Entre 30% y 40%, en comparación con el año pasado, cayó la matrícula de la Universidad Uniacc debido a que su acreditación fue rechazada por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).

Así lo admitió esta mañana el rector de esta casa de estudios, Juan Enrique Froemel, quien confirmó que elevaran una solicitud ante el Consejo Nacional de Educación (CNE) para revocar la medida que, entre otras cosas, impide a los alumnos nuevos puedan recibir Crédito con Aval del Estado.

"En el proceso de matrícula anterior llegamos a los 900 estudiantes. Ahora esperábamos superar ese registro, pero esta situación nos ha tomado por sorpresa. Aunque estamos dolidos tenemos esperanzas de repuntar. Si lo hacemos, en el próximo proceso tendremos una cifra record de matrículas", insistió Froemel.

Tras recordar el que esa casa de estudios fue acreditada el 2007 y el 2010, señaló que el actual sistema "se tiene que reformar respecto de los plazos de acreditación. Debe haber un cambio en los tiempos, porque ahora de qué le sirve una acreditación de tres años a un alumno que estudiará una carrera por cinco. Con estos tiempos tan pequeñitos la universidad y los alumnos siempre están en ascuas".

Especialistas llaman a realizar reformas

La situación que enfrenta la Uniacc ha vuelto a poner en la discusión la necesidad de introducir cambios al sistema de acreditación. Entre quienes apuntan a sus falencias está el académico de la Universidad Diego Portales y experto en educación José Joaquín Brunner, quien aún cuando valora el sistema -creado hace diez años- recuerda que está pendiente un análisis independiente. "El sistema ha crecido tanto que ya se hace necesario ponerlo al día. Corresponde realizar una evaluación externa que este gobierno tiene prometida", recordó.

Según Brunner, existe un problema de conflictos de interés en dos planos. "Nuestro sistema corresponde a una comunidad muy pequeña y para solucionarlo se puede adoptar el modelo de los países nórdicos, integrando a un par de examinadores extranjeros, lo cual genera mayores garantías de independencia", asegura.

El otro aspecto es la existencia de agencias privadas de acreditación. "Aunque es sólo un rumor -que insistentemente se ha negado- en este caso se agudizan los conflictos de interés, porque los examinadores revisan qué pasa en instituciones con las que tienen todo tipo de vínculos", describe.

Además, Brunner señala que cualquier reforma tiene que revisar los años de acreditación. "La gente ha tendido a confundir los años que una universidad recibe para seguir acreditada con una nota. Por ejemplo, si le dan dos años, se piensa que recibió una nota 2; y si tienen seis años, entonces es una nota 6. Soy partidario de que la acreditación sea un umbral, que la que se acredite lo haga por un tiempo fijo -cinco año sería un período razonable- y que tal vez la institución sea informada que dentro de dos años tiene que mejorar ciertos aspectos específicos", insistió.

Los reparos al sistema actual también provienen de las agencias. El presidente de Akredita Chile, el ex rector Luis Riveros, indicó que aunque el sistema ha madurado, tiene problemas en cuanto a las reglas y criterios de evaluación. "Hay que examinar las instituciones bajo diferentes prismas, no a partir de una plantilla rígida. También hay que mejorar las reglas que se aplican en relación a la investigación y desvincular toda actividad e intereses políticos del proceso", afirmó.