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Impactante informe sobre la red de hogares del Sename: Recintos "gobernados" por niños, abusos sexuales... y hasta alimentos vencidos

Durante el primer semestre de este año, el Ministerio de Justicia conformó comisiones para que inspeccionaran 48 hogares de la red de protección del Servicio Nacional de Menores, a lo largo de todo el país. Los profesionales elaboraron un crudo informe, con lapidarias conclusiones. Autoridades y expertos analizan el problema: "Los centros no se pueden sostener. Para niños de media complejidad se recibe una subvención de $150 mil al mes... pero una atención de calidad vale $ 450 mil". 

por:  La Segunda / Patricio Pino M.
viernes, 26 de octubre de 2012

"Los jóvenes gobiernan el lugar. A la llegada de la comisión había una patrulla de Carabineros porque dos jóvenes residentes, que son hermanos, habían tenido una violente pelea (...) No hay señal del más mínimo respeto, se agreden, lanzan sillas en presencia y muy cerca de los comisionados, adoptan una actitud intimidante, dando portazos y estrellones".

La descripción -aunque cueste creerlo- corresponde a la Residencia Infanto Juvenil Sariri , de la ciudad de Arica, y que en 2011 recibió $ 6.626.877 para atender a 20 niños. El relato es resultado de una inspección hecha el 29 de mayo pasado por una comisión especial del Ministerio de Justicia para conocer la situación de los centros de toda la red de protección del Servicio Nacional de Menores (Sename).

En casi un centenar de páginas, este lapidario documento da cuenta de las inspecciones realizadas durante el primer semestre. El grupo "interinstitucional" está integrado por colaboradores acreditados del Sename, instituciones de la sociedad civil con expertise en infancia y juventud, académicos y seremis de Justicia, además de algunos miembros del Poder Judicial.

El estudio, al que "La Segunda" tuvo acceso, es la suma de las visitas que hizo una comisión creada en cada región por el seremi de Justicia. En total, fueron 48 hogares los visitados: nueve residencias para lactantes (niños de 0 a 6 años) y 39 para mayores, entre los 6 y los 21 años de edad.

Este informe añade problemas de indisciplina, falta de infraestructura, suciedad o hacinamiento a lo ya advertido por la Contraloría hace una semana, en cuanto a que, para agosto de 2011, 7.625 menores se encontraban en lista de espera para algún programa de acogida.

El 75% de esos casos requería de protección especializada, pero no implicaban vivir en un hogar. Eran casos de reparación por maltratos graves (incluido abuso sexual) e intervenciones breves, focalizadas, de diagnóstico ambulatorio.

No parece haber grandes problemas de cupo en las residencias, dicen los expertos: las dificultades surgen en la atención.

Según el informe de Justicia, en Chile existen 291 centros residenciales. 281 administrados por colaboradores acreditados del Sename y el resto directamente gestionados por el servicio. Son 25 menos que en 2011, según dice el director pastoral de María Ayuda e integrante del directorio que agrupa a las entidades asociadas al Sename, padre Francisco Pereira .

"Los centros no se pueden sostener. Para niños de media complejidad se recibe una subvención de $ 150 mil al mes, pero una atención de calidad vale $ 450 mil. El déficit es de dos tercios (...) Si se pudiera llegar a $ 250 mil, estaríamos hablando de un gran avance", añade el sacerdote.

Considerando el grado de estrés al que se ven enfrentados los funcionarios, los sueldos son bajos: "Una educadora gana entre $ 250 mil y $ 300 mil. Podría ir a trabajar (como nana) a una casa puertas adentro y estaría mejor. Porque no podemos olvidar que estos niños no son fáciles. Hay temas de drogadicción, prostitución, abuso, de andar en la calle. Una casa de acogida nueva se deteriora rápido", dice.

"La observan cuando se cambia de ropa..."

Aparte de la violencia como la que se aprecia en el caso de Arica, las comisiones también encontraron problemas de infraestructura y equipamiento, de todo tipo: en la Residencia de Lactantes y Preescolares Turrón, de Iquique, "se observa una cuna con mallas en mal estado, tenía un agujero donde perfectamente cabe la cabeza de un niño, pudiendo caer de la cuna". En Antofagasta, en el Hogar para lactantes «Casa, Amor y Vida », encontraron que "el vestuario y calzado es compartido, lo único personal son la ropa interior y el uniforme de colegio".

La deficiente infraestructura es evidente en centros como el Emmanuel , de la comuna de San Miguel, en Santiago. "Los dormitorios están sucios, hay basura botada en los pisos. El suelo del comedor y las ventanas se encuentran en mal estado y sucios (...) Hay mal olor en todo el establecimiento (...) No hay calefacción".

El informe también detalla otro problema, aún más grave: "Un menor señala en entrevista que a su hermana, los niños del centro la observan cuando se cambia de ropa y que en más de una ocasión la han tocado cuando estaba cambiándose". Del mismo sitio se dice que "12 de los 38 niños presentan problemas conductuales (...) Desembocando en agresiones hacia otros niños y el personal. Las agresiones son de naturaleza física, a razón de 2 a 3 episodios diarios".

Y las falencias se extienden a los centros directamente gestionados por el Sename. El CREAD Galvarino , en Santiago, "tiene una capacidad para 70 niños y niñas y siempre está sobrepasado en su capacidad, con lo cual se deben ocupar hasta las salas de estar como dormitorios (...) Los baños son colectivos, por tanto no hay privacidad para bañarse o hacer sus necesidades. Los baños para las visitas también son colectivos".

En el CREAD de Pudahuel , aunque tiene capacidad para 80 menores, al momento de la visita gubernamental había 150 personas, entre los 12 y los 17 años. Además, "hay sistemas que deben ser cambiados, como la eliminación de agua del baño. Hay humedad".

Problemas de aseo en las camas

Las falencias en la gestión también son notorias. En el Centro Residencial de Niños de SION , de la Corporación de las Asambleas de Dios de Chile, se constató que el total de 40 cupos estaba ocupado, pero que los educadores no daban abasto: cada uno tenía trato con un promedio de 6,7 niños.

Ese drama se refleja en cosas muy concretas: "Las camas no cuentan con mínimos de limpieza y equipamiento. Las sábanas son cortas y no hay en todas las camas. Una de las comisionadas abrió una cama y encontró una toalla mojada... posiblemente llena de orina, ya que el niño, según informó otro menor, padece de eneuresis", se afirma en el documento.

Sobre la atención, se añade: "La vigilancia en mínima. Al momento de la visita, se tocó el timbre y como nadie apareció, la comisión entró hasta el fondo sin que nadie atendiera. No estaban ni la directora subrogante, ni el psicólogo, ni las trabajadoras sociales (...) En conclusión, no había profesionales presentes".

Más aún, las carencias de gestión se reflejan en quejas de los propios niños respecto de las actividades que pueden hacer dentro del hogar. En la Residencia Al Makoo , de la Fundación Mi Casa, en Valdivia, "una menor residente expresa solamente ver televisión todo el día... ante la pregunta ¿en qué consiste tu rutina diaria? , ella contesta: 10 de la mañana se levanta, toma desayuno, ve TV, almuerza y ve TV, después la colación y ve TV, cena, ve TV y a acostarse".

En la Residencia Rucamalén de Panguipulli -que atiende niños y niñas entre 0 y 6 años, y adolescentes entre 13 y 18- "se evidencia el escaso personal y horas profesionales, dado el nivel de complejidad psicosocial que presentan las adolescentes (...) Se detectan necesidades básicas como alimentación no cubiertas, de acuerdo con las necesidades específicas de adolescentes embarazadas y en período de lactancia".

También hay contactos riesgosos en los centros, como en el CTD Nuevo Amanecer, de Concepción (administrado por el Sename), donde "se observa una carpeta de un joven con alto compromiso delictual, con agresiones y amenazas hacia pares y educadores, lo que fue denunciado a la fiscalía sin resultados y que, por sus características, no constituiría sujeto de atención de una residencia de protección de derechos, con el consiguiente riesgo para educadores y niños".

Tanto o más manifiesto que las dificultades en la gestión son aspectos como la higiene. En el hogar Padre Pío , de la Fundación Caritas Diocesana, de Linares, "la residencia cuenta con un patio trasero, el cual se encuentra con basura y objetos viejos (...) Se hallaron yogures vencidos y fecas de ratones. Importante prever lo que podría pasar en caso de que un niño presente malestar estomacal".

La cocina también es un punto crítico, a la visita de la comisión regional que acudió al Hogar Campo Los Espinos , de Quillota: en él "se observa que el aire está muy pesado y después de un rato duele la cabeza y pican los ojos por el gas. El espacio es muy pequeño para todas las cosas que tiene dentro. La despensa es chica y está todo muy desordenado".

Más al norte, en la Residencia Gabriela Mistral de Coquimbo -emplazada en la antigua cárcel de menores-, "la cocina se evidencia desordenada y muy sucia, quedando dudas en relación a la forma de manipulación de alimentos, así como la posibilidad de que existan plagas de ratones al interior del hogar, lo anterior dada la cantidad de basura que existe en las afueras de la cocina".

"Esto va más allá del dinero"

Para el académico de la Universidad Central y director ejecutivo de la Asociación Chilena pro Naciones Unidas, Osvaldo Torres , los graves problemas por los que atraviesa el Sename y sus entidades colaboradoras son algo que "va más allá del dinero", porque "no existe un plan destinado a que los niños recuperen a su familia". En todo caso, plantea, "es importante tener en cuenta que aquí nadie malversa fondos. Nunca una institución colaboradora ha sido acusada por eso".

Según Torres, para poder cambiar la situación "se requiere elevar la calidad técnica de los supervisores y, por otro lado, que cada supervisor tenga menos instituciones bajo su revisión, de modo que la relación con ellas sea de colaboración".

Finalmente, según el senador Patricio Walker (DC), "existen estudios que nos indican que la subvención sólo cubre el 58% de lo que se necesita para ayudar a un niño". A su juicio, es "muy grave lo que ha encontrado la Contraloría (listas de espera para atención de menores). Al respecto, nosotros hablamos con el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín... y apenas termine la campaña municipal, el lunes, voy a indagar en qué va el aumento de las subvenciones".

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