Elizabeth Morris era la pareja del cabo Cristián Vera, el carabinero que murió en medio de disturbios del 11 de septiembre en la comuna de Pudahuel.

Su nombre volvió a sonar el año pasado en dos ocasiones. La primera, cuando la Corte de Apelaciones le dio la razón al otorgarle una indemnización de $75 millones por daño moral debido a que el uniformado no estaba protegido con los elementos de seguridad necesarios. Luego, unas semanas más tarde, cuando dijo en una entrevista que sentía que el cabo Vera no se había marchado, sino seguía acompañándole.

Y este lunes, la mujer volverá a aparecer públicamente en el programa de Chilevisión "Síquicos", donde los participantes en el reality realizarán diversas pruebas, usando incluso como un medio de acercamiento un uniforme del asesinado suboficial.

-¿Por qué aceptó participar en el programa?

-Ellos me contactaron y acepté porque siempre he buscado explicaciones para las cosas que me pasaban. Cristián está siempre presente y todas las veces que lo he soñado me dice que no está muerto. En la casa se hace sentir de diversas formas, en las noches se sienten ruidos, se caen sus fotos. Mis hijos lo han visto de noche. Todo partió incluso esa noche en que se iba de servicio y murió, en que me llamó como a las nueve para despedirse como nunca antes lo había hecho. Y luego vinieron los primeros sueños, porque él me decía que luchara, que no permitiera que se perdiera lo que habíamos construido.

-¿Cómo fueron las pruebas?

-Yo nunca estuve junto a los síquicos, los veía por un monitor. Y ellos tampoco fueron informados de quién se trataba, por eso es bien impresionante lo que pasó.

-¿Por qué?

-Supe que todo lo que yo sentía era realidad, que él no se ha ido. Tal vez no se ha ido por promesas, cosas que no alcanzó a cumplir. El es mi ángel.

-Una escena impactante es la del uniforme del cabo en una mesa y los síquicos alrededor... Podría haber molestia en Carabineros.

-Esa era su tenida 1, la que sirvió a los síquicos para saber de quién se trataba. Y no, no creo que haya problemas, porque es algo netamente mío. Ahora sí vamos a ver cómo se lo toman sus papás, porque son evangélicos; para ellos esto es casi paganismo, diabólico. Y no es así, para nada, porque él nunca me ha hecho daño. De hecho el viernes del 27-F me avisó en un sueño que venía un terremoto y agua. Siempre me avisa lo que va a pasar. También me avisó que había ganado la causa cuando demandé al Estado. Ahí me dijo "no estoy muerto, quiero que te cuides y cuides a los niños". Nos tomamos de la mano y le toqué la cara. Después me dijo que se tenía que volver a Lebu, donde está enterrado.

-¿Le cambió la vida con la indemnización?

-Todavía no pagan, porque el último trámite judicial fue en enero. Yo sigo viviendo de la confección, como siempre.