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Abusos sexuales y el Papa: Su estrategia para enfrentarlos y la batalla contra Maciel

La gestión de Benedicto XVI coincidió con un incremento en las denuncias: 4 mil casos recibió el Vaticano en casi una década. Sanción a líder de Legionarios de Cristo marcó una de sus batallas emblemáticas: "Estaba muy bien cubierto", reconoció. En medio de las denuncias se endurecieron las normas para enjuiciar a los abusadores.

por:  La Segunda
lunes, 11 de febrero de 2013

  En plena agonía del Papa Juan Pablo II, en abril de 2005, y con una Plaza de San Pedro atestada de fieles orando por la salud del Santo Padre, un sacerdote voló a Estados Unidos con un especial encargo de Joseph Ratzinger: recabar diversos antecedentes sobre el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre quienes, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él!", había señalado días antes el sacerdote alemán, al encabezar el Via Crucis en el Coliseo Romano, debido a que Karol Wojtyla no pudo asistir por su salud.

El tema de los abusos sexuales marcó parte importante de la gestión de Benedicto XVI a cargo de la Iglesia Católica. Una situación que -como refleja este episodio- no lo tomó de sorpresa al asumir como el líder número 265 de esta institución. Eso sí, la fuerza con que se fueron destapando denuncias de hasta 3 décadas atrás copó muchas veces la agenda del Vaticano: fue permanente referencia de sus declaraciones públicas; en sus viajes siempre destinó un espacio de su agenda para reunirse con víctimas; se conocieron diversas sanciones a sacerdotes por estos delitos, y se endurecieron las normas vaticanas para enfrentar las acusaciones.

De acuerdo a las cifras vaticanas, en los últimos 10 años llegaron cerca de 4 mil denuncias de abusos a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 2011 se recibieron 404, que si bien son menores a las recepcionadas en 2010, son un aumento respecto al promedio 2005-2009.

Más de un doscientos sacerdotes recibieron algún tipo de sanción sólo en 2011 por este tipo de hechos.

Maciel: "Falso profeta"

Ratzinger fue quien en 1997 abrió una indagación por acusaciones de abuso sexual en el movimiento Legionarios de Cristo (congregación que Juan Pablo II tenía en alta estima por su firmeza doctrinaria y el aporte en vocaciones sacerdotales), pero sólo avanzó desde 2004: Con el alemán como Papa, en 2006, los abusos sexuales hacia seminaristas del mandamás de la congregación, el mexicano Marcial Maciel, terminan con éste recluido a una "vida reservada de penitencia y oración".

En 2009 surgirían nuevas acusaciones: El Vaticano nombra un interventor, y se califica de actos "gravísimos y objetivamente inmorales" los del fundador (eso sí, ya fallecido).

El propio Ratzinger, en el libro-entrevista "La Luz del Mundo", describiría a Maciel como un "falso profeta" . Y agregaría: "Por desgracia" la Iglesia enfrentó "con mucha lentitud y retraso" el caso, debido a que "estaba muy bien cubierto".

Factor Irlanda: Mano dura

A medida que se acercaban sus cinco años a cargo de la Iglesia de Pedro, crecían las denuncias: El mayor impacto fue el informe del gobierno irlandés en 2009, que destapó 300 denuncias de abusos sexuales sacerdotales entre 1974 y 2004.

En febrero de 2010 se reuniría con la jerarquía de la Iglesia de ese país, y tras el encuentro Benedicto XVI divulgaría una carta pública: Tras ordenar una amplia investigación, advirtió que los responsables "traicionaron la confianza que los jóvenes y sus padres depositaron en vosotros, y deben responder de ello ante el todopoderoso Dios y ante los tribunales (...) Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa (...)Ustedes (las víctimas) han sufrido gravemente y sinceramente lo lamento (...). Expreso abiertamente la vergüenza y remordimiento que todos sentimos", agregó.

A las pocas semanas se divulgaría un instructivo para actuar en casos de abusos: El Papa puede despojar de sus hábitos al sacerdote acusado, sin esperar el fin del proceso canónico; los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes "siempre" deben denunciarse a la justicia, entre otros.

A los pocos meses, se endurecería la mano: Se amplió de 10 a 20 años el plazo de prescripción para casos de pedofilia, se establece mayor rapidez para indagaciones urgentes y se incorpora la pedo-pornografía.

Pese a estas acciones, en 2011 una asociación de víctimas de abusos sexuales denunció a Benedicto XVI ante la Corte Internacional por crímenes contra la humanidad: Sostienen que él y otros altos cargos vaticanos no actuaron frente a abusos de sacerdotes.

¿Tercer secreto de Fátima?

En este ambiente, en un viaje a Portugal, el Santo Padre planteó que la interpretación del tercer secreto de Fátima podría incluir el sufrimiento que la Iglesia tendría que soportar por los casos de pedofilia: "Lo que podemos ver (en el tercer secreto) son las predicciones del sufrimiento de la Iglesia (...). Además de los momentos indicados en las visiones, se habla de la realidad de pasión de la Iglesia, se anuncian sufrimientos de la Iglesia".

 
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