Sólo durante este año tres escuelas y cuatro cabañas han sido incendiadas. Casi no quedan casas de veraneantes y los residentes habituales temen represalias si hablan de lo que ocurre. Alcalde de Tirúa: "Quieren desestabilizar la gobernabilidad en la comuna, porque me toca dirigirla".
"Este lunes tenía mi debut, pero no fue así", se lamenta Carlos Rojas mientras camina entre los restos aún humeantes del colegio donde ha educado por 30 años. Esta semana se convertiría en su director, pero la madrugada del día en que debía asumir, un incendio arrasó por completo con la escuela intercultural "Mapudungún", en el sector de San Ramón, en Tirúa (VIII Región).
Todo el edificio, que tenía menos de diez años de construido, quedó convertido en escombros, incluyendo la sala de computación, fotocopiadoras, una biblioteca con 6 mil volúmenes y las aulas de los 260 alumnos de prekínder a octavo, el 80% de ellos de ascendencia indígena.
No es el primer incidente de este tipo en la zona: este año han quemado tres escuelas en Tirúa. En la vecina Contulmo cuatro cabañas -la última hace menos de un mes- corrieron igual suerte. En mayo también las llamas inutilizaron maquinaria forestal. Y en Cañete, a fines de julio, dos carabineros fueron heridos por perdigones al salir de la comunidad Nicolás Calbullanca.
Las tres comunas en torno al apacible lago Lleu Lleu viven días complejos. A diferencia de otras veces, la mayoría de las acciones no han sido reivindicadas, por lo que empezaron a surgir todo tipo de teorías al respecto. Aunque este tipo de atentados no son nuevos en la zona -el año pasado antiguos propietarios de cabañas de veraneo aseguraban que ya iban 30 destruidas por el fuego en el último quinquenio- hay inquietud por lo que parece ser una nueva escalada.
Es la otra "zona roja" del conflicto mapuche, distante a menos de 200 kilómetros de Ercilla, en la IX Región.
En Contulmo se instaló la desconfianza
Hay dos cosas que enorgullecen a los vecinos de Contulmo: La belleza del lago Lleu Lleu -"el más puro de América Latina"- y la seguridad de su comuna. "Acá puedes dejar la casa sin llave, el auto sin alarma y no te va a pasar nada", comentan.
Pero los últimos hechos han instalado en muchos la desconfianza. En especial hacia las comunidades mapuches de la zona. "Reciben tierras, becas, pero ¿por qué sólo ellos? Si todos somos chilenos", se queja un lugareño, que pide no dar su identidad.
Eduardo vive hace más de dos décadas en la ribera del lago. Desde que hace cinco años vio el incendio de la cabaña que cuidaba su cuñado, afirma que este tipo de atentados no ha cesado. "No quieren dejar tranquila a la gente", señala. "Y uno que tiene niños chicos, da susto".
La mayoría de los afectados son propietarios que pierden lugares de veraneo totalmente equipados. Entre los restos de la cabaña de más de 100 metros cuadrados quemada el mes pasado aún se vislumbran los restos de una cocina, un refrigerador y todo tipo de mobiliario.
De forma extraoficial, la policía plantea que los atacantes se moverían en botes y que han utilizado acelerantes para quemar las viviendas. El móvil sería desocupar tierras aledañas a las que hoy ocupan algunas comunidades. En el pueblo la mayoría de las miradas se dirigen a la comunidad Juana Millahual, en el vecino sector de Rucañanco (ver recuadro). Pero hay quienes tienen otras versiones, como el propio Eduardo. "Yo conozco a los cabros (de la comunidad). Yo creo que es gente que viene de Tirúa, de esos lados", afirma.
"Lamentablemente éstos no son hechos aislados", señala el alcalde de Contulmo, Diego Ibáñez (PS). "En años anteriores en el sector del lago ha habido otros incendios de cabañas y hasta el día de hoy las investigaciones no han arrojado nada", acusa.
Sin embargo, a su juicio, "el común denominador acá es sindicar mañosamente a las comunidades mapuches. Existe una suerte de estigmatización con los pueblos originarios, sobre todo en la provincia de Arauco". Eso sí, reconoce que "evidentemente pueden existir grupos más radicalizados que están en el "no" por el "no". Y con ellos hemos intentado buscar lineamientos comunes", señala.
El problema es que el tema ha dañado la imagen de una zona que tiene en el turismo uno de sus principales ingresos. "No podemos ser ilusos y desconocer que esto afecta", admite el edil.
Un funcionario municipal comenta que esta zona "no tiene nada que envidiarle a Pucón o Villarrica, y podría ser mucho más turística si no tuviera este tipo de problemas".
Ibáñez además critica las políticas en la materia, en especial el Area de Desarrollo Indígena (ADI) porque considera que todo se hace desde Santiago. "Y tampoco se hace cargo de la recuperación de tierra, que es el principal foco de conflicto. Todo eso quedó en manos de Conadi".
Alcalde de Tirúa: "Estas cosas alteran el ánimo"
En Tirúa, la sensación de temor es parecida. El jueves de la semana pasada, mientras en Temuco quemaban dos camiones tras la muerte del comunero Rodrigo Melinao, en esa comuna había bloqueos de rutas, que se repitieron la noche del viernes. Y el fin de semana fue quemada la escuela del sector San Ramón.
Una comerciante sufrió rayados en su local en esas protestas previas. Las consignas, a favor de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), siguen ahí. "Prefiero dejarlo. Que me digan que apoyo la causa, porque si lo pinto, lo más probable es que me lo quemen", afirma.
Tras el incendio, en el patio de la escuela también aparecieron rayados alusivos a las demandas de grupos mapuches radicalizados. "El viernes no estaban ahí", asegura su director.
Y agrega que por los desórdenes de los días anteriores, dejaron la luz del colegio cortada. Así, dice, es imposible atribuir el incendio a un cortocircuito o una falla eléctrica.
El alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur (independiente), es un dirigente lafkenche. Ocupó el mismo cargo entre 1996 y 2008.
Dice que "aquí no hay problemas de convivencia interna, pero estas cosas alteran el ánimo. La gente comienza a preguntarse a quien tiene al lado". Como sostenedor de los tres colegios quemados, todos municipales, anuncia que la próxima semana presentarán una querella contra quienes resulten responsables.
Afirma que "es un móvil político el que está detrás de esto. Desestabilizar la gobernabilidad en Tirúa, porque me toca a mí dirigirla". Los favorecidos, señala, serían "sectores que quieren instalar otra forma de relacionarse con los mapuches".
Para la autoridad, el problema de fondo es la precaria relación del Estado chileno con las comunidades. "Hace sólo 130 años que existe el Estado de Chile en este territorio, y su lógica y forma de actuar siempre ha sido de postguerra. No ha habido una paz de las partes, y las relaciones son con desconfianza".
Dueña de cabaña quemada: "Este es un problema terrorista"
En torno al lago hoy casi no es posible encontrar cabañas habitadas. La empresaria forestal Mónica Streeter (oriunda de Concepción) tuvo una, pero se la quemaron hace siete años.
-Yo llegué a la zona en la década del 80 y construimos seis cabañas en una hectárea junto a parejas amigas. Con el pasar de los años llegó a haber unas 40 o 50 en torno a todo el lago -construyó gente de la zona, de Temuco, de Santiago-, pero ya no queda nadie. Nos echaron a patadas.
Asegura que "todo partió cuando al señor Aylwin se le ocurrió decir que Chile tenía una deuda histórica con los mapuches. ¡Y yo no tengo una deuda con nadie! Ahí comenzaron los incendios y después todos los gobiernos se han lavado las manos. A mí nadie me ha indemnizado porque tengo un terreno y no lo puedo usar. Nosotros los últimos años veraneábamos con el Gope dando vueltas. Y no puedo volver a construir, porque nos van a volver a quemar. Pero en la zona donde nosotros estábamos había gente buena. Por eso digo que esto no es un problema mapuche, sino de terroristas".
