La mañana del miércoles la dedicó a hacer "trámites lateros": Sacar carnet de identidad, un nuevo pasaporte, tarjetas bancarias... todo lo que llevaba en su mochila el día en que se la robaron (miércoles 5 de diciembre), en el sector de restaurantes del mall Costanera Center.

Estos días, cuenta Amalia Cubillos, han sido de gran impotencia. Por eso se decidió a redactar una carta a "El Mercurio" y -además de lamentar lo sucedido- llamar la atención sobre un punto que a ella le resulta frustrante: "La triste descoordinación y falta de cooperación entre Carabineros de Chile e Investigaciones", en la tarea de perseguir a un delincuente.

Amalia asumió como directora del «Desafío Levantemos Chile», desde el día en que su padre -el empresario Felipe Cubillos, creador de la fundación tras el terremoto del 27F- falleciera en el accidente aéreo de Juan Fernández.

El robo sucedió así, tal como lo relató a "La Segunda".

"Yo estaba almorzando con un amigo y tenía mi mochila como respaldo, casi sentada sobre ella. Estaba junto a una baranda. Yo cuido mi mochila como hueso santo, porque siempre llevo todo ahí. En un pequeño despiste me eché para delante, para mostrarle algo a mi amigo, y alguien puso una chaqueta sobre la silla y se llevaron la mochila. Fue una cosa de segundos. Es increíble. Ni mi amigo se dio cuenta".

-¿Qué cosas de valor llevabas?

-Fue el peor día para que me robaran la mochila: tenía todo. De partida, la investigación de mi proyecto de título que, por suerte, ya lo había entregado. Pero ahora lo estoy trabajando para convertirlo en realidad: se trata de un traje de supervivencia para pescadores artesanales (Amalia estudio diseño de ambientes y objetos). Se llevaron mi investigación de todo un año... y justo después de ese almuerzo tenía que presentar el proyecto, que lo llevaba en un disco duro externo.

-Entonces hiciste la denuncia...

-Sí. Apenas me robaron fui a hacer la denuncia a Carabineros. Pero después alguien me dijo que en la PDI tiene computadores con los que pueden rastrear mejor las cosas, con tecnología especial. Entonces llamé también a la PDI, y ellos llegaron al lugar y se movieron un poco... porque yo tenía en la mochila un iPad que se podía ubicar (a través de una aplicación con georreferencia). Eso me llevó hasta el persa Biobío. ¡Y hasta allá llegué!

"Imagínate la impotencia..."

-¿Fuiste sola?

-Fueron los carabineros y no hicieron mucho... se pasearon, pero no se mojaron el potito con lo que me estaba pasando. Y después llegó la PDI que hizo un poco más, pero hasta ahí quedó todo... ¡y el iPad estaba ahí! Imagínate la impotencia de estar tan cerca y no poder rescatarlo.

-En tu carta al diario denuncias una mala coordinación entre ambas policías.

-Hay un fuerte tema de desinformación de las personas sobre ese punto, porque después me dijeron que si yo hacía la denuncia primero en Carabineros, la PDI no podía tomar parte en la investigación... a menos que un fiscal les diera la pasada. Entonces, al final todo se convierte en una burocracia policial. Mi computador puede estar ya en Ecuador, y yo no tengo nada más que hacer.

Amalia se detiene en su relato, y reflexiona: "Hay una necesidad de actuar rápido, de que las policías sientan empatía por lo que está pasando. Yo sé que no se trata de un niño perdido, ni mucho menos. No es nada tan grave lo que me pasó. Pero para mí era algo importante y lo digo para ver si puedo ayudar a que no le siga pasando a otras personas, eso mismo... o asaltos más graves".

-¿Qué vas a hacer ahora?

-Recién esta semana me dijeron desde la PDI que ellos no pueden hacer nada. Entonces ahora estoy tratando de conseguir que la fiscalía les dé el pase para que puedan rastrear mis cosas. Me da rabia que haya gente de este estilo, ideando robos, tan libre por la vida. Pero mucho más no puedo hacer, más que asumir que perdí las cosas... y dar vuelta la página.

"Acostumbrados a los robos"

-¿Es primera vez que te roban?

-Durante un periodo de intercambio en España me habían robado, pero fue distinto: Allá es más común, y me da pena que acá en Chile ahora estemos llegando a esos niveles.

-Y la seguridad interna del mall, ¿cómo funcionó?

-La gente tiene que estar más alerta. Cuando me robaron me costó como 15 minutos encontrar un guardia en el Costanera Center. No había nadie pendiente del sector en el que yo estaba. Yo sé que uno tiene que estar atento de sus propias cosas, pero igual tiene que haber algo de seguridad. Me dio la sensación de que están acostumbrados a que estas cosas pasen. Al parecer el mall es un foco enorme de delincuencia, porque cuando les dije que me había robado, me dijeron "¡ Ah! otro más... ". Por eso no reaccionan rápido, porque están acostumbrados.