Responsable de su desaparición asegura que desde un comienzo "la idea era que no permaneciera". El artista francés saltó a la fama luego de estampar sus colores en el Muro de Berlín, como protesta.
Los rostros alargados ya eran un ícono del barrio.
Un mural azul con seis caras alargadas, de perfil, con gruesos labios y de llamativos colores. En sólo cuatro años, se había convertido en un sello del bohemio barrio Lastarria (Santiago), a un costado de la Plaza Mulato Gil de Castro. Hoy, sin embargo, ya no está.
Era obra del afamado muralista francés Thierry Noir , quien en la década del 80 fue uno de los primeros artistas en pintar -como forma de protesta-, el Muro de Berlín. Sus características figuras son reconocidas (y aplaudidas) en todo el mundo.
El de Chile lo pintó en noviembre de 2009 en el marco de su visita al Museo de Artes Visuales y estuvo ahí hasta que, para espanto de artistas y urbanistas, fue demolido por la construcción de un hotel "boutique".
Rodrigo Vera , coordinador del área Teoría e Historia del Diseño de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, sostiene que el mural de Noir "valorizaba el espacio público y enfatizaba esa condición cultural que tiene el barrio, hasta pudo haber sido considerado como un ícono turístico, sabiendo de quien era".
Y añade: "La figura de Thierry Noir en ese lugar simbolizaba la presencia de un lenguaje político y visual, vinculado a un contexto particular de la historia universal (...) Estaba ahí, era público, era gratis y se destruyó".
Vera cree que más que mala voluntad, la destrucción del mural tiene que ver con la ignorancia: "Prefiero pensar que su demolición es más una falta de conocimiento antes que una falta de voluntad. La gente que está detrás del proyecto del nuevo hotel dice que será un lugar que va a prestar un espacio público al barrio. Entonces es ilógico que un hito tan importante como era el mural lo hayan destruido. Era mucho mejor mantenerlo que botarlo, lo lógico era sacarlo, porque es una cosa que estructuralmente se puede hacer. Quizás se pensó que era un mural más, otro grafiti".
Sin embargo -y tal como cuentan los responsables de su desaparición- siempre estuvo presupuestado que el mural tendría corta vida.
Eso es lo que dice el arquitecto Rodrigo Errázuriz , uno de los gestores del Hotel Cumbres de Lastarria, hoy en construcción, cuyas obras rompieron la colorida muralla.
Así lo explica: "Cuando el Museo de Artes Visuales estaba buscando un lugar para que este muralista pintara, me llamaron a mí, me preguntaron... y yo les dije sí, pero les dije que tenía que ser por poco tiempo, porque ese muro se iba a botar por un proyecto inmobiliario. Con esa condición fue. Pudieron haberlo puesto en otro muro, incluso dentro de la Plaza Mulato Gil si querían que permaneciera, pero la idea original era que no permaneciera".
-Son muchos los que echan de menos la obra de Noir...
-¡Claro! Uno se encariña, yo también me encariñé con ese mural, me dieron ganas de dejarlo, pero nosotros ya decidimos dejar una tremenda fachada que fue carísima mantener, porque esa es una zona de Conservación Histórica. Pero lo del mural era imposible. Estaba en un muro que, estructuralmente, era imposible moverlo sin que se rompiera. Esa es la verdad".
Lorena es el nombre de la bailarina y cuentacuentos que ayer, vestida de verde, se amarró a un árbol de calle Merced como protesta ante su inminente tala. "Me da mucha pena que la junta de vecinos le haya dado permiso a este hotel (The Singular) para cortarlo y hacer una entrada de autos. Por eso quiero salvarlo. El nos da vida, oxígeno, amor", explicó.
Con la ayuda de Jonathan Vera , director de la escuela de ballet «Degas», reunió 550 firmas para pedir al Municipio de Santiago que proteja el árbol. "Firmó hasta la cantante Nicole, que es vecina del barrio. Vamos a dar la pelea para proteger las áreas verdes".
