Por primera vez cada joven tendrá su propia pieza con un baño. Y todos los mayores de 15, no adictos podrán tener educación o capacitación laboral.
En algún minuto le pusieron el "elefante blanco de Punta Peuco".
Se prometió inaugurarlo en febrero de 2010. Sin embargo, pasaron los meses y los años sin que hubiera corte de cinta.
Mientras, sucesivos informes oficiales sólo reiteraban la necesidad de nuevos centros de reclusión juvenil, por el hacinamiento y mal estado en que se encuentran algunos de los actualmente en funcionamiento.
Sin embargo, ahora el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, anuncia que antes de que termine 2012 el Sename trasladará a los primeros 50 adolescentes al Centro de Reclusión Cerrado (CRC) de Til Til.
Y explica que el retraso de más de dos años "se produjo principalmente porque esto fue una buena idea, pero con problemas de diseño y problemas aún mayores de construcción. Una obra que debió estar concluida hace mucho, tuvo que ser objeto de reparaciones, lo que atrasó su implementación. Hemos tenido incluso que gestionar situaciones como falta de agua potable o temas de habitabilidad".
De hecho, el ministro asegura que el presupuesto inicial para la construcción, $ 10.697 millones, ya fue rebasado largamente.
Superados finalmente los escollos, señala, la introducción del CRC de Til Til al sistema penal adolescente "es un aporte significativo para mejorar el tratamiento y la reinserción de jóvenes privados de libertad, a fin de evitar una larga y difícil carrera delictual".
Según el último estudio del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, el promedio de reincidencia entre los infractores entre 14 y 18 años es de 39,4% en los primeros 12 meses de egreso del sistema, con un pronunciado 50,8% entre quienes tienen entre 14 y 15 años.
"La gran diferencia"
La jefa del departamento de justicia juvenil del Sename, Catherine Ríos, explicó que "la gran diferencia está en que este centro tiene las condiciones de infraestructura y espacios adecuados".
Así, "todos los jóvenes que cumplan el requisito de tener 15 años, octavo básico y no sean adictos a drogas, podrán acceder a una capacitación laboral, que les enseñe un oficio. En los otros centros había que hacer una selección" de quiénes eran favorecidos.
En el recinto los adolescentes tendrán también educación garantizada y un control de salud.
Para la experta, todos estos factores "ayudarán a tener una intervención óptima. Tendrán una rutina diaria de 10 horas, que dejará poco espacio para el ocio. Es parecido a los tiempos que tienen los jóvenes que están en el medio libre".
Incluso, destacó, el hecho de que cada joven interno en Til Til podrá tener una pieza y baño propio persigue el objetivo de que "puedan generar hábitos sociales como cualquier joven".
Hubo licitación de servicios inéditos
La puesta en marcha de este centro -la autoridad evita definirla de cárcel, porque dice que ello iguala la reclusión adolescente y la de adultos- es mirada con atención por quienes conocen el tema, en especial porque además de solucionar falencias como el hacinamiento, puede significar una instancia de prueba para nuevos tratamientos con los infractores. "Las características arquitectónicas van a permitir mayores niveles de segregación, mejor seguridad, y mayores posibilidades de intervención de los jóvenes", explica el ministro.
En términos físicos, en un predio de casi 50 mil metros cuadrados, las construcciones ocupan 11 mil de ellos, repartidos en siete módulos cada uno para 45 personas. La capacidad total será de 315 internos, si bien en el mediano plazo el horizonte es llegar a los 200.
Además, por primera vez cada joven tendrá su propia pieza con un baño. Y cada módulo tendrá un patio común.
"Algo inédito, nunca antes realizado -señala el ministro Ribera-, es el nuevo modelo de gestión, porque vamos a implementar una alianza público-privada. Se licitaron servicios que van a ser externalizados: la capacitación, la educación, la unidad de salud, la de intervención, lavandería y operaciones como aseo, alimentación, transporte, mantención, equipamiento e infraestructura".
Lo que sigue igual es que el Sename se mantendrá a cargo de la administración del centro, con un equipo directivo de 26 personas; Gendarmería ejercerá la vigilancia perimetral y custodiará la permanencia de los infractores, mientras que Senda va a realizar sus labores en el tema drogas.
Esta nueva distribución va a permitir -dice el ministro- "que el Sename focalice sus esfuerzos en los temas que le son propios. Así podrá establecer estándares y fiscalizar su cumplimiento sin desviar horas ni personal a otras labores".
Dependiendo de la función, los servicios licitados tendrán una duración de entre 3 y 5 años y preliminarmente le han significado al Estado una inversión de $ 10.033 millones.
Quejas por distancia: A reclamar a los alcaldes
Til Til ha sido objeto de cuestionamientos por su distancia desde Santiago. El ministro, tajante, responde a esas críticas: "No le pagamos a nadie que viva en Tierra del Fuego para que vaya a Porvenir. Y si es de Aysén, para que vaya a ver a su detenido a Coyhaique. Además, los planos reguladores de Santiago están expulsando los centros del Sename y los penales para adultos hacia otras regiones. Quien tenga un reclamo, que se lo vaya a representar al alcalde respectivo y a quien ha aprobado el plano regulador".
La autoridad también defiende la gradualidad de la habilitación del recinto, dado que "cuando se produce el poblamiento de un centro de reclusión cerrado es fundamental probar en terreno la coordinación entre los diversos servicios". Argumenta que "por un tema de seguridad y de protección de los adolescentes, no es posible un poblamiento masivo y luego detectar problemas".
Expertos: "Una gran oportunidad"
La expectativa por el centro va más allá del gobierno.
La directora ejecutiva de Paz Ciudadana, Javiera Blanco , recuerda que en 2010 propusieron a la autoridad un modelo de intervención que hasta donde entienden va a ser tomado en consideración por el Sename.
"Se busca que sea un lugar para aplicar un sistema de rutinas, con actividades que van a servir de modelo al resto de los centros. Lo diseñamos con horarios, jornadas, tipo de trabajos, actividades recreativas, labores de integración social, talleres conductuales. También se planteó un sistema de segregación de la población de acuerdo a niveles de complejidad".
Al respecto, hace presente que una de las falencias en el actual sistema es que "hay una serie de destrezas sociales que no se están entregando en otros centros. Se ofrecen tareas que no tienen ningún sentido, como el relleno de peluches o trabajo con mimbre. Son necesarias otras habilidades para que estos jóvenes puedan ingresar al mercado laboral".
A su vez, el coordinador de la CISC (Comisión Interinstitucional de Supervisión de los Centros Privativos de Libertad de Adolescentes) Luis Vial (Unicef) , enfatiza que la importancia de Til Til se encuentra en que "no necesariamente por construir un nuevo centro se va a resolver el hacinamiento: depende de la respuesta del sistema judicial ante la privación de libertad y que tome en consideración que en estos casos la detención es una medida de último recurso, durante el período más breve".
El experto estima que "efectivamente el hacinamiento se podría resolver (con este centro), pero puede ser algo temporal si no se administra bien. Podría pasar que en algún minuto alguien piense que como hay más plazas disponibles se puede condenar a más privaciones de libertad. Eso sería un error".
En un sentido semejante se expresa el jefe de la Unidad de Defensa Penal Juvenil de la Defensoría Pública, Gonzalo Berríos, para quien "las sanciones muy largas en prisión hacen que los efectos negativos se multipliquen. Es importante definir si lo que queremos son castigos prolongados o de menor extensión, pero mayor calidad para la reinserción".
Y mientras tanto, el ministro observa con lupa los pasos finales antes del debut del CRC, porque -reflexiona, no sin algo de preocupación-"en Til Til, Dios mío, que ha habido contingencias".