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El camino de Celestino para convertirse en machi: Dejó el colegio en medio de "revelaciones"

Reserva del imputado es compartido por la comunidad que lidera: "Vamos a resguardar su intimidad y la nuestra", afirman.

por:  Fernando Duarte M./La Segunda
viernes, 07 de febrero de 2014
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-¿Su nombre completo?

-Celestino Cerafín Córdova Tránsito.

-¿Edad?

-27 años.

-¿A qué se dedica?

-Soy machi.

-¿Estado civil?

-Soltero.

-¿Lugar donde vivía antes de su detención?

-En la comunidad Chicahual Córdova.

Esa es toda la información que ha salido de la boca del comunero mapuche, quien el lunes pasado -y tras más de un año de investigación por parte de la fiscalía- comenzó a enfrentar el juicio por incendio terrorista con resultado de muerte por el que arriesga 40 años de cárcel.

Su hermetismo volvió a quedar en evidencia durante la primera jornada del juicio donde se revisó la muerte del matrimonio Luchsinger MacKay, cuando le indicó escuetamente al presidente del Tribunal Oral de Temuco, Luis Sarmiento, que no daría ninguna declaración: "Me acojo a mi derecho a guardar silencio", sentenció.

Pero no sólo él ha cultivado la reserva. Sus familiares han hecho lo mismo, aun cuando a diario lo acompañan en las audiencias del juicio oral. Hasta allí llegan vestidos con sus atuendos, luego de recorrer los al menos 40 minutos que alejan su casa (ubicada al sureste de Temuco) de los pies del cerro Ñielol, donde se emplaza el tribunal de esa ciudad.

En las afueras del edificio, y en medio de fuertes medidas de seguridad, se reúnen con otros mapuches de las comunidades que van a apoyar a Córdova: la Temucuicui, Wente winkul mapu, Lleupeco tres cerros y Juana Millahual. Juntos hacen rogativas en favor de su referente espiritual.

El actual vocero de la comunidad, Sergio Painemil, explica que mientras no termine el proceso judicial no se referirán a la vida de Córdova ni abrirán las puertas del sector que alberga a su comunidad.

La ex vocera de Córdova, Kelv Tranamil, explica que la determinación responde a la disciplina interna de la comunidad: "Y la decisión que hemos tomado ha sido resguardar su intimidad y la nuestra".

Una ruca entre las casas de las madres de sus hijos

Celestino es hijo de Segundo Córdova Nahuelpán y María Tránsito Painemil. Nació el 20 de septiembre de 1986 en el seno de una familia compuesta además por otros diez hermanos.

Al igual que ellos, hizo su enseñanza básica en la Escuela San Martín de Porres, que está ubicada a cerca de un kilómetro de la casa que lo vio crecer -ubicada en el sector de Lleupeco, comuna de Padre Las Casas- y donde hoy viven su madre y tres de sus hermanos.

En esa misma zona se emplaza la comunidad Chicahual Córdova, de la cual él es líder espiritual y médico mapuche de la zona.

Allí, Celestino tiene dos casas (una al lado de la otra) donde viven las madres de sus cuatro hijos: Luisa Marilaf (su actual pareja) y Tatiana Córdova.

En medio de ambas viviendas de madera, instaló una ruca donde realiza las acciones propias de su labor como machi.

La zona en que vive es calificada como particularmente conflictiva. Prueba de ello es que gran parte de los apoderados de la escuela (casi todos mapuches) participaron en 2010 en una huelga de hambre que involucró a más de 30 comuneros, para lograr el desestimiento -por parte del gobierno- de querellas en su contra por delitos terroristas. Y lo lograron.

"Algunas personas que viven en el sector han participado en cortes de tránsito, han lanzado 'miguelitos' en la ruta e incluso han sido sospechosos de participar en quemas de predios aledaños", advierten fuentes policiales.

No es fácil llegar al lugar. Hay que dirigirse a la comuna de Padre Las Casas y tomar el enlace a Vilcún, un camino totalmente pavimentado, que en uno de sus tramos finales -donde es frecuente encontrar camiones aljibe repartiendo agua a las comunidades- se ramifica en sucesivas bifurcaciones de tierra. Una de ellas, la que va al oriente, es la que lleva al sector Lleupeco Catrileo.

Sueños y revelaciones a los 15 años

Corría el año 2002 cuando Córdova finalizó sus estudios primarios. No era un alumno brillante, pero se destacaba (además de ser corpulento) por ser extrovertido.

Su infancia fue de fuertes carencias materiales, ya que vivían todos hacinados en una sola casa. Además, su padre no tenía un trabajo estable.

Así llegó al liceo La Granja del sector de Cajón, ubicado a 12 kilómetros de Temuco; pero a poco andar (agosto de ese mismo año) abandonó la secundaria. Ya entonces comenzó a desarrollar su liderazgo espiritual en la comunidad. No sólo encabezaba ceremonias religiosas, sino que además decía tener sueños y revelaciones, por lo que se puso bajo la tutela de una machi antigua para seguir sus enseñanzas espirituales.

"Dejó los estudios de lado por una cuestión religiosa. Terminó su preparación espiritual y se transformó en el machi de su comunidad, realizando diversas ceremonias y ritos", explican cercanos, quienes agregan que pese a no tener estudios completos, dictó un par de cursos sobre salud ancestral en la Universidad Católica de Temuco en 2010 y 2011.

Lo anterior, tal vez siguiendo los pasos de su padre, quien fue asesor intercultural en la misma casa de estudios y que falleció atropellado en junio del año 2012 en la ruta que une a Padre Las Casas con Vilcún.

Con él tenía una relación compleja. En más de una ocasión se trenzaron a golpes delante de su madre y el hecho terminó en un cuartel policial cuando Celestino -a la edad de 20 años- presentó una denuncia por lesiones leves.

El gran punto de conflicto en ese tiempo, explican cercanos, era el consumo de alcohol del machi lo que lo hacía perder autoridad frente a los mapuches.

"Pero su actitud cambió y de a poco comenzó a ganarse el respeto de la comunidad a la que pertenecía", agregan quienes le conocen. Ello partió poco antes del 2009, cuando empezó a acercarse a líderes de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y se resistió a un control de identidad policial, por lo que quedó con una orden de aprehensión por ocultación de identidad.

No fue hasta ese año que su nombre apareció en los registros de inteligencia, sobre todo cuando comenzó a sostener encuentros con líderes operativos y simpatizantes de la CAM como Luis Sergio Tralcal Quidel y José Tralcal Coche.

A ello sumó continuas visitas a los denominados presos políticos mapuches detenidos en la cárcel de Temuco, el ir a numerosas audiencias en contra de los comuneros detenidos y encabezar rogativas en su favor.

Desde el banquillo de los acusados, Córdova hace sentir su autoridad espiritual, porque en la cultura mapuche los machis no pueden ser cuestionados ya que su poder proviene de una fuerza superior.

Por ello -explican cercanos- aparece en el juicio cubierto por una capa blanca con azul y un tocado de pluma en su cabeza. "Los simbolismos que entrega son potentes para nuestra cultura", admiten.

Por ejemplo, cada vez que entra a la sala busca comuneros y los saluda con el puño en alto, usa su charu (vaso de greda mapuche) para tomar agua y evita verse humillado. Ejemplo de ello es que ayer, cuando se anunció que se exhibirían fotografías suyas el día de la detención, donde aparecía semidesnudo y herido, solicitó retirarse de la sala.

Su mensaje desde la cárcel: "No buscamos su falsa paz, lucharemos por nuestras tierras"

Así reza parte del mensaje que Celestino Córdova envió desde la cárcel -mediante sus voceros- al resto de la comunidad mapuche a mediados de junio pasado, cuando se convocó a una marcha por su liberación.

En esa oportunidad, una de sus voceras aseguró en medio de la protesta "el mensaje de nuestro machi que dice que ante la invasión resistiremos los embates del capitalismo y del Estado chileno que cuida sus intereses, y ante la persecución política armada y policial habrá resistencia y lucha frontal".

Luego agrega: " No queremos paz, queremos nuestras tierras y nos sobra sangre para defenderlas. Hoy día el llamado es a luchar, a tomarnos los espacios que nos corresponden. Tenemos los espíritus ancestrales con nosotros, por lo tanto hoy día es tiempo de recuperar lo que nos pertenece".

Córdova agregó un mensaje al Estado, latifundistas y forestales: "No buscamos su falsa paz, lucharemos por nuestras tierras. Hay sangre de sobra para defenderlas. Si nuestros campos se llenan de sangre será por la ocupación de nuestros territorios ".

Después apeló al pueblo mapuche: "El llamado es que aunemos fuerza, somos nosotros los que nos tenemos que unir. Mapuche, no dejes de luchar contra la policía y el Estado capitalista. A ellos no les interesan nuestros intereses, a ellos les importa solamente tener su plata. Resistiendo contra los forestales, los latifundistas, resistiendo contra las represas, contra las hidroeléctricas, la policía, las leyes, los aeropuertos y el capital. Resiste mapuche y lucha de frente que aún somos un pueblo. Resiste y lucha de frente que somos un pueblo-nación. ¡Marichiweu!".

 

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