Discusión se da luego que la candidata Bachelet propusiera despenalizar la interrupción del embarazo en tres casos concretos.
En tres escenario se despenalizaría el aborto si es prospera la propuesta de la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet: si la vida de la madre está en peligro, si fue víctima de una violación o si el feto en gestación es inviable.
La definición de este último punto ha generado debate entre la comunidad médica, pues abre una serie de interpretaciones.
Para el médico y académico de la Universidad de Los Andes, Sebastián Illanes , "habitualmente se usa este término para designar las posibilidades que tiene el feto de tener una vida extrauterina (después del parto). Esta dependerá de su madurez fisiológica, la que se alcanza alrededor de las 24 semanas, o de la presencia de malformaciones que, dependiendo de su gravedad, harán más o menos viable a ese feto. Sin embargo, el que sea o no viable para la vida extrauterina no debe hacer olvidar que es ya un individuo desde su vida intrauterina, más o menos maduro, más o menos enfermo, pero individuo de nuestra especie al fin y al cabo".
En una visión distinta, la doctora y académica de la Universidad Diego Portales, Sofía Salas, explica que existen varias situaciones en que se da la inviabilidad. "Tal vez la emblemática se refiere al feto anencéfalo, es decir, ausencia de cerebro. Un feto con anencefalia es un feto inviable, o sea, que no resiste al parto y morirá o poco antes, durante el trabajo de parto o luego de nacer... Es en este contexto que en algunos países, se ha considerado la interrupción del embarazo en estos casos como una 'anticipación terapéutica' del parto", explicó.
Otras enfermedades conocidas son la Secuencia Potter (no se desarrollan riñones y pulmones) y alteraciones cromosómicas (trisomías 13 y 18). En este último caso, dijo, existe documentación de caso de sobrevivencia "luego del parto, de días, semanas e incluso meses, la cual es variable de caso a caso, siendo difícil determinar, a priori, qué feto logrará sobrevivir luego del parto".
Para Salas "el manejo actual en Chile es, en la mayoría de los casos de diagnóstico antenatal de malformaciones incompatibles con la vida, "conservador". Es decir, en varios centros de salud existe un equipo multidisciplinario que acompaña a la madre y a su familia durante todo el proceso hasta el parto, brindando apoyo espiritual, médico y sicológico".
Illanes, en tanto, destaca que "en los casos de fetos que son inviables para la vida extrauterina no necesariamente existe una patología materna que tratar, y por lo tanto, la interrupción del embarazo puede no tener justificación médica. Si existe una patología materna que ponga en riesgo su vida y ésta se ve agravada por el embarazo, los protocolos médicos de manejo actualmente vigentes en nuestro país autorizan la interrupción del embarazo".
Las propuestas de Bachelet ya habían sido discutidas en proyectos de ley e incluso en informes como el de Derechos Humanos que recientemente publicó la UDP y donde señalan que "la penalización vulnera, entre otros, el deber de garantía y protección de los derechos humanos de las mujeres a la autonomía; a la igualdad; a la integridad y seguridad personal".
Según este documento, pese a que es ilegal interrumpir un embarazo ante cualquier circunstancia, se estima que en la clandestinidad en Chile se realizan unos 70.000 abortos al año.
El senador PS Fulvio Rossi, miembro del comando de Bachelet, explicó que de los 256 mil embarazos que se registran anualmente en el país, sólo en un 2% de los casos se pueden dar los tres escenarios descritos en la propuesta.
"Por ejemplo, mil casos al año se dan de inviabilidad fetal, otros tantos son casos de riesgo vital materno y el resto corresponden a violación", explicó Rossi.
Actualmente hay tres proyectos que están en tramitación en la Comisión de Salud del Senado y apuntan a las mismas premisas de la propuesta de Bachelet: buscan despenalizar el aborto, siempre y cuando éste tenga fines terapéuticos (clínicamente probados), que el feto presente o se establezca clínicamente que presentará graves taras o malformaciones físicas o psíquicas; o cuando el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo del delito de violación o incesto.
En el caso de la inviabilidad del feto que plantea Bachelet, Rossi dice que "acá no estamos hablando de eugenesia, que consiste en querer seleccionar a los mejores, como personas altas, de ojos claros. Acá estamos hablando que cuando haya algún tipo de patología fetal donde se sabe que ese embarazo no es viable y que terminará con la muerte del feto, en esos casos, no se puede imponer, ni obligar a una mujer contra su voluntad seguir con su embarazo. Esa es una forma de tortura moderna", dijo. Agregó que en ningún caso se trata de terminar con la vida de un niño por tener una patología congénita como síndrome de down.
Según él, las interrupciones debieran hacerse antes de las 12 semanas de embarazo. " Hoy se habla de aborto cuando se interrumpe el embarazo antes de las 22 semanas. El programa de Bachelet no plantea este tiempo, son temas que hay que discutir.
