Informe será presentado mañana en el VIII Congreso Nacional de Investigación sobre Violencia y Delincuencia, organizado por Paz Ciudadana y 9 universidades. "Hay una especialización en el delito (...) Queda claro que el paso por la cárcel no es efectivo en corregir este tipo de conductas", advierte el autor del estudio.
"Hace dos años realizamos un primer estudio en la población adulta penitenciaria del país, donde se analizaba la reincidencia específica de quienes salían de la cárcel. Es decir, tomamos un delito de referencia y miramos si volvían por ese mismo delito sin considerar si cometían otro", explica Jorge Fábrega, autor del estudio y profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Para ello consideraron todos los presos que salieron de las cárceles el 2007, a quienes se les hizo un seguimiento de su comportamiento delictual durante 3 años.
"Ahora, con los mismos datos, ampliamos el análisis y miramos todos los delitos cometidos por esas personas en ese período para ver si tienen alguna especialización, es decir, ver qué tipo de delitos son recurrentes en su conducta".
Los resultados muestran que de los casi 17 mil presos estudiados, la mitad no es reincidente. Pero de los reincidentes, dice Fábrega, "un 65% tiene un comportamiento delictivo crónico y persistente, cifra que es mayor a la que se pensaba". Este grupo, vuelve a la cárcel una o más veces por el mismo delito.
Según las cifras, de los 8.500 reincidentes, cerca de 5.500 volvieron a la cárcel por los mismos delitos.
La cárcel no corrige
Al comparar los niveles de reincidencia de ambos estudios por tipo de delito, se ve un fuerte aumento en el caso de los hurtos "ya que pasa de 71% en la primera medición a un 90% en la segunda. El robo sube de 41% a 46% y otros delitos contra la propiedad (distintos a hurto y robos con violencia) aumentan de 26% a 44%".
Y agrega que al analizar los que reinciden tras cumplir una condena por drogas "pasamos de que de cada 10 que regresan a la cárcel, 5 lo hacían por delitos asociados a las drogas a que en realidad son 9 de esos 10".
Fábrega advierte que "el estudio muestra la existencia de especialización en el delito: quienes egresan de la cárcel y retornan por nuevas condenas, vuelven en su mayoría por el mismo delito que habían egresado. Queda claro que el paso por la cárcel no es efectivo en corregir este tipo de conductas ya que el 80% de las reincidencias ocurre los dos primeros años de libertad".
A su juicio, el mayor desafío es que "hoy las políticas de reinserción y prevención no están en el foco de las políticas públicas, porque la mirada está puesta en la penalización. La gente quiere penas más altas, pero debemos mirar alternativas a una mayor penalización en cárceles".
De hecho, dice, "cuando uno mira la procedencia de quienes delinquen se puede detectar que muchos de ellos viene de las mismas zonas de Santiago o de regiones, lo que habla que hay problemas no resueltos en esos lugares que terminan en conductas delictuales".
Parlamentarios: "Se ha manejado mal el tema"
El tema ha sido uno de los principales flancos de críticas que ha debido enfrentar el Gobierno, incluso de sus propios parlamentarios.
El senador Alberto Espina (RN), dice que "se ha manejado mal el tema y se ha avanzado muy poco. Este es el gran talón de Aquiles de este gobierno y de los anteriores. En rehabilitación se ha hecho poco o nada y es un círculo vicioso. Si no trabajamos en rehabilitación, es imposible disminuir la delincuencia porque al final el delincuente que cae preso, cumple su pena o sale antes por algún beneficio y vuelve al mundo delictual".
Para el parlamentario "ha sido una batalla imposible de ganar: hay que inyectar muchos más recursos al sistema para lograr que más reos se rehabiliten, pero es muy difícil de lograr... hubo una pelea muy grande con la Dirección de Presupuestos por esto".
El diputado Felipe Harboe (PPD) agrega que estos resultados demuestran que "las penas de cárcel, sobre todo para delitos de hurtos, no está actuando como disuasivo para los delincuentes".
Señala que "no hay un programa a largo plazo, es decir a más de cinco o siete años, de reinserción de los condenados. No hay un seguimiento ni acompañamiento para las personas que salen de la cárcel, para ver si encuentran un trabajo, por ejemplo. Es más, nuestras propias leyes las que no permiten la rehabilitación ya que en ningún organismo del Estado se puede contratar a alguien que ha pasado por la cárcel".
Hoy el subsecretario de Prevención del Delito Cristóbal Lira, si bien reconoció las falencias en los programas de rehabilitación, dijo que se están haciendo esfuerzos por mejorarlos. Y uno de los puntos, dijo, es modificar los requisitos de contratación para permitir que organismos públicos empleen a personas que hayan pasado por la cárcel.
