"A las 5:06 del sábado 3 de marzo llegó el paciente. La situación de rescate se hizo a través del Samu, que recibió una llamada de un guardia del parque San Borja. Este paciente llegó en estado de máxima gravedad. Fue atendido en un box recuperador, donde los pacientes son trasladados cuando hay riesgo vital inmediato".

Con estas palabras el director de la Posta Central, doctor Emilio Villalón, recordó las primeras horas de Daniel Zamudio en el centro asistencial.

En una conversación con "La Segunda", rememoró los 25 días de agonía del joven homosexual que falleció la tarde de este martes, tras haber sufrido una brutal golpiza.

"La situación de Daniel era dramática", dice y comienza a enumerar. "Tenía parte de la cara con contusiones, ambos ojos con grandes moretones y una contusión múltiple con edema facial (hinchazón). Tenía compromiso de conciencia y estaba en coma".

-Destacaba una contusión craneana severa y una fractura expuesta de la pierna en el que el hueso se veía y cambiaba la dirección de la pierna. Estas lesiones no eran para nada habituales, porque eran en zonas muy diferentes del cuerpo...

Y prosigue: "Nosotros tenemos casos de esta naturaleza, pero no lesiones causadas por terceros con tanta severidad, con tanto ensañamiento. Felizmente las lesiones no generaron un sangrado tan profuso, por lo que se presume que el trauma tuvo que haber sido una o dos horas antes".

Pasó un día como un NN

El doctor recuerda que durante todo el sábado el joven permaneció internado como un NN, sin saber su identidad. "La PDI lo identificó (al finalizar) ese día y dijo que se llamaba Daniel Zamudio. Luego ubicaron a su padre, Iván. Cuando llegó y lo vio, se dio una situación súper dramática".

Desde ahí -dice- el ataque dejó de ser privado. "El lunes el padre dio un vuelco en el caso al reconocer, ante la televisión, que su hijo era homosexual y que tenía ciertos dibujos (en su cuerpo) que interpretaba como neonazis, que todo se debía a una discriminación".

La evolución: recuperaciones y caídas

El médico cuenta que desde que ingresó a la Posta Central, la atención de Daniel se convirtió en una prioridad: "Estuvo con riesgo vital las primeras 48 horas. Entre el segundo y quinto día se vio un espacio para que se recuperara. Pero los pacientes críticos, de un día a otro empeoran, y es muy difícil que puedan recuperarse".

Recuerda que el miércoles desarrolló una neumonía asociada al trauma, "lo que es común, ya que cuando alguien sufre golpes de esta naturaleza devuelve el contenido gástrico y va a dar a los pulmones".

Pero lo peor estaba por venir. "Cuando tratábamos esta enfermedad, tuvo una violenta convulsión en que los músculos se contrajeron de forma violenta, se cerró la mandíbula por lo que se bloqueó el tubo que lo ventilaba, haciendo un paro cardíaco".

Al quitarle los sedantes, después de este episodio, llegó el problema mayor: nunca más recuperó la vigilia. "Con los golpes (que recibió) en la cabeza, tuvo un sangramiento de las coberturas del cerebro. Y después presentó un paro cardíaco con hipoxia que empeoró este panorama... Cada vez era más difícil que tuviera fuerza para recuperarse".

Fue precisamente el paro cardiorrespiratorio el que llevó a "matar" anticipadamente a Daniel en las redes sociales. "Se generó una enorme confusión por la muerte cerebral". Para eso, explica, se debían conjugar dos factores: un electroencefalograma plano y que la actividad del tronco cerebral -que comanda las respiraciones- también sea cero. "Si bien en algunos medios trascendió el electroencefalograma plano, Daniel seguía teniendo respiraciones espontáneas".

-¿Cómo se vivieron esos días?

-Con los padres hubo una constante comunicación, se les dieron todas las excepciones en las visitas. El padre me contó que en una de esas ocasiones se angustió mucho porque al llegar a ver a Daniel se encontró con una persona que él desconocía y que se presentó como un amigo. Entonces, me planteó si podíamos tomar alguna medida de seguridad, porque había mucha inquietud por lo que iba a decir cuando despertara. Me dijo que era imprescindible que tuviera vigilancia.

Entonces el doctor Villalón se comunicó con el edecán del Presidente de la República que había venido a visitar a Daniel en representación del Presidente Piñera "y, a través de él, se le puso un carabinero de punto fijo".

"Les costó convencerse de que el trauma era mayor"

El médico confiesa que, sin duda, el momento más difícil que debió de enfrentar fue decirles a los padres que Daniel ya no volvería en sí. "Me impactó la reacción, porque cuando les dije que no se iba a recuperar desde el punto de vista neurológico, ellos decían ' pero doctor, yo le tomé la mano y me apretó, me sonrió, me miró...' Fue muy triste, golpe a golpe debieron convencerse de que el trauma era mayor".

"Doctor, está muy malito..."

A esa altura, la salud de Daniel ya era preocupación nacional e incluso se enviaban informes diarios a algunas autoridades -como el ministro de Salud, Jaime Mañalich- de su evolución.

"En la evaluación del sábado último vimos que, de acuerdo a la sintomatología, él podría fallecer esa noche. Nos juntamos con el equipo médico y se instruyó que si eso ocurría, debían avisarme a mí primero para que yo contactara a su padre. Pero después pensamos que era muy brusco hacerlo de esa manera, que mejor ante cualquier sospecha era llamarlo para que viniera a verlo".

Así lo hicieron el sábado, el domingo y el lunes.

"El martes se le realizó el test de apnea y salió positivo. Ese día a las 4 de la tarde le mandé un mensaje al ministro diciendo que presumíamos que en las próximas horas podría fallecer. Hablé con el padre y le comuniqué que ahora sí Daniel estaba con muerte cerebral. Estábamos en eso cuando recibí un llamado de la UCI en que me avisan ' doctor, está muy malito, sería bueno que viniera el padre '. Le dije que mejor subiera... y cuando falleció, estaban juntos".

A las 19: 50, recuerda el doctor, envió otro mensaje al ministro contándole que Daniel ya había fallecido.