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Ella no es LUISA LANE (... y yo tampoco soy Clark Kent)

Elizabeth Trovall tiene 23 años y trabaja para el Santiago Times, un periódico con noticias chilenas escritas en inglés. El domingo, después del debate de TVN, sacó la voz para interrogar al candidato Andrés Velasco sobre temas energéticos. ¿Quién es esta gringa tan atractiva? En la siguiente crónica le toca a ella responder a mis preguntas...  

por:  Por Miguel Ortiz A. Fotos: Claudio Cortés V.
sábado, 29 de junio de 2013
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Su acento fue lo primero que me llamó la atención.

Recién había terminado el debate presidencial de TVN, el domingo pasado, cuando los candidatos de la "Nueva Mayoría" -ex Concertación- se dispusieron a responder inquietudes de la prensa. Entonces, desde un oscuro rincón, surgió su voz... pidiéndole permiso a Andrés Velasco para formular su pregunta en inglés.

-What plan do you have to fix the problems with energy projects in Chile?

La respuesta del candidato, al menos en ese minuto, no me interesó en lo más mínimo. Ni siquiera me acuerdo qué dijo. Yo me quedé con la pregunta... y con la incógnita de saber quién era la dueña de esa voz tan dulce. Tras un par de sencillas averiguaciones -en esto las redes sociales son la mar de útiles- supe que se trataba de Elizabeth Trovall (@elizTrovall en Twitter), una periodista freelance que colabora en el Santiago Times, un portal de noticias chilenas escritas en inglés.

El psicopateo me llevó hasta su blog personal (elizabethtrovall.weebly.com)... y a una foto suya: Elizabeth, 23 años, rubia y de ojos azules. Tenía un aire a Reese Witherspoon. También un poco a Xuxa. En otra imagen de su web aparecía un grafiti con la leyenda "La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren", citando al dramaturgo francés Francis de Croisset. También había trabajado en radio... y escrito para el The Huffington Post. ¡Y además era actriz!

A primera vista, no parecía la típica norteamericana, no respondía al menos al estereotipo de la gringa desabrida. Comprenderán, por tanto, mis ganas por conocerla. Y me perdonarán que para hoy haya escrito la siguiente crónica, en primera persona, sobre Eliz, sus gustos, sueños, cavilaciones y proyectos. Pensé, por un momento, que juntos podríamos hacer una buena dupla de reporteros, al estilo de Clark Kent y Luisa Lane.

¿Les interesa conocerla? Da igual... porque a mí sí me interesó.

18 de septiembre

A través de un e-mail, la invité a tomarse un café al restaurante «Casa Lastarria» -un lugar cool y tranquilo- y conversar más de lo humano que de lo divino.

Con un dominio del español que bien podrían envidiar muchos jóvenes chilenos, Trovall habla hasta por los codos. Es simpática, encantadora, interesante, analítica. Su visión sobre el país, con ojo de periodista extranjera, resulta iluminadora. Nuestra conversación comenzó sin mayores preámbulos:

-¿Te gustó la respuesta que te dio Velasco?

-Sí... La pregunta la hice porque tengo la sensación de que en Chile no hay una estrategia en materia energética. Es un tema que no preocupa a la gente. Al menos no tanto como debiera. No es una noticia sexy. Quizás la gente no comprende que se trata de un tema que tarde o temprano les afectará directamente en su vida diaria.

Elizabeth nació un 18 de septiembre (vaya coincidencia) en una localidad llamada Pflugerville, en el estado de Texas. Con 48 mil habitantes, este "pequeño pueblito" -como ella le dice- es algo así como Lota o Vallenar. Allí la gente se dedica a la agricultura... "aunque ahora último mucha gente trabaja para la compañía Dell, que se instaló en el sector".

Los padres de Eliz son profesores y ella estudió Periodismo y Teatro en la Universidad de Missouri. Se recibió el año pasado de ambas carreras. Para cerrar sus estudios de actuación, y antes de decidir dedicarse de lleno a "contar historias" a través del reporteo, interpretó el papel protagónico (la mismísima ninfa) de una adaptación moderna del mito de Orfeo y Eurídice.

-¿Cómo diantres llegaste a Chile?

-Ya había estado en Belice, en una pasantía, acompañando a un grupo de poetas, registrando sus vidas. El año pasado estuve en Argentina, estudiando Política durante tres meses. Entonces dije "quiero vivir en algún país latinoamericano". Soy casi de la frontera con México y quería mejorar mi español. Me gusta la cultura que tienen acá. Entonces busqué... y encontré una oferta de pasantía en el Santiago Times. Mis padres no querían que viajara sin trabajar. Esta fue la excusa perfecta: me vine por cuatro meses, pero ya llevo seis.

En el periódico, al más puro estilo del Daily Planet en el que trabajaba Superman, ella escribe de un cuanto hay: economía, consumo, sexo, debates valóricos. Es probable que mañana cubra las primarias

Elizabeth se quiere quedar. "Aquí estoy más feliz que en mi país", confiesa. Su plan es vender sus historias a medios extranjeros, ganarse la vida conociendo personas... y dándolas a conocer. Por estos días está armando una historia sobre "Salsipuedes" (" leave if you can " en la traducción al inglés), el poblado de tan peculiar nombre en la VI Región.

Preguntas incómodas

"Algún día quiero vivir en New York, allá tengo amigos. Pero ahora que no tengo compromisos, ni hijos, puedo vivir fuera", dice, dándole un sorbo al café. En el portal de noticias donde trabaja lo pasa fenomenal: "Somos como una gran familia. Trabajamos gratis... hay muy buena onda entre todos. Tengo amigos de Inglaterra, Francia, de Alemania".

-¿Qué opinas sobre la política en Chile?

-Es difícil comparar. Lo curioso es que en Estados Unidos hay dos grandes partidos, los republicanos y los demócratas... en cambió acá son muchos los partidos. Hay mayor diversidad de ideas. Y eso me gusta mucho. Claro, acá hay derecha e izquierda, pero es muy interesante, por ejemplo, ver a radicales, socialistas y democratacristianos sentados en la misma mesa.

-Y si fueras chilena, ¿por quién votarías?

-No voy a responder eso (se ríe).

Entonces Trovall, hábil como la que más, cambia de tema... y me cuenta que se ha sentido muy bien acogida en nuestro país: "La gente acá tienen más ánimo, cantan, son más prendidos, hay buena onda, son gozadores. No como en mi país, que somos más cerrados, cuesta abrir los grupos de amistades. A mí me encanta conocer gente, y aquí es fácil ganarse la confianza. Ya me siento parte de Chile, de la vida cotidiana. Hasta se me olvida que soy de afuera. Es bonito sentir esto. Todos me abrazan. El cariño es enorme, sorprendente. A veces pienso y no sé por qué son tan amables conmigo. Quizás porque soy gringa"

-O porque eres muy bonita...

-Gracias.

-¿Te sientes bonita?

-No...

-¡No me mientas!

-No hablemos de eso, me siento incómoda. Quizás acá soy percibida como bonita porque soy rubia, pero te aseguro que en Estados Unidos no llamo la atención.

¿Qué más supe de Elizabeth? Que pololeó con un fotógrafo chileno, pero ya terminó... que es vegetariana, adora el cebiche y come pan con palta en cantidades groseras ("mis amigos de Texas no pueden creerlo, pero yo les explico que acá la palta es muy barata") y que vive en un departamento en Recoleta, con una chilena, su novio, y otra gringa: "Es como estar dentro de un sitcom".

La mejor forma de almorzar en Santiago, ha aprendido, son los "menú del día" en cualquier restaurante.

De pronto, Elizabeth se queda mirando al infinito, reflexionando, inmóvil: "Cuando ya no quiera estar en Chile, me iré. Soy libre. Yo vivo el día a día. Me gusta aprender. Nunca me voy a quedar en un lugar si no estoy aprendiendo".

-OK, pero... ¿y qué dejas tú en los lugares que visitas?

-A través de mis historias me gusta mostrar que todos somos iguales, que Velasco es igual que la señora que vive en Salsipuedes... e igual que yo. Eso es lo más importante: la humanidad. Es como en el teatro: todos tienen un alma, todos tienen deseos, venimos de partes diferentes, pero al final somos lo mismo. Y si nos reconocemos como iguales, aunque hablemos idiomas diferentes, nos vamos a entender.

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