Carla Verdugo vivía feliz con su esposo (profesor de Historia) y sus dos hijos en Chiloé... hasta que apareció Aliste Vega. El hombre -acusado de matar al cabo Moyano- llegó a pedir alojamiento a la casa de la pareja... se hizo pasar por estudiante de Antropología.
Vicente -esposo de Carla Verdugo- por primera vez cuenta lo que vivió con la llegada del lautarista.
Foto RICARDO ABARCA
Vicente Tureo Arratia no recuerda la fecha ni la hora exacta, pero sí que fue una tarde de marzo de 2009 cuando se dio cuenta de que su esposa, Carla Verdugo Salinas, llevaba al menos un año engañándolo con otro hombre.
Estaba revisando el computador que ambos usaban cuando encontró un archivo con una carta donde su mujer -con quien tenía dos hijos producto de una relación de ocho años- le declaraba su amor eterno e incondicional a "Rorrito"... como ella llamaba a Rodrigo Antonio Hernández Vega.
Pero ese era el nombre de fantasía que por esos días usaba el ex lautarista Juan Aliste Vega, el delincuente más buscado de Chile por liderar el robo al Banco Security (en octubre de 2007) y por ser el autor de los disparos que -en medio del atraco- terminaron con la vida del cabo de Carabineros Luis Moyano.
El descubrimiento realizado por Tureo aquel día dejó al descubierto la seguidilla de engaños y mentiras en las que se vio envuelto producto de la relación paralela que tenía su señora, la misma mujer que el miércoles pasado quedó en prisión preventiva por un delito terrorista tras ser sorprendida cuando -junto a su hermano, Iván Silva- preparaban la instalación de un artefacto explosivo.
En su departamento, en medio del cerro Cordillera de Valparaíso, Vicente por primera vez accede a conversar con la prensa sobre el tema y recibe a "La Segunda" para recordar detalles inéditos de su vida con Carla Verdugo; su relación con Juan Aliste Vega y admitir que en un minuto supo la identidad real del lautarista, pero que no lo denunció... por miedo.
Aliste llega a Chiloé
Corría la última semana de febrero de 2008 y aunque todavía era verano en la Caleta Inío (al sur de Chiloé), llovía torrencialmente. Aquella noche Vicente Tureo estaba reunido con el lonco Prosperino Almonacid en la escuela del poblado cuando súbitamente alguien golpeó la puerta.
"Eran más de las 9 de la noche y estaba muy oscuro, pero se podía ver una figura delgada y bien vestida que apareció empapada y con una mochila al hombro pidiendo alojamiento", recuerda el profesor de Historia.
Era Juan Aliste Vega -quien bajo el nombre de Rodrigo Hernández- aseguraba ser un estudiante de Antropología que había llegado hasta ese lugar con la intención de desarrollar una investigación relacionada con los pescadores artesanales.
"Me mostró una credencial de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y una carta de recomendación del padre (Alfonso) Baeza. Así que lo dejé entrar", afirma Tureo. Una vez dentro, le dijo que dejara sus cosas y le ofreció un café. "Desde un principio fue muy atento y 'buena onda'... Pero nunca antes lo había visto, ni siquiera en las noticias", aclara con un cigarrillo en la mano.
"Se enojó porque lo había recibido sin conocerlo"
Al día siguiente y durante las dos semanas posteriores a su llegada, Aliste Vega se sumó a las labores de la escuela como cortar leña, hacer aseo o pintar murallas, alivianando la carga de trabajo que hasta ese momento recaía sólo en los hombros del profesor de Historia.
Todo iba bien hasta que Carla, su pareja, regresó de Santiago después de asistir al funeral de su abuelo. "Se enojó mucho porque había recibido en la casa a alguien sin conocerlo", dice irónico al agregar que el disgusto a su mujer sólo le duró... un día.
De ahí en adelante Aliste y Verdugo se transformaron en compañeros inseparables, pues ella no trabajaba y su marido pasaba gran parte del día haciendo clases. "Ahora me doy cuenta de que me engañaron durante mucho tiempo. De hecho, durante las terapias que ha tenido mi hija mayor, le ha dicho a la psicóloga que para ella era normal tener dos papás", cuenta.
"Vivíamos al lado de Piñera"
Y aunque la relación con su mujer se tornaba cada vez más distante y Carla estaba cada vez más agresiva, Vicente se casó (no muy convencido) el 23 de mayo de ese año. No hubo una gran ceremonia y sólo estuvieron presentes la abuela de Verdugo (Nina) y una amiga llamada Francia, quienes viajaron hasta Caleta Inío para ser sus testigos.
A esa altura la pareja ya tenía dos hijos, Libertad (7) y Gerardo (5), quienes se quedaron en la casa al cuidado de Aliste Vega mientras sus padres se casaban.
Tras celebrar el matrimonio, la familia Tureo-Verdugo se fue a vivir a una propiedad contigua al Parque Tantauco, donde tiene casa el Presidente Piñera. Y en la propiedad de atrás a la de ellos, el ex lautarista compró un terreno que canceló con $1.000.000 en efectivo.
"Ahí le ayudé a parar cuatro palos donde se puso a vivir", dice Tureo, quien confiesa que pese al gran operativo de seguridad que se desplegaba en el sector cada vez que llegaba el Mandatario "Aliste Vega se paseaba delante de todos... y nunca nadie lo reconoció".
"Pensé en denunciarlo... pero tuve miedo"
El hombre de 32 años recuerda que como el suministro eléctrico era irregular en la isla, podían pasar largos períodos sin acceso a información. Pero un día pudo conectarse a internet y ver con asombro que quien había vivido bajo su techo durante meses era uno de los hombres más buscados del país.
"Quedé impresionado y de inmediato fui a encararlo para preguntarle quién era realmente". Durante largo rato el ex lautarista negó ser Juan Aliste Vega. "Pero de pronto estalló en lágrimas y reconoció ser quien buscaba la policía por el robo al banco y el asesinato del carabinero, pero dijo que era una víctima de la dictadura y que lo habían torturado", cuenta.
Confiesa que mientras escuchaba los descargos, pensó en denunciarlo. "Pensé en hacerlo. Pensé en Carla, en los niños... y tuve miedo. Tuve temor de que les hiciera algo mientras iba al retén, porque quedaba a un par de horas de distancia", dice hoy con rabia y resignación.
Sin trabajo y sin familia
Nuevo meses después, en marzo de 2009, asumió el nuevo alcalde y con la administración entrante, Tureo perdió su trabajo como profesor y volvió junto a su familia a Santiago. En su casa dejó a Aliste Vega, para que la cuidara.
Fue tras su regreso a la capital y mientras vivía de allegado en el departamento de su suegra (Marianela Salinas) que se dio cuenta de la infidelidad de su esposa. "Cuando encontré la carta en el computador, le exigí explicaciones y ella no dijo nada... Allí le contaba que los niños estaban bien, que lo querían y lo echaban de menos", recuerda.
Desesperado, viajó hasta la X Región para enfrentarlo... pero eso nunca se concretó porque el mal tiempo impidió que pudiese tomar una barcaza que lo llevara a Caleta Inío. Resignado, regresó a Santiago, pero su esposa ya no estaba... sus hijos tampoco.
"Mientras yo regresaba a Santiago, ella iba a Chiloé a encontrarse con Aliste (...) Allá Carla vendió la casa y remataron todo lo que estaba dentro", cuenta. Después les perdió el rastro al menos 5 meses.
Lo intentaron internar
Vicente no sabe si estuvieron todos en Pirque, si se trasladaron al norte o si incluso salieron del país.
De lo que sí está seguro es que su mujer intentó por todos los medios de poner a su familia en su contra. "Les dijo a mis padres que yo era alcohólico, violento y que le había pegado... Lo peor, es que le creyeron", por lo que intentaron internarlo en un hospital psiquiátrico.
Desorientado, sin trabajo y sólo con la ayuda de una tía que le prestó algo de dinero, partió por un mes a Argentina para rearmarse y regresar a recuperar a sus hijos.
Sólo en febrero de 2010 volvió a ver a Libertad y a Gerardo. Ahí comenzó la pelea por la tuición de los pequeños y aunque los niños viven de manera transitoria con él, sólo hoy la justicia determinará si la tuición será permanente. Vicente confía en que así será: "¿A quién se le puede ocurrir ir a instalar una bomba a las 3 de la mañana cuando está en una disputa legal por la custodia de sus hijos?", se pregunta.
Teme perder su trabajo
Lo que más lamenta es el estrés al que han estado sometidos sus hijos: "Carla los llevó dos veces a la Cárcel de Alta Seguridad para que vieran a Aliste, estuvieron en casas okupa y quizás en cuántas partes más".
Y agrega que su esposa ya le advirtió que cuando Aliste salga de prisión, formarán una familia junto a Libertad y Gerardo. Asegura que "hace dos años que ella no pone un peso para mantener a los niños. Yo gano $350 mil como profesor en una escuela en Playa Ancha y tengo que arreglármelas para que ellos estén bien", dice.
Admite que con todo esto teme perder su trabajo porque el lunes pasado, tras la detención de su esposa, un equipo de Fuerzas Especiales de Carabineros allanó su casa. Los policías estuvieron por lo menos tres horas registrando todo y no lograron encontrar nada que lo relacionara con el Caso Bombas, con grupos anarquistas, antisistémicos o ex lautaristas.
Y aunque asegura que el operativo fue ilegal "porque entraron a la casa estando desocupada y después me fueron a buscar", ya no le importa... "Sólo quiero que esto se termine", dice hastiado.
Se conocieron durante una toma universitaria...
El certificado de nacimiento de Carla Andrea Verdugo Salinas dice que nació el 4 de octubre de 1980. Que su madre es Marianela Salinas y su padre Carlos Verdugo Reyes.
Sin embargo, durante la formalización en su contra quedó al descubierto que su progenitor es en realidad Jorge Silva Saldívar.
Si bien el dato no era transcendente para el juicio, podría ser clave para entender la cercanía de la mujer con grupos de ultraizquierda. "Ella se crió en Pudahuel con su abuela y a los 14 años se enteró de la identidad de su verdadero padre y que tuvo un tío detenido desaparecido", dice Vicente Tureo, quien aclara que recién en ese momento Carla se fue a vivir con su madre.
Y aunque mientras estudió no demostró mayor interés en la política militante ni participó en los centros de alumnos -en el Liceo Confederación Suiza y la U. Católica de Valparaíso-, sí estaba presente en las marchas y protestas callejeras que organizaba el Instituto de Historia, donde cursaba licenciatura.
De hecho, Vicente la conoció durante una toma en el año 2000.
"A ella le gustaba llamar la atención y siempre estaba animando peñas", recuerda. Agrega que todos la conocían como "la chica", que era bien hippie para vestirse y "buena" para los pitos. "Fumó marihuana durante todo el embarazo de la Libertad, por eso la niña tuvo ciertos problemas de aprendizaje", confiesa.
Asegura que sus niveles de agresividad se incrementaron tras conocer a Juan Aliste Vega. Cuenta que en una oportunidad ella lo amenazó de muerte. "Llegó a ver a Gerardo porque estaba enfermo y en un momento nos quedamos solos. Levantó la mano simulando que me apuntaba con una pistola y me dijo: 'Donde te pille, te mato conchetumadre'".
Agrega que "ella reivindica la vía armada como lucha para cambiar el sistema" y lamenta la osadía que ha demostrado desde que está junto al ex lautarista: "El 9 de julio supe por las noticias que la habían detenido a ella y a Aliste Vega en Buenos Aires. Después, que la arrestaron durante una marcha a favor de los lautaristas detenidos y el lunes pasado porque portaba una bomba".