El «Acuerdo de Vida en Pareja» que se tramita en el Congreso y la nueva Ley Antidiscriminación (a punto de aprobarse) son sólo dos botones de muestra del inédito éxito que ha tenido el lobby homosexual bajo la administración Piñera. ¿Estamos frente a un "punto de no retorno"? Hablan los protagonistas.
"El gobierno de Piñera ha sido 'el mejor de los mundos posibles' para los homosexuales... en sólo dos años han logrado más que en los últimos 20".
El comentario -en tono de crítica- lo hizo un vecino de la comuna de Santiago tras ver pasar el cortejo fúnebre de Daniel Zamudio , el joven gay que fue brutalmente asesinado por una pandilla neonazi. Lo curioso es que, off the record , los propios dirigentes de entidades ligadas al movimiento homosexual admiten, no sin cierto orgullo, que es cierto: los mayores avances en materia de "diversidad" se han concretado bajo la actual administración.
Según el presidente de la fundación =Iguales, Pablo Simonetti , el puntapié inicial de este fenómeno lo marcó el propio Sebastián Piñera, quien funcionó como un "agente de cambio al interior de la derecha" y que optó por incluir a un homosexual en su campaña política, antes de llegar a La Moneda. En enero de 2010 el ingeniero Luis Larraín apareció en la franja televisiva en su condición de homosexual para decir que Piñera "será nuestra voz". El compromiso detrás de ese eslogan se concretó más tarde con el envío de un proyecto de ley que busca crear el «Acuerdo de Vida en Pareja»: una suerte de pacto civil, diferente al matrimonio.
El ambiente social, asimismo, ha cambiado a gran velocidad: palabras como "maricón" han ido desapareciendo del vocabulario de los chilenos y hasta los humoristas han optado por sacar de sus rutinas aquellos chistes que se reían de los homosexuales. Hoy Twitter, sin ir más lejos, es terreno fecundo para las campañas antidiscriminación... y fue la plataforma perfecta para organizar la multitudinaria "Marcha por la Diversidad" en junio del año pasado, en la que participaron familias completas.
A esto se debe sumar la próxima aprobación de la Ley Antidiscriminación, que dormía desde hace siete años en el Parlamento.
¿Cómo se explica que, a diferencia de lo que tradicionalmente se ha pensado, sea en un gobierno de centroderecha donde más se ha avanzado en lo que algunos bautizaron como la "agenda rosa"?
Vía Skype desde París, en donde se encuentra estudiando un máster en Gestión Pública Internacional, el propio Luis Larraín reconoce que existe una "paradoja" al respecto: "Antes era la izquierda la que proponía y la derecha la que se oponía... Pero resulta que ahora gobierna una derecha más liberal, más abierta, encarnada en la figura de Piñera, que ha sido la que ha propuesto los temas para avanzar, y la izquierda se ha sumado".
Para el vocero del Gobierno, Andrés Chadwick , este fenómeno "tiene una explicación muy simple (...) Nosotros no estamos desarrollando ni cumpliendo ninguna agenda rosa, o gay... o de ningún color, sino que entendemos como un valor fundamental de nuestras convicciones el respeto por la dignidad de cada ser humano". Y en eso, añade, Piñera "tiene un compromiso fuerte por ir desarrollando ese concepto a la luz de lo que son las exigencias de una sociedad como la actual".
"Ese avance, sin embargo -y tal como apunta el diputado UDI José Antonio Kast - ha sido diferente al que se podría haber esperado de un gobierno de izquierda, como el de Lagos o Bachelet (...) Aquí se ha avanzado, sí, pero de un modo más moderado: la misma Ley Antidiscriminación que se aprobará, por ejemplo, es muy diferente a la que ingresó en 2005 al Congreso... o el AVP que planteó finalmente el Presidente Piñera, que no pasa a llevar la figura del matrimonio".
Según el diputado RN Cristián Monckeberg , sin embargo, en todo esto no hay paradoja alguna: "La derecha es más tolerante que la izquierda, y siempre ha sido así. Que nos vendan una pomada diferente... eso es otra cosa. Estos avances en igualdad de derechos hablan y retratan muy bien lo que es un gobierno de derecha".
Coincidiendo con Kast, Monckeberg plantea que "se ha ido avanzando a nuestro modo" y "sin los complejos que pudo tener la Concertación en su minuto, o la DC, de no querer espantar a los sectores más conservadores con este tipo de iniciativas".
Entre las razones para explicar este "paradójico" éxito del lobby gay en Chile, Simonetti suma un contexto internacional "ad hoc": "Son vientos que vienen desde fuera y que están influyendo con fuerza en nuestro país. El matrimonio igualitario es una realidad que está en Argentina... ¡al lado nuestro! Y ya viene en Francia... y en Inglaterra. A eso hay que sumar un panorama mundial que ha avanzado de manera muy rápida en materia de derechos humanos. El reciente fallo favorable a Karen Atala es consecuencia de ello".
Jaime Parada , vocero del Movimiento de Liberación Homosexual, tiene su propia explicación del "favorable ambiente" que viven hoy las demandas gay: "Lo que vemos hoy es la consolidación de un trabajo que se viene desarrollando desde los últimos 20 años, con el Movilh como actor principal (...) Hemos ido generando este clima, y eso nos ha significado luchas contra las fuerzas conservadoras". Es lo que el presidente de esa entidad, Rolando Jiménez , llama "pedagogía en contra de la discriminación (...) Hoy estamos cosechando los frutos de una acumulación de denuncias, que hemos hecho con paciencia, poco a poco, durante muchos años".
Tanto Jiménez como Parada, en todo caso, valoran que a sus esfuerzos se hayan unido "nuevas voces", como la de la fundación =Iguales, "que siempre son un aporte". Pero insisten en que esta suerte de " momentum " gay -reconociendo el "genuino interés" de Piñera por avanzar- "le tocó" a la derecha al llegar al poder "en un momento especial, de eclosión social en materias de diversidad", dice Parada.
Esto último, en contraposición de quienes piensan que el discurso de la fundación presidida por Simonetti "dio en el clavo al sostener un discurso más inclusivo y no tan de denuncia". Desde el gobierno apuntan que la fundación =Iguales "han hecho un trabajo serio, con comisiones, generando políticas públicas, y levantando la bandera de la "igualdad", una causa más masiva que la defensa de los intereses particulares del mundo gay. El Movilh, en ese sentido, ha sido más combativo".
La voz de la Iglesia
¿Otra posible explicación? Hay quienes apuntan a la Iglesia Católica como una institución que, a raíz de los escándalos sexuales que se han destapado últimamente, ha visto mermada su influencia. "Han perdido mucho poder. Hoy existe una visión mucho más laica de la sexualidad", asegura Simonetti.
Consultado al respecto, Jaime Coiro , portavoz de la Conferencia Episcopal, asegura: "Que la voz de la Iglesia Católica sea escuchada con menor fuerza o tenga un peso menos significativo a la hora de debatirse una iniciativa determinada de ley, no necesariamente se explica en una mayor o menor influencia de las instituciones religiosas". Según el vocero, "hay que analizar las decisiones en virtud de sus respectivos contextos históricos" y, en ese sentido, "a pesar de lo adversas que pudieran ser, en determinado momento, las circunstancias históricas que vive la Iglesia, la coyuntura no puede afectar este deber moral que tiene de anunciar el evangelio de Cristo a la sociedad (...) No le impidió hacerlo la adversidad extrema de una dictadura, tampoco se lo impide hoy la situación compleja que enfrenta la Iglesia tras la participación de algunos sacerdotes en gravísimas faltas y delitos contra menores de edad".
Y subraya: "Del mismo modo en que diversas instancias de la sociedad tienen la posibilidad de ofrecer su mirada particular sobre los asuntos de debate público, la Iglesia Católica también ha concurrido cada vez que ha sido consultada su opinión sobre materias de interés humano y social. Lo ha hecho, lo sigue y lo seguirá haciendo".
Lo que viene...
Finalmente, Rolando Jiménez asegura estar optimista con la "sorpresa" que significará el cambio en el padrón electoral que -a partir de las próximas elecciones- incluirá a otros 4 millones más de posibles votantes, "muchos de ellos gente joven, más tolerantes... abiertos a los cambios". En ese sentido, dice, los próximos cinco años "serán fecundos" para conseguir "nuevas conquistas" a nivel legislativo: "Esto ya no para. Ahora vendrá la ley de identidad de género para personas transexuales y el ansiado matrimonio igualitario".
Para José Antonio Kast, en todo caso, aún falta lo más relevante: "Un cambio en las conductas, en el trato humano, en las relaciones que entablamos con homosexuales, inmigrantes... con todo aquel que pueda sentirse discriminado. Ese es un cambio cultural, un gran paso que, como sociedad, todavía nos falta dar".