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Piloto que capotó en Colina tenía más de 450 horas de vuelo: Era hijo y nieto de aviador

Sus compañeros del club aéreo no encuentran explicación al accidente. Recuerdan que Cornejo había sido encargado de mantenimiento de las aeronaves.

por:  La Segunda
lunes, 30 de diciembre de 2013

Cornejo tenía licencia hasta octubre de 2014. En el club sacaba a volar niños.


Experimentado, cordial y responsable. Así recuerdan sus cercanos a Juan Carlos Cornejo Andrade, el piloto del Cessna 182 que la noche del sábado capotó en el aeródromo La Victoria de Chacabuco, en Colina, falleciendo sus cuatro ocupantes.

"Tenía más de 20 años de experiencia. El se formó como piloto con nosotros", señala Patricio Cook, presidente del Club Universitario de Aviación.

"Era uno de los que más volaba. Nosotros sacamos a volar cada año a mil niños y él era el que más volaba porque le encantaba la aviación", recuerda.

El Cessna 182, una aeronave más avanzada, era de hecho la aeronave que más se ocupaba, señala Cook.

El motor y todas las piezas de estas avionetas son cambiadas cada 1.800 horas de vuelo y ésta había sido modificada hace poco, afirma.

Ingeniero de profesión, casado y padre de dos hijos, Juan Carlos Cornejo era oriundo de Castro, donde nació y se crió. Su abuelo fue fundador del club aéreo de Castro, y su padre uno de los primeros pilotos del lugar. El, pese a la distancia, también era socio activo.

 

"No tomaba"

 

Según Manuel Etchevers, actual presidente de ese club aéreo, "cuando tenía vacaciones o días libres, lo primero que hacía era venir para acá".

"Era una persona responsable, alegre, cordial, aficionado a tocar la guitarra. No tomaba, algo muy importante para ser piloto. La verdad, no nos explicamos qué sucedió", señala. "Los accidentes aéreos siempre tienen un misterio", agrega.

Cook recuerda que en el Club Universitario ocupó el cargo de Director de Materiales, es decir, quien "el que se preocupa de la mantención de los aviones", explica. Por eso, añade, "conocía perfectamente ese aspecto".

 

"Fue terrible"

 

Cornejo participaba del asado con que los socios del club celebran el fin de año con sus familias. Al término de la actividad realizaron vuelos cortos de unos 15 minutos. En uno de esos subió a la aeronave a Francisca Solís Silva (16); Sebastián Solís Silva (19) y Jaime Farías Bizama (19), pololo de la menor. Los dos primeros eran hijos de José Solís, otro socio del club con 30 años de experiencia.

Fue él quien desde tierra vio que salió humo de los motores y trató de avisar. Según testigos, la aeronave intentó regresar pero cayó de forma vertical en una viña y se incendió. Todo, ante la vista de los familiares de sus ocupantes.

"Estaban su señora y sus hijos. Fue terrible", recuerda Cook. "Nunca en nuestros 71 años de vida como club tuvimos un accidente de estas características".

Los cuerpos permanecen en el Servicio Médico Legal, donde intentan ser identificados por exámenes de ADN y odontológicos. Aún no se sabe cuándo serán entregados a sus familias.

Los familiares de Cornejo que viven en Chiloé viajaron el domingo hasta Santiago.

Según los registros de la DGAC, Cornejo tenía licencia de piloto privado vigente hasta el 20 de octubre del 2014, y hasta el 6 de octubre pasado acumulaba un total de 458,28 horas de vuelo.

Sobre la investigación que dirige la Fiscalía de Aviación, se informó que se retiraron del sitio del suceso el motor y la hélice de la aeronave siniestrada, para ser sometidos a pericias.

El resto del fuselaje, que no era requerido para la investigación, fue enterrado por los socios del club en el mismo aeródromo.

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