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El perfil del ex presidente de la CNA acusado de sobornos en acreditaciones universitarias

"Nadie dudaba de él, una de sus credenciales era la Conferencia Episcopal", dicen cercanos al abogado Luis Eugenio Díaz. Agregan que no le gustaba la confrontación pública y "siempre cuidó tener una imagen de consenso"... Incluso evitaba ocupar la testera de la mesa donde se realizaban las reuniones de la CNA.

por:  La Segunda
viernes, 30 de noviembre de 2012

  "O era una persona con profundos dobleces que supo esconder muy bien... o algo le pasó en el camino que tomó decisiones muy equivocadas. Fue una total sorpresa".

Así describen en el mundo universitario al abogado Luis Eugenio Díaz (69), quien trabajó en la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) entre enero de 2007 y marzo de 2012 como vicepresidente, luego como presidente y finalmente siguió como uno de los 15 comisionados del organismo encargado de certificar la calidad de las universidades.

Según la fiscalía, mientras ocupó el máximo puesto del organismo encargado de entregar las acreditaciones a los planteles, aprovechó el cargo para realizar cohecho, negociación incompatible, revelación de secreto y tráfico de influencias... lo que le reportó al menos $300 millones que terminaron en cuentas bancarias suyas, de su esposa y sus hijas.

"Es un hombre muy amable, con quien uno podía conversar horas. Parecía un correcto caballero", dicen algunos académicos que durante años compartieron labores en el tema de la acreditación.

Evitaba ocupar la testera en la CNA

Llegó a la CNA el 2007 como un comisionado más de la recién creada comisión, representando a las universidades privadas, ya que en esa época era subdirector de la Escuela de Derecho de la Uniacc.

Pero a poco andar fue elegido vicepresidente del organismo por dos años y en 2009 la comisión -por unanimidad- lo reeligió en ese cargo, asumiendo (de marzo de 2010 a febrero de 2011) de manera interina la presidencia. Fue ahí cuando se habrían cometido los delitos, dice la fiscalía.

Quienes convivieron con él en ese período, cuentan que "siempre cuidó tener una imagen de consenso, porque no le gustaba la confrontación pública". Por ello, incluso, cuando fue presidente (s) de la CNA, evitaba ocupar la testera de la mesa donde se realizaban las reuniones.

"Eugenio respondía al perfil de una persona honesta y una de sus credenciales era la Conferencia Episcopal, nadie dudaba de él", aseguran en la misma CNA.

Precisamente cuando el abogado titulado de la U. de Chile presidió la Comisión Justicia y Paz del episcopado -entregando propuestas a los obispos sin recibir remuneración- postulaba que "en la vida en sociedad las personas no nos movemos sólo por intereses materiales, sino también y sobre todo, por elevados valores" .

También fue encargado electoral del PPD, realizó asesoría sindical a la CUT, fue consejero del Instituto Nacional de Derechos Humanos y es parte del directorio del Club Social Colo-Colo (del que es socio desde 1948), por lo que con frecuencia visita el estadio, donde también aprovechaba de generar vínculos.

"Al parecer el poder lo alteró, porque cuando llegó a la presidencia comenzaron los problemas. No era una persona ingenua y supo perfectamente a quién podía contactar y a quién no para hacer este tipo de negocios turbios", advierten desde el mismo círculo.

Luego agregan: "Eligió a los que estaban más complicados con las acreditaciones". Así llegó hasta los rectores Héctor Zúñiga (de la U. del Mar) y Angel Maulén (de la U. Pedro de Valdivia) a quienes -a cambio de pagos justificados con supuestas asesorías- comenzó a enviar por mail información privilegiada sobre los procesos de acreditación y documentación reservada.

Por ejemplo en marzo de 2011 le envió un mail a Zúñiga detallando los cuestionamientos que había sobre la precariedad de las sedes de la U. del Mar (materia que sería socializada con la junta directiva), pero le pide "no digas que yo soy el informante".

Ocho meses antes había recibido el informe previo que la U. Pedro de Valdivia presentaría para su acreditación para leerlo, tras lo cual escribió a Maulén: "Tiene mucha declaración inconducente (...) ¡¡Es es ponerse la soga al cuello!!".

Defendiendo los almuerzos y gestionando sobornos

Y aunque sabía del conflicto de interés que provocaba asesorar a las universidades -pese a no ser un acto ilegal-, no renunció a esa posibilidad: mientras estuvo en la CNA prestó servicios al menos a 6 planteles.

En una sesión de la comisión se recordó un acuerdo previo de que los integrantes debían evitar contacto con las instituciones en proceso de acreditación para no "teñir" el proceso (debido a la andanada de invitaciones a almuerzos que hacían los planteles). Pero Díaz, que era presidente (s), advirtió ante todos: " No voy a cumplir ese acuerdo porque una de las funciones de promoción del presidente es acompañar a las instituciones".

Pero el abogado fue más allá y también gestionó sobornos. A Maulén le escribió en julio de 2010: "Agradezco la preocupación por mi hija (...) pero llevó su proyecto a otro colegio y la contrataron de inmediato. Quizás más adelante sea necesario, lo haré saber". También le pedió a Maulén que intercediera por una sobrina luego que ésta fuera despedida de un colegio, logrando su recontratación.

Díaz se "autogeneraba" nuevos trabajos. Al ex rector de la U. SEK, José Schröeder, le propuso en julio del año pasado crear una unidad en ese plantel "y contratarme como director, con la misma renta que otros directores de la universidad (...) Esto es absolutamente compatible con mi cargo en la CNA".

Díaz apostaba a que su nombre era casi un sello de calidad: "Que yo esté en la universidad agrega mucho valor. Te aseguro que nadie se va a atrever a pensar siquiera en no acreditar una institución donde yo esté".

 Involucró a las hijas y a su señora

"Eugenio debe haber tenido una convicción absoluta de que lo que hacía era legal o que él estaba por sobre el bien y el mal. Si no, ¿cómo se explica que haya involucrado a su señora y hasta a sus hijas en todo esto?" preguntan cercanos al caso.

Y agregan que "siendo abogado, lo hizo de una manera burda y dejando rastros".

En enero de 2011 suscribió un contrato de asesoría con la U. de Mar (que no declaró a la CNA) utilizando la empresa Sociedad Gestión Ltda, que había formado el 2001 junto a su esposa... y a la que en marzo de 2011 incorporó dos hijas. La misma empresa utilizó para recibir pagos de la U. Pedro de Valdivia.

Ese año la empresa familiar declaró utilidades por más de $84 millones y la declaración de renta de Díaz sólo consideró sueldos y honorarios.

Su esposa, en cambio, pese a no tener iniciación de actividades, declaró rentas provenientes en su mayoría de retiros de la empresa ya que hizo retiros mensuales que al final del año contabilizaron casi $20 millones, dineros que fueron a dar a depósitos en fondos mutuos, mientras que cada una de las hijas hizo lo mismo por montos cercanos a $15 millones cada una.

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