Están emparentados con el Presidente Sebastián Piñera y con el ministro Joaquín Lavín. Tienen una fijación con los símbolos religiosos.... Guido la plasma coleccionando santos, ángeles y cristos crucificados; Cristina lleva el símbolo en un aro.
"¿Quién tiene santos?"
Es la pregunta que persistentemente hace el senador Guido Girardi cuando llega a algún pueblo desconocido, ya sea de Chile o de algún lugar del mundo. Así es como ha ido juntando una impresionante colección de figuras religiosas, que llenan el living en su casa de Vitacura.
Predominan los ángeles y los crucifijos. Tiene cuatro imágenes de Jesús crucificado hechas hace doscientos años por el mismo artesano.
-Los rostros (de los crucifijos) se parecen al suyo -le decimos.
No contesta.
También hay vírgenes, un Buda gigante, marionetas, pequeños cuadros en el comedor con figuras de la religiosidad popular mexicana, multicolores.
Pero Guido Girardi Lavín, 50 años, no cree en Dios.
Su hermana diputada, Cristina (49), quien fue alcaldesa de Cerro Navia por tres períodos (1996-2008) lleva, entre sus accesorios, un símbolo religioso. Es un aro artesanal en forma de cruz. Le advertimos nuestra sorpresa y responde: "Pero fíjate lo que el aro tiene adentro". Miramos con detención y en el centro de la cruz descubrimos... una calavera.
Ella ríe. Comenta que en eso se parecen harto con su hermano: "Hay una fascinación por entender el mundo de la fe y las creencias".
Son personajes muy atípicos, los hermanos Girardi.
Durante quince días en el año tienen la misma edad. Es que el primero nació el 21 de enero de 1961 y su hermana el 9 de enero de 1962.
A Cristina, que es vegetariana, le gusta el té con cardamomo, jengibre, canela, pimienta y clavos de olor.
Guido no es vegetariano como ella y eso es raro, porque para él todos los elementos del universo son sus hermanos.
En estatura, Cristina no alcanza a llegarle al hombro. En conversación, es más apasionada y aunque se da cuenta cuando el senador prefiere que ella no siga profundizando en un tema, continúa, porque siempre fue rebelde, cuestión que dejó en evidencia por primera vez cuando a los 16 años se fue a vivir a Francia contra la voluntad de sus progenitores.
Aunque de grandes vivieron en un barrio de Vitacura, sienten que su "terruño" está en Cerro Navia.
Guido recuerda que todavía tienen la casa de su abuela francesa (la paterna), en esa comuna. "Ella (Dedee Briere) conoció ahí a mi abuelo Treviso Girardi. En realidad, mi abuelo era el pediatra de mi abuela. Esperó que creciera y cuando ella cumplió 18 años se casaron".
Ese Girardi fue médico en Quinta Normal, y alcalde. Guido Girardi Briere también se hizo médico y se casó con Rosita Lavín, con quien tuvo cuatro hijos. Los dos mayores son Guido y Cristina.
-Según mi madre, los abuelos son primos del ministro Joaquín Lavín -, dice Guido. Y Cristina Acota: "Mi otra abuela venía de Salamanca, donde mi primo Gerardo Rojas es alcalde".
Los lazos políticos pueden escalar alto en la familia. Y es que Girardi está casado en segundas nupcias con Paula Echenique, sobrina del Presidente Sebastián Piñera.
Guido parece disfrutar más de estos vínculos, en tanto Cristina goza contando que cuando entraron al colegio, en la Alianza Francesa, tenían que viajar unas dos horas en micro desde Cerro Navia hasta Luis Pasteur, en Vitacura. Y que la mamá, cuando los volvía a buscar, llevaba huevos duros y otros alimentos para el largo viaje de regreso.
Guido aclara que en la mañana el papá los pasaba a dejar y de ahí se iba al hospital. "Y mi mamá nos venía a buscar a la hora de almuerzo en micro". En la Pedro de Valdivia-Blanqueado, recuerda Cristina.
Pero eso se mantuvo hasta que los chicos tenían 7 y 8 años, cuando el papá decidió comprar casa en el barrio del colegio, en la calle Joaquín Cerda.
Guido comenta:
-Nosotros precarizamos nuestra adolescencia.
-¿Por qué?
-Tuvimos una adolecencia más seria. Fuimos parte de un colegio resistente, que exacerbó la intelectualización por la dictadura.
Guido tenía 12 años y Cristina 11 cuando Salvador Allende fue derrocado por los militares y se suicidó.
-Eran harto chicos, entonces.
-En nuestro colegio estaba Gonzalo Martner, del MIR secundario, y nos llevaba a las marchas -recuerda Guido.
Cristina:
-Además, los profesores de la Alianza Francesa eran gente muy de izquierda.
Guido:
-La Cristina fue una rebelde. A los 16 años entro a la Universidad Católica a Arquitectura y consideró que era muy cuica la escuela, entonces se fue, contra la voluntad de nuestros padres, a Francia.
Los padres, dice Guido, son totalmente liberales. Cristina aclara: "Es más, eran demasiado permisivos. Jamás mi madre o mi padre nos dijeron que no fuéramos a alguna parte".
Lo que no hizo Guido fue ir a fiestas. Sus carretes eran las peñas, todo en un marco político, aclara el senador. "Yo nunca he entrado a una discotheque. Nosotros vivimos la época de la dictadura, de la represión, vinculados a un mundo que ya no existe hoy. Yo nunca fui marxista, pero era muy antiamericano. En esa época había un prejuicio con todo lo que fuera americano. Usábamos barba larga, poncho".
-Y seguramente "engrupía" a las niñas hablándoles del planeta, de las estrellas, de la ecología...
-Seguramente a las niñas les hablaba un poco de ecología
La frase que hizo famoso a Guido: "Los chilenos comen un kilo de deposiciones"
Guido entró a estudiar Medicina en la Universidad de Chile, siguiendo la línea familiar. Ahí se hizo dirigente estudiantil (fue presidente del Centro de Alumnos entre el 84 y el 86) y creó un grupo ecológico, Pehuén. "La gente del Partido Comunista nos decía Amarillos". Y nosotros contestábamos: "Por favor, amarillos no; verdes". Con el movimiento reclutó a mucha gente que luego pasó al PPD, para su fundación.
Se hizo públicamente conocido cuando con su partner, el doctor Hernán Sandoval, anunció que todos los chilenos comían un kilo de deposiciones al año. De ahí, explicaron, el auge de la hepatitis.
-Se nos ocurrió en una comida -cuenta hoy.
-¿Cómo calcularon el kilo, o fue un "carril"?
-Calculamos la cantidad de verdura y el riego que era con aguas servidas; cuánta era la carga que había.
En 1989 aspira al Congreso y pierde.
- -Yo postulé porque me lo pidió Jorge Arrate (PS). Sabía que no tenía posibilidad de salir, tenía 26 años y por Las Condes, ninguna posibilidad.
En 1991 lo nombraron director del SESMA (Servicio de Salud del Medio Ambiente) y ahí tuvo toda la tribuna que cualquier político de esos apodados "polilla" se soñara.
-Apliqué un estándar, con las mismas leyes hice lo que los demás no hacían y todavía no hacen. Me peleé con la gente del gobierno, con todos los ministros. Me tocó aplicar el decreto 4 de emisiones del aire. Yo hice esta idea de clasificar a todas las empresas en verde, amarillo y rojo, con más de dos mil fuentes de emisión que no cumplían Al día siguiente tenía a unos 200 gerentes alegando que los vecinos los estaban apedreando. Les dije "bueno, los saco de rojo, los pongo en amarillo y ustedes tienen que presentarme sus planes". En tres meses estaba resuelto el tema, producto de exponerlos a la sanción ciudadana.
Fue entonces cuando Girardi descubrió el peso de la sanción ciudadana, como algo mucho más potente que una sanción judicial. Se lanzó, por ese tiempo, contra una caldera del Ministerio de Obras Públicas. Y ahí se volvió incontrolable para los ministros y empresarios.
-Pisé muchos callos. Fui ganando enemigos. Venía el gobierno de Eduardo Frei. Me di cuenta que lo más probable era que no me quisieran tener en el servicio, porque había una cantidad de personas que sentían que yo estaba parando la economía. Ahí tomé la decisión, con mucha duda, de ser candidato a diputado por Cerro Navia.
Y ahí fue donde sus adversarios dicen que montó su máquina PPD, con esposa concejal ("ella militó en la JJCC cuando estaba en la universidad"), papá diputado ("mi padre fue el médico de Marco Enríquez Ominami cuando nació, en la clandestinidad") y hermana alcaldesa.
Cuando Cristina regresó de Francia, estudió Arte un par de años. El desborde del río Mapocho, para la inundación del 82, la encontró en una fiesta de disfraces con sus compañeros de arte en la casa. Terminaron arriba del techo y evacuados en un camión.
Pero pronto se volvió a aburrir. "Este país es demasiado conservador", le dijo a Guido y partió esta vez a México. Allá estudió Antropología. De regreso, su hermano la entusiasmó para que postulara como concejal en Cerro Navia. Su alta votación la dejó como alcaldesa.
Cristina: "No he logrado nada" en el Parlamento
La ex alcaldesa tenía gran figuración. Desde que es diputada, parece que hubiera sido absorbida por el medio... Se lo comentamos.
-¿Le costó mucho adaptarse a su trabajo en el Congreso?
-No me costó; ¡me cuesta mucho! Es mucha la sensación de perder el tiempo. En el cargo de alcaldesa estás siempre en el frente de batalla, resolviendo temas; falta tiempo. En el Parlamento pasan horas para que se apruebe una ley, tienes diez mil diálogos distintos que no te llevan muchas veces a ningún puerto. Tratas de aportar y eso no se traduce en nada. Se traduce en que hay una posición que tiene más poder que otra y punto.
-Con esto que dice, queda claro que no quiere ir a la reelección...
-Yo siempre tomo las decisiones cuando tengo todos los elementos. Me falta un año más, hay algunos proyectos de ley que me interesa sacar adelante, como retirar el mercurio de las vacunas, y otros proyectos que quiero presentar en educación y ver qué posibilidades hay de construir ahí. No me gusta dejar botadas las cosas.
-¿Qué consejo le dio su hermano?
-Cuando conversamos con el Guido esta alternativa de que fuera diputada, una de las cosas que me dijo fue que desde ahí no tienes que enfrentar todos los temas, "puedes elegir", me dijo. La ventaja del Parlamento es que puedes especializarte. Yo elegí educación y tuve la posibilidad, porque además tienes que esperar que coincida con que tu partido te ponga en la comisión que te interesa. En Salud, por ejemplo, están Accorsi y Núñez y están requetecontra apernados
-¿Y ha logrado algo en educación?
-No, no he logrado nada. Y eso es lo frustrante. Una de las cosas que me interesó siempre es que la educación pública en Chile tuviera realmente un lugar que hoy claramente no tiene. No hay mucho interés en rescatarla.
-¿A qué atribuye que como alcaldesa haya estado tan en primera línea, y como diputada prácticamente haya desaparecido?
-Yo nunca tuve una estrategia de buscar a los medios; más bien los medios me iban a buscar. En el Congreso hay muchos que se disputan estar en primera línea, y hay que armar cosas para salir en la prensa. Yo no tengo ese estilo. Y a los temas que a mí me interesa divulgar, la prensa no llega.
Guido: "Nuestra casa es el cosmos"
Guido ha aprovechado su estada en el Congreso para profundizar en la ecología y ha mantenido contacto con sus maestros, como el francés Edgard Morin.
-Me he dedicado al estudio de la física, la astrofísica, la paleontología, la teoría evolutiva. Soy hermano con todos los seres vivos y tengo un origen común con las bacterias.
-¿Para usted es tan importante una persona como un animal?
-Un ser humano es tal vez la visión más sofisticada. Somos una especie maravillosa, pero desde mi punto de vista somos una especie más. Soy un firme defensor de los derechos humanos, pero creo en la ética donde todos los seres somos valiosos.
Señala que tiene una conciencia cósmica y, por eso, para él el origen de la vida está en el Universo: "Se formó todo en el big bang hace 14 mil millones de años. Yo soy parte del Universo. Nuestra casa es el Cosmos".
-Usted es "sin Dios ni late ", no es trasnochador, no fuma, no carreteó en su juventud... ¿se reconoce ateo?
-Yo he derivado mi inquietud espiritual a la ciencia y a la religiosidad popular. Tengo un sentido de pertenencia al Universo como un todo. Estoy hecho de los mismos átomos, soy hijo del big bang , de la explosión de las supernovas: soy hijo de los ratones, de las bacterias.
