Uno es el presidente de la Cámara de Diputados y el otro, traumatólogo del Colo Colo. El primero recibió una lección de una señora sin dientes, y el segundo conoció la diferencia que hay entre el umbral de dolor de un acomodado y de un carenciado.
El día en que la esposa de Nicolás Monckeberg salió en la portada de Las Ultimas Noticias, el presidente de la Cámara de Diputados vio la página en internet y fue a despertarla. La periodista Isabel Cruz no podía creerlo. Hasta ahí había llegado el revuelo que causó su presencia en el Congreso durante el discurso-cuenta del Presidente Sebastián Piñera el 21 de mayo pasado. Los fotógrafos se preguntaban quién era esa linda joven sentada en primera fila.
Es que nada podía ser más ajeno a la esposa de Nicolás Monckeberg, de bajo perfil.
Pero los Monckeberg son relajados, quizás porque vienen de familias grandes vinculadas a la medicina y a la política. A Isabel Cruz le hizo gracia y a su marido, todo indica que también lo divirtió.
El día en que juntamos a los hermanos Monckeberg fue lo primero que conversamos. Y Nicolás aprovechó de contar otras cualidades de su esposa: canta como los dioses en un grupo cristiano, en misas y funerales; también le anima las campañas, pero ahí no es como un coro de ángeles, sino más al estilo Myriam Hernández, relata con chispa el parlamentario.
Su hermano Juan Eduardo, tres años menor que él, es más tímido. Claro, no es político. Pero tiene el ADN familiar: médico como el padre (aunque no ginecoobstetra, sino traumatólogo), fue gracias a esa especialidad que su corazón cruzado cedió a los encantos de Colo Colo, donde se desempeña como doctor de los futbolistas.
Las metas que les ponía la mamá
-¿Te acordái que una vez llegaste con promedio 7?
Le dice Nicolás (38) a Juan Eduardo (35).
El presidente de la Cámara de Diputados está haciendo recuerdos con el médico traumatólogo. Son dos de los cinco hermanos Monckeberg.
Estudiaron en el Colegio Tabancura. Según el parlamentario, Juan Eduardo era el más mateo. En cambio, él componía las notas al final del año.
-Mi mamá nos atrincaba bastante, porque en el fondo veía que si no lo hacía, empezábamos a flojear. Ella nos ponía metas. A mí me puso como mínimo un promedio 6. Cuando iba a terminar el año, yo empezaba intensas negociaciones con los profesores para recuperar calificaciones. Pedía, por ejemplo, hacer un trabajo. A mi hermano Juan Eduardo le exigían de 6,5 para arriba.
-¿Por qué?
Con sencillez, responde el aludido:
-Probablemente me veían con más capacidad. Yo crecí reflejándome mucho en mi papá. Lo acompañaba desde chico a la clínica, a sus cirugías. Me encantaba el ambiente médico. En la enseñanza media nunca me cuestioné otra opción: quería ser doctor.
Era tanto su entusiasmo por la medicina, que Nicolás recuerda que cuando iban de vacaciones a las Rocas de Santo Domingo muchas veces el papá tenía que regresar de noche a Santiago. Y entonces "éste (Juan Eduardo) dejaba reservado el puesto para venirse a Santiago con mi papá".
La madre, profesora y psicopedagoga, se encargaba de cultivar la disciplina en el hogar. "Siempre recordaba que había que hacer las cosas bien, independiente de cuáles fueran. Ella nos incentivaba mucho el deporte, nos pasaba a buscar al colegio, nos llevaba a actividades extraprogramáticas", comenta Nicolás.
La familia Monckeberg Díaz vivía en Manquehue con Colón. Luego se mudó a Estoril, siempre en la comuna de Las Condes. Y cuando los hijos estaban más grandes se cambiaron a Lo Barnechea.
-Mi casa fue el retrato de una familia con puros hermanos hombres. Por eso mi única hermana fue muy yunta y par de mi mamá. El resto, los cuatro hombres más mi papá, que era a ratos un quinto hermano, lo pasábamos muy bien. Era normal que mi papá llegara a la casa a las doce y media de la noche y que se quedara comentando con nosotros cada partido del Chino Ríos por lo menos hasta las dos de la mañana.
Costumbre que mantuvieron siempre. "Cuando éramos universitarios no hubo día en que nos acostáramos antes de la una".
Cuando eran niños, el hermano mayor, Manuel José, marcaba la pauta de entretención y los demás lo seguían. Nicolás se aburría pronto cuando empezaban con los juegos tipo Guerra de las Galaxias o el mundo imaginario del zoológico. "Algo que no fuera real o concreto me aburría", cuenta, y terminaba jugando fútbol.
Juan Eduardo recuerda:
-Nosotros jugábamos mucho fútbol de chicos, y con el tiempo se fue generando una rivalidad tremenda. No había partido en que el mayor y Nicolás no terminaran peleando.
Nicolás:
-Esto duró hasta los 6 años, porque la guagua de la casa, que era Juan Eduardo, empezó a aprender de los hermanos mayores y ya a los 7 años nos ganaba a los dos. Y hasta los 15 años era el mejor del colegio, lejos.
-Usted, Juan Eduardo, es el traumatólogo de Colo Colo, ¿es colocolino?
-La verdad es que trabajando en Colo Colo es muy difícil no tomarle cariño a la gente, al club, a los muchachos, así que, básicamente, hoy me siento uno más.
Con lo cual el padre de los Monckeberg, de la Católica, se siente un tanto traicionado.
-Pero sigo teniendo corazón de cruzado -se defiende Juan Eduardo.
Nicolás sí que es colocolino de siempre:
-Vamos juntos al Monumental, y ¡qué mejor que ver un partido con el médico del equipo!
Juan Eduardo trabaja también en Meds, la clínica de medicina para deportistas de alto rendimiento.
-Uno de los grandes íconos que tiene el Meds, Roberto Yáñez, fue mi profesor en la Universidad. Nos inculcó el tema de la traumatología deportiva, y nos recibió en la clínica con los brazos abiertos. El me apadrinó y me incluyó en Colo Colo.
La señora sin dientes que le abrió el mundo al diputado
Juan Eduardo no se imaginó de otro modo a su hermano, sino en lo que está hoy:
-Cuando empieza la edad típica de mirar al hermano, siempre lo vi vinculado a la política, preocupado de los temas sociales. El tío abuelo Fernando Monckeberg (Premio Nacional de Medicina 2012), fue fundador de Conin (la Corporación de Nutrición Infantil) y también participó en política. Cuando a Hernán Büchi le bajó la crisis existencial, fue precandidato presidencial.
Aparte de Fernando, está el tío Gustavo Monckeberg Barros, ginecólogo y diputado por Santiago.
Según Nicolás, abogado de la Universidad Católica, diputado por el distrito 18 (Quinta Normal, Lo Prado y Cerro Navia), todos los hermanos tienen un espíritu social muy marcado. Juan Eduardo hace lo suyo desde su profesión, titulado en la Universidad de Chile, doctorado en España y con especialidad en rodilla y cadera. "El fundó la Unidad de Traumatología en el Hospital de San Bernardo", cuenta, y Juan Eduardo relata:
-Al principio íbamos al hospital con ex alumnos de la Universidad y después seguimos yendo con colegas del Meds. Llevamos más de un año y medio. Estamos haciendo bastante cirugía. La Unidad de Traumatología del Hospital de San Bernardo se va a transformar en un centro de referencia de prótesis de rodilla.
Nicolás está orgulloso de su hermano chico, también casado con periodista, con tres hijos y un cuarto a punto de nacer.
Así como Juan Eduardo heredó de su padre la vocación por la medicina, el diputado cree que la política también le vino del ambiente familiar:
-La verdad es que yo admiré siempre en mi familia esa mezcla entre el debate político y la acción social, y eso fue lo que más me encantó: que se puede ser político y te da una oportunidad única de desarrollar acción social.
Cuando Juan Eduardo iba en segundo año de Medicina, Nicolás era concejal en la Municipalidad de Santiago (tenía 22 años). Cuenta el diputado:
-Un día le comenté a mi hermano que descubrí que en Santiago Centro había una población de adultos mayores gigantesca y, dentro de ella, un sector importante de gente postrada, alimentándose de comida que le dejaban en la mañana en el velador. Mi hermano me propuso hacer una cuestión que fue increíble: con un grupo de estudiantes de segundo año desarrolló una especie de mapa de dónde estaban esos adultos postrados, y comenzaron a atenderlos. Cuando Lavín asumió como alcalde de Santiago, con ese mapa hizo un plan especial de atención al adulto mayor postrado, que quedó para siempre.
-Diputado, ¿qué ha sido lo que más lo ha impactado, de lo que ha visto en su vida política?
-Una visita que hice al consultorio de Ninhue, en la Región del Biobío; una de las comunas más pobres de Chile. En la sala de espera conocí a una viejita y le pregunté qué estaba aguardando. Me dijo que al dentista. Le vi que no tenía ni un diente. Quizás con un poco de sarcasmo, le pregunté para qué lo esperaba. Y me respondió: "Hace unos meses vine, el dentista me sacó los dientes, me dijo que volviera al mes siguiente y llevo dos meses sin encontrarlo, y nadie sabe dónde está mi placa". Ella pensaba que la solución era encontrar al dentista. Eso me impactó, porque muchas veces el tema de la pobreza en nuestro país no tiene que ver con carencia económica, sino que le hemos destruido la autoestima a la gente. Me di cuenta que nos va a costar salir de la pobreza, fundamentalmente porque a la gente le hemos destruido su capacidad de creer en sí misma.
-¿Y hay alguna pelea que haya dado que lo haya hecho pensar "por Dios, que es sucia la política"?
-Estábamos en plena etapa de fiscalización en el caso de Chiledeportes, habíamos denunciado (corrupción). En esa época acababa de tener a mi tercera hija, la Angelita. La Isa (su esposa), que es la encargada de pagar los gastos comunes del condominio donde vivimos, apenas nació la guagua, a fines de enero, se fue a la casa en la playa, en Santo Domingo, a pasar su posnatal. Y se atrasó dos meses en los gastos comunes. Un día, mientras yo estaba en plena fiscalización del caso Chiledeportes, me llama mi señora y me cuenta que había visto al ministro del Interior (de la época) en la televisión, diciendo que le recomendaba al diputado que pagara los gastos comunes. Mi señora tuvo un sentimiento de culpa, y le afectó. Yo no tengo ninguna duda que Francisco Vidal debe haberse arrepentido, pero en ese momento él consideró legítimo decir por televisión que yo tenía esa deuda, que eran 30 mil pesos por enero y febrero.
Aprendió que la política es sin llorar. Aunque le lancen un proyectil en los ojos, como le ocurrió en una ocasión.
La anestesia es distinta en las clínicas privadas
Su hermano Juan Eduardo se mueve entre el sector oriente de Santiago y la zona sur, entre ligamentos y huesos rotos. Y justamente en esa diferencia de lugares ha descubierto lo que más lo ha impactado.
-¿En qué nota la diferencia, desde el punto de vista médico?
-En soportar el sufrimiento, aguantar el dolor físico y en agradecer lo que uno hace por ellos. He trabajado con un par de anestesistas y conversamos sobre las pautas de anestesia que se utilizan en clínicas privadas para controlar el dolor, y no tienen nada que ver. Básicamente la diferencia es la capacidad que tiene la gente a la que la vida le ha tocado más dura, de aguantar el dolor. En el mundo acomodado las personas se quejan más. De alguna manera les duele más, porque en verdad no han estado sometidas al rigor o al dolor al que ha estado expuesta la gente más humilde, y ése es un tema que conmueve mucho.
La reunión del tío Cristián con Lagos, y las patologías degenerativas-¿Qué le pareció la reunión de su tío Cristián Monckeberg el lunes pasado con el ex Presidente Ricardo Lagos?
-Emmm, de mi tío Cristián, ayayay...
El cambio de giro de la conversación, apuntando a quien, además de ser diputado de RN como él, es familiar y muy amigo, sorprende a Nicolás. Reacciona pronto:
-Me parece una reunión normal dentro del diálogo que queremos construir. El Presidente Piñera se reunió con Lagos y con todos los ex presidentes, para hablar precisamente del sistema electoral, y no veo dificultad en que diputados hagan lo mismo, con respeto y madurez.
-¿Se juntó con él porque lo considera la persona más influyente de la izquierda?
-Me parece que de los ex presidentes, Ricardo Lagos es quien se ha mostrado más interesado en el último tiempo en lograr acuerdos en este tema.
-Generó ruido el encuentro, en el mismo seno de su partido...
-Obvio que estas reuniones generan ruido y se prestan para dobles interpretaciones, pero la única interpretación válida es la que pueda dar la ciudadanía, y estoy seguro que la gente valora cualquier esfuerzo para que los políticos nos pongamos de acuerdo.
Le han tocado momentos chúcaros.
-De alguna forma, me ha tocado asumir un rol en un momento de mucha turbulencia, y tengo la obligación de tratar de calmar las aguas y generar un clima mínimo para que los proyectos avancen y puedan beneficiar a la gente. Y no ha sido fácil, porque algunos amenazan con bloqueos legislativos, donde se confunden a veces descalificaciones con agresiones, y eso entorpece la labor legislativa y hace que la gente nos critique aún más.
Sigue:
"Y como soy medio porfiado, me propuse como meta, al menos, detener la caída, hasta ahora permanente, en la imagen de la Cámara de Diputados y en la confianza que la gente tiene en nosotros".
-¿Cómo piensa lograrlo?
-Para eso hay que trabajar mucho en las formas y en las actitudes. Estoy pensando en eso permanentemente y, confieso, me quita el sueño.
-¿Cuáles son sus prioridades legislativas?
-Reforma tributaria, nuevo mecanismo de financiamiento de la educación superior, ley de primarias políticas y traspaso de facultades a los gobiernos regionales.
-¿Y el sistema binominal?
-Se van a hacer los esfuerzos para que haya un acuerdo.
-¿En qué topan?
-El problema es que todavía no se logra un acuerdo en torno a la fórmula. Nuestro sistema electoral no es perfecto, ni mucho menos inmutable. Y, por lo tanto, no veo razón alguna para impedir que estudiemos un eventual acuerdo para modificarlo. Lo que tengo claro es que los cambios tienen que permitir que nuestro sistema avance a un sistema más proporcional y, en segundo lugar, facilite la mayor participacion permitiendo que cada partido presente más de un candidato en las elecciones.
-¿Es partidario de aumentar la proporcionalidad incrementando el número de parlamentarios?
-Ojalá acordáramos una fórmula sin tener que aumentar el número de diputados y senadores. Sin embargo, debo reconocer que esa fórmula es política y técnicamente más dificil de acordar.
-¿Por qué?
-Porque para lograr más proporcionalidad hay que crear distritos de diputados, circunscripciones senatoriales de mayor tamaño y con más electores, y eso implica cambiar circunscripciones de senadores y diputados ya elegidos.
Al hermano médico del diputado le preocupa otro tema, antes que el binominal. La atención pública en aquellas patologías que no están en el Auge y que son degenerativas, como las que impiden caminar normalmente.
-Hay pacientes con rotura de meniscos, de ligamento cruzado de las rodillas, que los mantienen 7 u 8 años sin resolverles el problema en la atención pública. Y cuando llegan al especialista privado, ya la rodilla está prácticamente destruida. Me consta que en los hospitales de Santiago está la capacidad técnica, pero faltan horas de especialistas. Hay un problema básicamente de falta de recursos humanos.