En un total de ocho audiencias desfilaron los 26 testigos que presentó el fiscal Cristián Paredes en contra de Celestino Córdova Tránsito. Algunos relatos han sido desgarradores. El juicio por la muerte del matrimonio Luchsinger MacKay —quienes fallecieron calcinados en su casa de la granja Lumahue, en enero de 2013— finalizará la próxima semana, una vez que la defensa del imputado haya desplegado su estrategia. Los delitos por los que está acusado el dirigente mapuche tienen el carácter de terrorista, por lo que el Ministerio Público aspira a conseguir presidio perpetuo calificado para el comunero. ¿Cuáles son las mejores pruebas con las que cuenta el Ministerio Público?
Foto La Segunda
LA NOCHE DE LA DETENCION
Vital para la fiscalía de La Araucanía resulta la declaración que efectuaron el jueves 6 de febrero el carabinero Luis López y el cabo segundo de la misma institución Alejandro Rivera, quienes detuvieron a Córdova en las cercanías de la casa del matrimonio asesinado.
Durante su relato, ambos funcionarios describieron en detalle la situación en la que se encontraba el machi (quien estaba herido), por dónde pretendía huir y qué escuchaban mientras seguían en la penumbra al sujeto que se daba a la fuga: según su palabras el comunero “se quejaba”.
“Estaba lesionado a la altura del abdomen y dijo que no iba a declarar porque era mapuche”, recordó López. ¿Cuánto pesará esa declaración en la decisión del tribunal? Eso está por verse.
Durante una de las audiencias de la semana pasada declararon los funcionarios de la Dirección de Inteligencia Policial (Dipolcar) de Carabineros, Omar García y Manuel Barros. Ambos llegaron como refuerzos a las inmediaciones de la granja Lumahue, en Vilcún, la madrugada del crimen. Tras arribar al lugar —y confirmar que ya había un detenido (Córdova)—, salieron en busca de otros posibles implicados. Así, mientras revisaban las inmediaciones del fundo “Las Vertientes”, propiedad de uno de los hijos del matrimonio, vieron la sombra de un individuo.
“Esta persona se encontraba arrodillada al costado de un galpón. Cuando trepé el cerco se incorporó, y me apuntó con una escopeta”, recordó García, quien se soltó de la reja a la que se había subido, cayendo junto al carro policial que era conducido por Barros. El episodio demostraría, a criterio de la fiscalía, que el incendio se debió a un ataque intencional perpetrado por más de una persona.
El análisis que realizó la PDI al polen de papa encontrado en los zapatos del machi se ha transformado en una suerte de “piedra angular” para la fiscalía. Y es que según ha expresado el Ministerio Público durante las extensas audiencias, se trata de “la prueba definitiva” que sitúa a Celestino Córdova en las cercanías de la granja Lumahue, minutos después de que la vivienda del matrimonio Luchsinger MacKay comenzara a arder.
Es más: al término de algunas jornadas, el fiscal Paredes ha comentado en los pasillos del centro de justicia de Temuco que —pese a que la defensa del acusado ha insistido en que en toda la región hay tubérculos sembrados— el machi fue detenido en Vilcún, a sólo 1.300 metros de la casa de las víctimas, por lo que es “evidente” que atravesó el sembradío de papas aledaño al fundo del atentado.
“Mi conclusión es que la lesión fue producto de la acción de un proyectil de arma de fuego corta”, afirmó la médica del Servicio Médico Legal (SML), Viera Barrientos, durante la audiencia del 7 de febrero. Fue ella quien examinó a Córdova mientras permanecía en la unidad de enfermería de la cárcel de Temuco.
Su declaración ha sido destacada por la fiscalía, pues respalda la tesis de que Werner Luchsinger intentó defenderse con la pistola marca Browning, calibre 7.65, que era de su propiedad y con la que habría herido al machi.
Ese mismo día el arma fue exhibida a los magistrados, quienes vieron cómo el perito balístico de la PDI, Cristián Lizama, la empuñaba... mientras explicaba que había estado expuesta a más de 400 grados Celsius y que en su interior fueron encontrados restos de vainas y proyectiles.
Tras la detención de Córdova, la policía allanó su casa. Ahí encontraron una serie de artículos y prendas de vestir... entre ellos, una chaqueta y un par de zapatos que fueron exhibidos el martes pasado al agricultor Pío Seco y su esposa, María Isabel Fourcade. Ellos reconocieron los atuendos, asegurando que eran los que vestía uno de los sujetos que los atacaron la noche del 22 de diciembre de 2012 en el fundo Santa Isabel (Cajón).
Pese a que en el momento del violento ataque —que incluyó golpes y amenazas— Córdova habría estado encapuchado, la mujer reconoció su mirada cuando lo vio en el tribunal. “Son sus mismos ojos, los mismos a los que le pedí y rogué que no me hiciera daño”, dijo Fourcade, entre lágrimas.
Para el Ministerio Público, la declaración es muestra inequívoca de que el machi participó en el atentado por el que también está siendo juzgado.
