El prelado dijo que el sacerdote no se presentó a una cita donde sería confirmado de su traslado
Monseñor Cristián Contreras Molina, obispo de San Felipe, está "dolido".
¿Por qué?
Ayer el sacerdote Juan Roberto Julio criticó la forma en que él, como pastor, realizó algunos cambios en la diócesis... entre los que estaba su alejamiento de Zapallar, como párroco del balneario. "A mí nadie me ha dicho nada", aseguró el padre Julio a "La Segunda". Y añadió: "Pregúntenle al obispo de San Felipe a qué se debe esta anómala situación".
Y precisamente eso fue lo que hicimos: preguntarle al obispo Contreras por qué el ahora ex párroco de Zapallar no había sido informado de los cambios. Esto fue lo que explicó:
-El padre no asistió al retiro anual de todo el clero, señalando que estaba enfermo. Después yo, personalmente, a través de un correo electrónico, lo cité a una reunión con el vicario general y el vicario pastoral, para conversar. Y a última hora mandó a decir que no podía. Y luego, cuando se hicieron todos los decretos con los cambios, incluido el suyo, yo los anuncié el miércoles pasado durante la misa crismal, en la catedral, y dije que el nuevo párroco de Zapallar será el padre Hernán Acuña. Pero no dije el destino del padre Julio porque no habría sido correcto, porque yo no había podido informarle a él de su traslado.
-¿Cómo es posible que un obispo no pueda contactarse con uno de sus sacerdotes?
-Yo le encomendé al secretario canciller, Francisco Plaza, que le llevara el decreto respectivo al padre Julio. Pero no lo pudo ubicar por teléfono. Y él dice que nadie lo ha llamado. Eso no es cierto: al padre ha sido imposible ubicarlo. El vicario también lo estuvo llamando todo un día, y tampoco contestó. Finalmente ayer, después de que salieran sus declaraciones en La Segunda, el secretario canciller se apersonó en la parroquia, le costó muchísimo que le abrieran, y le dejó el sobre. Y yo también le había mandado el decreto por correo prioritario.
-Es decir, finalmente el padre Julio fue notificado.
-Si abrió las cartas, claro.
-¿Por qué decidió sacar al padre Julio como párroco de Zapallar?
-En términos canónicos, el padre Julio cumplió su sexenio por el cual fue nombrado. Está saliendo en un proceso natural. Sin embargo, eso no quita que su trabajo no estuvo exento de algunas polémicas y controversias con la comunidad, con las autoridades. Y eso es de público conocimiento. Y por otro lado, debo reconocer que él no dejó de atender la parroquia, con su misa, con confesiones y que se preocupó del cementerio, aunque hubo un cuestionamiento permanente a su labor pastoral y administrativa. Las quejas eran por el cobro de sepulturas, honorarios de los sacramentos... trato con la gente, distancia con los pobres. Eso es lo que la gente señalaba, además del problema que tuvo con el alcalde.
-¿Ahora el padre Julio será vicario parroquial de Santa Rosa de Los Andes?
-Así es, eso fue lo que le pedí. Y espero que la disposición a trabajar donde lo manden, tal como dijo ayer en el diario, sea lo que realmente su corazón dice.
-¿Está enojado con el padre Julio?
-Estoy un poco herido. Yo he tenido mucho cariño y paciencia con mis sacerdotes. A todos los quiero. No me merezco lo que él dice, de que no le he informado nada, eso de "pregúntenle al obispo". Sobre todo cuando él sabe que, durante seis años, yo contuve tantas situaciones que se vivieron.