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Mientras se discute ley de aborto, crece en Chile el uso de pastillas "mortales" que se venden on-line

Fármaco Misotrol no está disponible en las farmacias, pero se ofrece sin control en internet. Se usa comúnmente en embarazos de hasta tres meses, pero hay un caso reportado con 6 meses de gestación.

por:  Patricio Pino y María José Infante/La Segunda
viernes, 23 de marzo de 2012
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Fue una semana álgida en el Congreso para los proyectos de ley sobre aborto terapéutico.

A las dudas de si alcanzaba a verse el tema antes de la semana distrital, se sumó el cambio de postura de la DC, que -luego de haber anticipado un rechazo más o menos generalizado entre sus parlamentarios- decidió aprobar la idea de legislar sobre uno de los proyectos, aunque con indicaciones.

Los cálculos decían que en caso de haberse producido una votación, seguramente habría quedado en empate. Ahora el tema recién volverá a verse en dos semanas.

Y mientras todo Chile debate si debe autorizarse una interrupción del embarazo por motivos como riesgo de vida para la madre, malformaciones que hagan inviable la vida del feto, o una violación, al menos a nivel teórico la posibilidad de hacerse un aborto ilegal en nuestro país es cada vez más fácil y barata.

No existen cifras al respecto, aunque recientemente el ministro de Salud, Jaime Mañalich, aventuró que con la autorización de la píldora del día después los números debían haber bajado mucho.

De acuerdo con las últimas estadísticas del Ministerio de Salud, en 2009 hubo sólo tres muertes por la práctica de un aborto. Una baja importante en comparación con 2001, cuando se registraron 13.

Es que la irrupción de un fármaco desarrollado en Francia, aunque con otros propósitos farmacológicos, ha hecho cada vez más rara la práctica de abortos quirúrgicos ilegales.

"En los últimos 15 años, Chile figura entre los países latinoamericanos con más cambios en este tema. Hoy ese tipo de intervenciones son muy raras, porque quienes buscan abortar recurren al Misotrol" , dice la presidenta del Colegio de Matronas, Anita Román. A su juicio, este hecho ha incidido en una abrupta caída en el número de muertes asociadas a esta forma ilegal de interrupción del embarazo.

"Aquellas mujeres que siguen recurriendo a las operaciones, lo hacen por desconocimiento o porque no tienen los $40.000 o $50.000 que cuesta el fármaco (que se vende ilegalmente)", agrega la profesional.

El uso de estas pastillas también ha hecho que sea complejo pesquisar los abortos. "Es mucho más difícil establecer una cifra de casos. ¿Cómo hacerlo?", pregunta Román, que señala que casi la única posibilidad de detectar el uso es cuando una mujer llega a una urgencia con una pérdida "y al examinar se encuentran restos de Misotrol sin disolver en su cavidad uterina".

Igual siguen existiendo clínicas abortivas, y de hecho se ha encarcelado incluso a médicos que han insistido una y otra vez con esa práctica.

Médicos también lo usan con fines terapéuticos

El profesor del Centro de Medicina Reproductiva de la Universidad de Chile, Ramiro Molina, señala que el fármaco "es fácil de obtener y difícil de controlar. Internet está lleno con personas que lo ofrecen".

Es que el Misotrol sólo se puede comprar con receta retenida, para tratar las úlceras estomacales, ya que es un protector de la mucosa gástrica. Sin embargo, "La Segunda consultó en las tres mayores cadenas de farmacias (Salco Brand, Ahumada y Cruz Verde), donde se indicó que no lo venden, "porque se da un mal uso y se asocia al aborto".

El Misoprostol -el nombre del genérico- vale $42.000 y es distribuido por la Cenabast en el sistema público. Para las úlceras, pero además -aclara la presidenta del Colegio de Matronas- también tiene un uso ginecológico, por ejemplo para acelerar el trabajo de parto. Y, cuentan los médicos extraoficialmente, se usa para el "vaciado de útero" en las consultas. En otras palabras, un aborto terapéutico, por ejemplo si el feto está muerto o la madre corre un grave riesgo vital.

Un caso reciente de aborto ilegal con Misotrol ocurrió en diciembre pasado en Constitución. Una mujer con seis meses de embarazo llegó al hospital con sangramiento, lo cual alertó al médico que la trató. Confesó que otro especialista le había introducido las pastillas, que ella había comprado a un vendedor en Santiago. Actualmente el caso sigue en investigación y el médico se encuentra preso, acusado de aborto de facultativo.

Según cifras de la Fundación Chile Unido, en general las mujeres más proclives a realizarse un aborto están entre los 18 y los 23 años, de los sectores C2 a D.

"Las más presionadas no son las mujeres de escasos recursos, porque a ellas ser madres les da un estatus social distinto y por eso no es raro ver a niñas de 18 años que tienen tres hijos. El problema está entre las que sienten que un hijo es un obstáculo. Es a ésas a las que buscamos ayudar", dice Verónica Hoffmann.

Aunque seguramente muchas mujeres no lo saben, a pesar de que es fácil acceder al fármaco, quienes lo usen arriesgan penas iguales a las de quienes se realizan un aborto quirúrgico. Así lo indica el fiscal jefe de Delitos Violentos de la Fiscalía Metropolitana Sur, Patricio Pérez: "En 2010 nosotros tuvimos el caso de una mujer que usó Misotrol y llegó con su pololo a un hospital porque algo salió mal. Ahí el médico descubrió que había varias pastillas en el útero e hizo el primer peritaje. Eso nos permitió acusar a la mujer por el delito de aborto".

De acuerdo con el director de la Unidad de Delitos Sexuales y Violentos de la Fiscalía Nacional, Félix Inostroza, en teoría una mujer que se hace un aborto arriesga pasar entre 3 y 5 años en la cárcel. La misma pena le cae al vendedor de los fármacos en caso de que el juez lo califique de coautor. Inostroza además advierte: "Cuando una mujer llega con problemas y hay indicios de que se hizo un aborto, se le puede hacer un examen de sangre para detectar la presencia de Misotrol en la sangre" .

Y no se trata de que el médico pueda quedarse callado ante un aborto del tipo farmacológico. Porque estos casos son iguales a cuando el médico recibe a un herido a bala. "El doctor está obligado a dar cuenta a Carabineros cuando está en presencia de un delito", dice el fiscal Pérez.

En todo caso, reconoce el fiscal que este tipo de situaciones son poco frecuentes. Y además no es fácil establecer la conexión entre la mujer que se hizo el aborto y quien le suministró las pastillas.

-Tuvimos el caso de una persona que denunció a un vendedor de Misotrol. Hicimos el seguimiento primero en internet y luego al teléfono, pero estas personas toman muchas precauciones y después lo perdimos", dice Pérez, quien recuerda que vender cualquier medicina sin autorización es una infracción al Código Sanitario.

Las esquivas cifras

 

En Chile sólo existen cifras estimativas sobre abortos.

Uno de los últimos estudios fue hecho en 1990 en la Región Metropolitana. Ahí se estableció que por cada 10 nacimientos había 4 abortos. Esa cifra era notoriamente más baja que una estimación de mediados de los 60, hecha por el Departamento de Salud Pública de la U. de Chile: en una encuesta a 3.926 mujeres registró 2.499 abortos.

Las clínicas abortivas

 

Una de las últimas batidas importantes contra una clínica abortiva es la que tuvo su epílogo a mediados del año pasado, cuando el Tercer Tribunal Oral en lo Penal condenó al médico cirujano Patricio Augusto Berríos Gangas como autor de dos delitos de aborto cometidos en 2009 en contra de dos mujeres.

De acuerdo con lo que se estableció, el profesional, quien atendía en una clínica de nombre "California" en Ñuñoa, cobró $1,5 millones por la primera intervención y $1,2 millones por la segunda.

El fiscal de Santiago Oriente Felipe Sepúlveda, que encausó al sujeto por primera vez en 2007, recuerda que gracias a rumores la policía llegó a una casa cerca de Plaza Ñuñoa. "Si alguien pasaba por fuera, sólo veía una mansión de dos pisos y una ambulancia en el estacionamiento. Eso era lo único llamativo".

Agrega que "Berríos cobraba hasta $ 1.000.000, lo que no dependía de algo específico, porque era lo que se establecía luego de una negociación médico-paciente", dice Sepúlveda, que estima que Berríos hacía, en promedio, 15 abortos al mes. "Es lo que se podía suponer de las boletas por 'servicios médicos' que emitía para sus pacientes". "La casa-clínica tenía una sala quirúrgica con todo lo necesario, incluso con asistentes, enfermeras y los implementos necesarios para este tipo de operaciones", relata el fiscal.

Berríos estudió medicina en Uruguay -donde se permite la interrupción del embarazo- y en Chile siguió haciendo abortos hasta que la cárcel se lo impidió.

"Este médico es un caso muy especial -recuerda el fiscal Sepúlveda-. La policía lo había sorprendido haciendo abortos por primera vez en 2002, pero ese proceso estaba en el sistema antiguo y pasó mucho tiempo antes de que saliera la condena. Mientras, siguió operando hasta que nosotros lo sorprendimos en 2007. Cuando lo condenamos, en el caso previo aún no había sentencia y como tenía irreprochable conducta anterior le dieron pena remitida, lo que le permitió seguir abortando hasta que nuevamente lo sorprendieron, en 2009. Ahí fue distinto, porque se acumularon varias sentencias y tuvo que ir a la cárcel", describe.

Mientras, el fiscal jefe de Delitos Violentos de la Fiscalía Sur, Patricio Pérez, recuerda que en 2010, una mujer que llegó con complicaciones por un aborto quirúrgico hizo una denuncia que permitió llegar a una clínica en Providencia, "donde sorprendimos en el acto al médico mientras estaba operando a una paciente".

Y no todo sucede en el sector oriente. En abril del año pasado fue detenida una mujer de nacionalidad peruana que realizaba abortos en una clínica clandestina ubicada en su vivienda de Santiago Centro.

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