de Educación a mirar las manifestaciones, pensaba: "Yo era más feliz cuando estaba abajo". Había sido dirigente estudiantil activo; comenzó a militar en el Partido Radical a los 17 años.

Su momento de suerte lo tuvo cuando, siendo subsecretario de Relaciones Exteriores, en abril de 1972, coincidieron la conferencia de la UNCTAD en Chile y la de la OEA en Washington. Como el canciller Clodomiro Almeyda debía presidir la UNCTAD, mandó a Palma a Washington, donde el tema central de debate eran los informes de la ITT.

-Yo leí un excelente discurso, preparado por un equipo de personas; entre ellos, el ministro Almeyda. Y al terminar, golpeé la mesa y dije: ¡Chile exige respeto a su soberanía! Se produjo una ovación.

-Y de seguro al poco tiempo lo llamó Allende para ofrecerle el Ministerio de Educación.

-Eso fue en abril, y en mayo o junio del 72 me llamó el Presidente.

Sucedía en el cargo a Alejandro Ríos Valdivia, un profesor octogenario que tenía dificultades con los estudiantes porque se oponía al pelo largo y a la minifalda, cuenta. En su primera conferencia de prensa como ministro de Educación, fue el primer tema que le preguntaron. Y él respondió que lo había estudiado y no encontró nada que señalara que había una relación entre el largo del pelo y el de la falda, con el rendimiento escolar. De modo que no tenía problemas con eso.

Entonces era joven, Aníbal Palma. Dice que en una ocasión le tocó ir a un liceo y debió cruzar todo el patio frente a unas 800 alumnas que le gritaban "mijito rico", "mi amor", y cosas así. Era el lado dulce del cargo. En la otra vereda estaban las tomas y retomas de los colegios, con notables grados de violencia, incluyendo el secuestro de una mascota apodada "Palmita" en cuyo lugar apareció una gran mancha de sangre. La perra finalmente apareció y fue reconocida por una dirigenta de la toma que le había pintado la flecha de la Falange en una pata.

Todo esto abría un nuevo flanco de ataque al gobierno: la falta de autoridad. Palma recibió la instrucción de desalojar con la fuerza pública. No quiso hacerlo.

-Mi tema era que si se desalojaba un colegio con Carabineros, nunca más íbamos a tener a un joven defendiendo al gobierno y al Ministerio de Educación.

Y los defensores cada vez eran menos.

Le presentó su renuncia al Presidente, pero Allende le dijo que primero resolviera el conflicto. Aníbal Palma cuenta que después de solucionarlo habló por televisión y dijo que si la superación del tema pasaba por su renuncia, él lo hacía en ese momento. Partió entonces donde Allende y el gobernante de la Unidad Popular le dijo que, puesto que había resuelto el tema, se quedaba.

"Dicté el Decreto de Democratización de la Enseñanza"


No pasó mucho tiempo cuando volvió a renunciar, esta vez en forma definitiva, para presentarse a las parlamentarias del '73. Cumplió su objetivo, que era ganarle a Baltra (quien representaba a los radicales que se habían separado del gobierno), pero no pudo contra Carlos Altamirano (PS) ni Volodia Teitelboim (PC). Estando de vacaciones en Buenos Aires le avisaron que Allende lo nombraba su vocero de gobierno. Lo demás es historia sabida: para el golpe lo tomaron preso y estuvo en la Isla Dawson. Cuando se restableció la democracia, partió como embajador a Colombia y luego a Costa Rica. A partir del 2000 se dedicó a ejercer como abogado. Hoy no es radical, sino que pertenece al socialismo renovado; tiene dos hijos (de 48 y 40 años) y está casado en terceras nupcias.

"La educación no puede ideologizar"


-¿Conoce a Nicolás Eyzaguirre?

-Sí, pero no mucho.

-¿Qué debería hacer él para que esta reforma sea aprobada en el Congreso?

-Lo que está haciendo: diálogo con unos y otros.

-Según los estudiantes secundarios, sólo está escuchando sus demandas, porque no les plantea cómo se concretará la reforma .

-No veo en los planteamientos de los estudiantes una cosa ideologizante, sino una genuina preocupación por mejorar la educación.

-Pero algunos están hablando de cogobierno estudiantil...

-No voy a opinar de eso.

-¿Por qué no?

-Mire, yo creo que no es necesario el cogobierno, pero sí la participación. Lo digo con conocimiento de causa: Cuando fui ministro de Educación dicté el famoso Decreto de Democratización de la Enseñanza.

-Que fue muy polémico, que establecía la participación de los alumnos en los consejos de profesores.

-Podían participar en los consejos los presidentes de los centros de alumnos, con derecho a voz y a escuchar.

-¿Usted cree que es bueno eso?

-¿Por qué no? Si hacían el rol que les corresponde. Cuando se reúnen los profesores no es sólo por problemas de ellos; también por problemas de los estudiantes. Entonces, ¿por qué no va a ser lógico que también estén los estudiantes representados?

-¿Cree que el momento está para desmunicipalizar, ponerle fin al lucro y hacer un nuevo trato del Ministerio de Educación con las universidades estatales?

-Fin al lucro... el lucro se produjo cuando vino el traspaso de los colegios a las municipalidades.

-Si hubiera una buena educación, ¿sería para usted un problema que algunos lucraran?

-Claro, porque es una forma irregular de obtener recursos al margen de la ley.

-O sea, le aproblema que algunos se financien con parte de aportes estatales y más encima ganen plata.

-No, es que significa que esa plata no la están invirtiendo; se la están echando al bolsillo y la subvención es para dejarla en el colegio.

-¿Y cree posible la gratuidad total?

-La gratuidad de la enseñanza viene de comienzos del siglo XX y se mantuvo en gobiernos de derecha, de centro y de izquierda...

-Cuando la población de universitarios era de un 0,05%.

-Está bien. Pero escuche otro argumento: ¿El país no ha crecido?

-¿Le parece bien que la gratuidad incluya incluso a los más ricos?

-Mire, ser rico o ser pobre no puede significar que unos tengan más y otros tengan menos, que unos reciban más y otros menos. Aunque sean ricos, ¿por qué van a recibir una educación distinta?

-Una de las críticas que se hace es por qué el Estado no va a subsidiar a los pobres si optan a una universidad privada. ¿Es que los pobres no pueden elegir?

-Es que no puede subvencionarlos a todos. Aun más, ni el lucro ni la gratuidad es el tema más importante. El más importante, el más grave y el más difícil de resolver es la calidad de la enseñanza. Porque la gratuidad la puede conseguir con impuestos; el lucro lo puede frenar con mayores controles; pero la calidad de la enseñanza es más discriminatoria que el dinero.

Dice que el programa ENU tuvo dos grandes problemas:

-Fue un proyecto que tuvo una presentación desafortunada, en un momento inoportuno porque se había llegado a un grado de polarización que hacía imposible conversar y no nos escuchábamos. Nunca se discutió desde un punto de vista técnico, sino político.

Y fue desafortunada la presentación, explica, porque decía que el objeto de la ENU era formar al hombre nuevo en la sociedad socialista.

-La educación no puede ser instrumento de ideologización, porque eso significa vulnerar un factor fundamental de la democracia. Yo tengo derecho a ser marxista y alguien tendrá derecho a ser liberal.

-De colega a colega, ¿qué le recomienda a Nicolás Eyzaguirre?

-Que persevere en la política de diálogo con todos los sectores, buscando las soluciones que más permitan avanzar a un sistema educacional más justo y democrático. Pero ese diálogo no puede ser indefinido.

-¿Y después qué? ¿Por dónde empieza? ¿Por la prebásica, la secundaria, la universitaria?

-Yo creo que hay que enfrentarla en su totalidad.

-Pero usted dijo que más discriminatorio que todo era la calidad de la enseñanza. ¿Habrá que partir por eso?

-Ese es el punto más trascendente y de mayor urgencia. No sacamos nada con terminar con el lucro, con que la enseñanza sea gratuita. Si no se mejora la calidad, ¿de qué democracia me hablan?

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