Al menos 6 meses de roces es lo que antecede el "quiebre de confianzas" entre las universidades privadas y estatales del Consejo de Rectores (CRUCh), que hizo público ayer el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez.

La jornada no fue grata. Sobre todo porque la tarde del miércoles estuvo 4 horas (junto a los rectores de los otros 8 planteles privados del CRUCh) analizando las implicancias de manifestar de manera pública sus desconfianzas.

"El Consejo siempre ha tenido distintas sensibilidades en su interior y, hasta ahora, habíamos sabido manejarlo... pero este tema del trato preferente para las universidades estatales gatilló esta situación. Y no hablamos sólo de un tema económico o de financiamiento basal, hablamos de la relevancia que se le otorga a los planteles", dice.

-Siempre han existido esas diferencias, ¿cuándo se comenzó a gestar esa molestia más profunda?

-Hace unos 6 a 8 meses, cuando aparecen entrevistas de las estatales con las pre-candidaturas presidenciales. Allí entregaron documentos donde enfatizan ese trato preferencial. Luego de ello, en una sesión del CRUCh en Iquique, les dije qué mal que no hicimos esto en conjunto , porque lo ideal era haber hecho un solo documento como CRUCh. Ellos respondieron que ya estaba hecho.

"Mandé mails... pero no me contestaron"

Ante esa respuesta, cuenta Sánchez, los 9 planteles privados con aporte estatal (todas las Católicas, de Concepción, Santa María y Austral) decidieron sacar su propio documento que entregaron a los candidatos presidenciales.

Un segundo episodio se vivió cuando salió electa la Presidenta Bachelet: "Durante 3 o 4 semanas le planteo al rector Aldo Valle (líder de las estatales) que hagamos propuestas conjuntas, como CRUCh, al nuevo gobierno. Le mandé 4 o 5 mails, un par de llamadas telefónicas a él y a Juan Zolezzi (rector Usach y presidente del CRUCh)... pero nunca contestaron".

En ese ambiente, dice Sánchez, comenzaron a aparecer declaraciones del rector de la U. de Chile, Víctor Pérez, con fuertes críticas a las universidades privadas y su relación con el lucro.

-No es grato que a uno lo pongan en un saco donde no hacen las diferencias correspondientes, porque no todas las privadas son iguales. Vino una conversación personal con el rector Pérez y un mail diciéndole esto, pero no hubo ninguna respuesta satisfactoria.

Sánchez asegura que hizo varios esfuerzos para evitar el quiebre: "En el verano tuvimos almuerzos con Aldo (Valle) y Juan (Zolezzi) y muchas conversaciones para ver cómo nos poníamos más de acuerdo, pero llegaron las vacaciones y quedamos que en marzo partiría una nueva etapa".

-Pero en marzo mandaron cartas por separado al ministro...

-Claro y el ministro Eyzaguirre recibió primero a las estatales. El tiene toda la libertad para hacerlo, pero creo que lo lógico era recibir primero al CRUCh. Y fue en esa reunión que le entregaron un documento que desconocíamos, que no sólo es pro estatal sino que es excluyente de todo el resto de las universidades, incluyéndonos a las que estamos trabajando con un sentido de misión país muy fuerte. Cuando uno siente que está mirado en menos, y es vapuleado cada cierto tiempo... molesta mucho.

-Usted habló de quiebre de confianzas y doble estándar...

-Y lo refrendo. Es doble estándar que digan una cosa y se haga otra. Aquí hay deslealtad también al CRUCh porque todos sus integrantes debemos hacer todo lo posible para funcionar bien.

-¿Qué viene ahora?

-Hay que dejar pasar unos días para que unos y otros reflexionemos sobre lo que pasó. No planteamos retirarnos del Consejo, estamos diciendo que era grave lo que estaba pasando. Todos los integrantes del Consejo debemos hacer el máximo esfuerzo para reconstituir esas confianzas.

"No fue fácil"

Admite que hubo sorpresa y pesar dentro de la sesión, sobre todo cuando (tras dos horas de franca discusión) anunció que haría pública la molestia ante la prensa.

"Qué lástima" le respondió uno de los rectores estatales presentes.

-Otras veces hemos tenido discusiones y hemos concordado que no se informe externamente. Pero esta vez les dije que lo haría público porque en los últimos 6 meses he hecho todos los esfuerzos en privado para que esto se solucione y no ha sido así.

-¿Cómo reaccionaron?

-Con sorpresa, pesadumbre, malestar. Y nos dijeron que no era eso lo que ellos querían hacer, que no fue algo buscado. Fue duro, pero si algo hubo en esas dos horas fue franqueza y trasparencia por lado y lado. No fue fácil plantear un tema así de duro, sobre todo si soy el dueño de casa, pero debo representar de la mejor forma a estas 9 instituciones que le hacen muy bien al país.

-¿Hubo alguna autocrítica?

-Poca. El común denominador fue que no hubo intención, pero no escuché que alguien dijera si hemos cometido este error, disculpen . Incluso hubo gente que dijo que el trato del Estado con ellos debía ser tanto o más preferente que el planteado.

-¿Las estatales no tienen derecho a que su dueño las trate mejor?

-Claro, pero hay derechos y deberes que cumplir. El Estado debiera exigirles calidad y eficiencia. Y si hay falta de recursos para lograr esa eficiencia, debiera ponerlos, pero no todo se arregla con más recursos. Algunas universidades tiene esos recursos, pero el problema es cómo se gestionan. Entiendo que el Estado debe entrar en ese diálogo mayor, no puede dejarlas abandonadas, pero tampoco pasarles recursos y decirles hagan lo que quieran .

-¿Cuál es el temor de ustedes al nuevo trato?

-Que el aporte que estamos haciendo no sea reconocido, apoyado y estimulado por el Estado. Y si ese aporte no se entiende bien, el temor es que ese aporte ya no se entregue.

-¿Que les quiten el aporte basal, por ejemplo?

-Una cosa es el financiamiento y otra cosa es la capacidad de concursar, es el acceder a fondos públicos.