Cultura/Espectáculos
Compartir | | Ampliar Reducir

Cristina Tocco, actriz: "Planeo ser una viejita sexy"

Transita gloriosa y relajada por una cincuentena bien asumida y mejor cuidada. Es más pequeña y frágil de lo que se ve en la tele, y desde su luminoso departamento de Vitacura dirige la productora que trabaja para una sola estrella: Cristina y sus proyectos. Ordena su vida en torno a su hijo de 18 años y a un novio con el que viene llegando de Buenos Aires... y con quien, a veces, se quiere casar.  

por:  Rebeca Araya Basualto
sábado, 25 de enero de 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
jQuery Carousel

Si usted Googlea a nuestra entrevistada, encontrará un añoso artículo de revista en el que anunciaba: "Estoy enamorada y quiero casarme". Allí presentaba a un novio -que no es el actual- y aseguraba estar a punto de dejar su departamento de soltera para iniciar una vida de pareja.

-¿Complicada con los preparativos del matrimonio?

-¡¿Cuál matrimonio?!

-El que anunciaste hace años...

-¿Yo dije eso? (sonríe, coqueta) ¿Dónde lo dije? Noooooo, querida, ¿para qué me voy a casar, si estoy muy bien así? O a lo mejor me caso, nadie me lo ha propuesto últimamente.

Enciende un cigarro, ofrece una bebida, se ríe un poquito y cambia el tema a su mayor preocupación por estos días: la obra "Deseo", cuyos derechos compró en España y que estrenará a mediados de año con un elenco de cuatro actores.

Ella, que siempre ha sabido aprovechar su imagen de seductora, está buscando papeles que estén a tono con sus años, pero que le permitan proyectar ese encanto que sabe es su gran capital.

-¿Cuándo descubriste que eras linda?

-Linda, yo no soy. Soy sensual y, de joven, decía '¡Esta mierda no me va a dejar hacer carrera!' Tampoco trabajé lo contrario, porque tonta no era y me di cuenta de que ser atractiva me daba un nicho de trabajo. En Chile eso fue evidente, pero me complicaba. Hasta que lo incorporé a mi vida. Hoy entiendo que si un productor necesita una actriz para un rol dramático, yo no voy, pero me buscará porque soy la 'vieja rica'.

Pragmática, reflexiona sobre la etapa en que proyecta su carrera:

"No intento hacer a Chéjov. Pero, de a poquito, voy hacia lugares donde me puedo sentir más satisfecha como actriz, sin apoyarme en los atributos de sexy. Lo de sexy, ojalá me dure hasta viejita y despierte fantasías en los jovencitos, que creen que somos el kamasutra ambulante. Eso me da risa, me produce una gran ternura y me parece bien".

Eso sí, aunque parecen estar de moda, a ella no la convence mucho la idea de los "boy toys", porque "soy muy celosa, muy insegura. Cuando era jovencita salía con hombres mayores. Ahora, a los mayores tendría que ir a buscarlos al cementerio".

Santiago en los 80

Hija menor de una familia de inmigrantes italianos que llegó a Buenos Aires huyendo de las guerras, a los siete años perdió a su padre, dueño de una zapatería, napolitano y ferviente católico ("Supongo que si me hubiera visto de artista, lo mato de un infarto", reflexiona Cristina, divertida). Su madre quedó viuda a los 42 años y a cargo de tres niñas: Cristina, y sus hermanas de 10 y 15 años. Hoy, una de esas hermanas es psicóloga y la otra, licenciada en Relaciones Diplomáticas.

"Tras la muerte de mi papá, mi madre, una 'tana' (italiana) temible, se encerró en su casa, que era su mundo, y yo le contaba cuentos -relata Cristina-. Empecé a bailar en el Teatro Maipo y le contaba que era bailarina, pero no de una revista. Por lo demás, ella nunca fue a un teatro. Leía mucho, pintaba, le gustaba la música. No fue muy feliz, mi vieja".

En Buenos Aires estudió canto y teatro con dos grandes actores argentinos: Lito Cruz y Carlos Moreno. Desde la propia escuela fue enviada a la TV, participó en revistas musicales, hizo programas radiales y de a poco los estudios de teatro fueron postergados por la fascinación de un mundo que eligió desde niña. "No festejo haber abandonado los estudios, pero ganaron las luces y el placer de estar en escena", relata.

Llegó a Chile en 1986, invitada por la Teletón. Luego le propusieron quedarse para un music hall en el Hotel O'Higgins de Viña y la contrataron por un año en Sábados Gigantes.

"De allí no paré más -recuerda-. Un productor me dijo: 'En Buenos Aires hay muchas que hacen lo que tú. Acá, gente que actúe, cante, baile y se tome los espacios, hay muy poca'. Vi mi oportunidad y me quedé".

El Santiago que conoció entonces era muy diferente del actual, pero sobre todo muy diferente a la ciudad de donde ella venía: "Me faltaban los colores de Buenos Aires, los cafés, el ruido, la vida interminable de una capital que había salido hacía rato de la dictadura, mientras que ustedes comenzaban a vivir eso que llamaron 'la dictablanda'. La vida nocturna empezaba a reinventarse y los chilenos me llamaban la atención porque hablaban bajito, se vestían parecido, eran menos atropelladores y más atentos que los argentinos", rememora.

Reconoce que no fue fácil insertar aquí los códigos de mujer argentina joven y autónoma: "Mucho pelo, color, risa; mucha pechuga y mucho poto también... diferencias que me fueron limando los amigos, hasta encontrar un estilo más empático, que se adecuara mejor a mi deseo de abrirme un espacio en este país".

La empresa de la 'tana'

Como empresaria, se define como "una tana retrógrada, no sé trabajar con auspiciadores o financiamientos del Estado. Trabajo a la antigua, lo cual me da independencia, pero a la vez me limita".

Según ella, se trata de autogestionar su trabajo con principios muy básicos: no gastar más de lo que se gana, ahorrar, invertir con prudencia.

"Se me da bien el monólogo, me divierte y no tengo que repartir la plata, más allá de los técnicos que me apoyan -explica-. Pero no todo es dinero. Antes he trabajado proyectos colectivos y 'Deseo' responde a mi necesidad de entrar en el ejercicio de trabajar con otros".

El proyecto es un thriller con rasgos de humor, dice Cristina, "una obra que se disfruta mucho, mantiene la tensión permanente y deja por moraleja 'Ten cuidado con quién te metes. En la cama y en la vida'".

Su equipo de trabajo está constituido por "mi pareja, a quien no le pago y espero que no me demande; mi hijo (poco y nada), y mi prima Karina Tocco, única familia que tengo en Chile y que hace mis contabilidades".

Lleva tres años con el novio que ha integrado a su pequeño staff, aunque especifica que "no vivo en pareja, sino con mi hijo, que es mi gran amor y está primero que todo, porque lo esperé mucho tiempo, me costó mucho tenerlo y es la circunstancia más feliz de mi vida".

-¿Tanta autonomía no espanta pretendientes?

-Encontré uno que no se asusta. Creo que los hombres necesitan ser consultados, sentirse partícipes de tu vida y eso me gusta. No me complace cargar todo sola, inventarme, reinventarme, ser jefa de familia, hacer yoga, ir cinco horas a la peluquería. Me gusta apoyarme en mi pareja y conservo como dogma el que cuando llegue a casa, me encuentre bien vestida, peinada y arreglada. Soy muy autoexigente. Autogestionar mi vida es lo que se me dio y puedo compartirlo, siempre y cuando yo no invada ni sea invadida.

A su juicio, y con pocas excepciones, la televisión chilena es poco creativa y uniforme. Por eso tiene muy claro el aporte que ella puede hacer en ese árido panorama: "Naturalidad, falta de prejuicios, en términos de no censurar ni censurarme, que es el principio de toda buena conversación. Y sentido del humor, eso me conecta con la gente y me hace divertido vivir".

"Ojalá despierte fantasías en los jovencitos, que creen que somos el kamasutra ambulante. Eso me da risa y me produce una gran ternura".

Queremos conocerte. Por favor, responde esta encuesta.
Redes sociales
Redes sociales
Portada

Cerrar

img