"Ya no soy un hombre libre. Me fueron a sembrar el miedo, el pánico, el terror a mi propiedad. Tengo miedo, soy un ser humano. Mi familia lo tiene... Me cagaron la vida".

El testimonio es del agricultor Pío Seco, y fue así como resumió el cambio que sufrió su vida tras la noche del 22 de diciembre de 2012, cuando nueve hombres ingresaron a su casa en el Fundo Santa Isabel, ubicado en el sector de Cajón, comuna de Vilcún (Región de La Araucanía). La declaración fue entregada hoy durante el juicio contra el machi Celestino Córdova, quien está imputado por el crimen del matrimonio Luchsinger MacKay, pero también por el atentado contra la familia Seco Fourcade.

Durante su exposición, el agricultor relató los golpes y amenazas que recibió él y su familia. Los sujetos rociaron combustible en su vivienda y sobre tres vehículos... y les prendieron fuego.

Según Seco, quienes perpetraron el ataque "son personas locas, que luchan por un ideal que no existe". Y agregó: "Somos todos chilenos, el que quiere algo se lo pide a la justicia, no la aplica por sus propias manos".

Durante la audiencia de hoy el testigo reconoció la chaqueta que vestía Celestino Córdova la noche en que fue detenido en las cercanías de la Granja Lumahue, de propiedad de la familia Luchsinger. Según dijo es la misma que portaba uno de los atacantes que irrumpió en su vivienda: "Es la casaca que yo vi, lo puedo asegurar en un 100%".

Antes de retirarse de la sala, la víctima del atentado afirmó que pensó en reconstruir la casa, que tenía más de 100 años: "Mi esposa no me dejó porque quiere esperar a ver si estos locos desaparecen del país".

Visiblemente afectado, Seco dijo que visita el lugar ocasionalmente: "Pero tengo temor de ir solo, me asusta porque estas personas son vengativas. Posiblemente en cualquier momento hagan otro acto contra mi familia o contra mí".