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Dos propuestas analiza el Cruch para incorporar ranking del alumno en admisión a las universidades

Uno es impulsado por la Usach, cuyo rector es también presidente del Cruch, y contempla ponderar el promedio del estudiante con las notas históricas de su colegio. El segundo rescata la nota que tiene cada alumno, y lo pone a competir con el resto de los postulantes.  

por:  Patricio Pino
miércoles, 11 de enero de 2012
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Fue un golpe a la cátedra. Luego de muchos años de especulaciones, y preanuncios, finalmente el 3 de enero recién pasado -el día en que se dieron a conocer los puntajes PSU- el Consejo de rectores de las universidades tradicionales (Cruch) anunció que se realizarán tres cambios fundamentales para los siguientes procesos de admisión.

Uno de ellos, que el ranking de notas del alumno en su curso sea un elemento más a ponderar en la selección. Ello permitiría incorporar a las universidades a estudiantes "con más motivación, más facilidad, gusto por el estudio y más hábitos de lectura por interés propio", que no siempre se ven reflejados en la PSU, pero que sí caracterizan a un buen alumno. Así, además, se podrían ver beneficiados los mejores estudiantes de colegios subvencionados.

De inmediato surgieron algunas críticas de que el sistema podría exacerbar la competencia entre los estudiantes.

Pero la idea de usar el ranking sigue avanzando. Hoy, incluso, la Comisión de expertos que está analizando el financiamiento estudiantil en la educación superior indicó que para entregar becas y créditos, además de la PSU, podría considerar el ranking del alumno.

Informe ya está en manos del Cruch

Hasta ahora no hay claridad en cómo operaría el sistema, pero los integrantes del Cruch ya tienen entre sus manos el informe del Comité Técnico Asesor de la PSU, que analiza dos sistemas para ponderar el ranking.

El documento apoya la opción llamada ranking 2.0, ideada por la Usach, la universidad del actual vicepresidente ejecutivo del Cruch, Juan Manuel Zolezzi.

En el 2.0 el estudiante obtiene su puntaje al contrastar su promedio de enseñanza media con el promedio de las últimas tres generaciones en su establecimiento. Por ejemplo, si obtuvo 5,5 en la enseñanza media y el promedio histórico de su colegio es 6,0, su puntaje será de 413 puntos. Por el contrario, si tiene un 5,5 en un colegio que promedia 5,2, su puntaje será de 558 puntos (ver tabla). Es decir, si el colegio (generalmente de menor nivel socioeconómico) tiene resultados deficientes, más beneficiado se ve el alumno.

El segundo sistema planteado en el informe se denomina "ordenamiento de los estudiantes de acuerdo a su percentil en el colegio y promoción de egreso". Aquí todos los alumnos de la promoción, sin importar el colegio de procedencia, son ubicados de acuerdo con sus notas en una escala de 1 a 100. Un alumno con nota 5,5 quedará clasificado en el mismo lugar que cualquier alumno con esa misma calificación. Es decir, compite en igualdad de condiciones con todos los egresados del año.

Zolezzi indica que el Cruch analiza estas dos propuestas y que podría considerar una nueva, pero a su juicio todo apunta a adoptar el ranking 2.0. "Como rector de la Usach creemos que no ofrece dudas. (Al considerar el promedio del colegio de los últimos tres años) corrige el efecto de cambiarse de colegio en busca de uno donde la promoción tenga notas deficientes". Algo similar fue usado por la Usach hace algunos años, con el propósito de permitir que los buenos alumnos en la media pudieran continuar sus estudios.

En todo caso, el ranking se añadiría a los mecanismos vigentes: PSU y notas de enseñanza media. Dependería de cada universidad asignar el respectivo porcentaje a cada ítem.

En su informe (llamado "Análisis de Alternativas de Asignación de Puntajes para las Notas de Enseñanza Media") el Comité Técnico Asesor defiende el ranking 2.0, porque sostiene que es más fácil de implementar, dado que el sistema con percentiles "plantea dificultades en establecimientos con pocos estudiantes" y que además "tiene menos riesgos de efectos adversos, como exacerbar la competencia entre compañeros".

Críticas y apoyos

No todos los expertos en educación concuerdan. El profesor de la Facultad de Educación de la UC, Guillermo Zamora, indica que un ranking por curso podría inducir una competencia cruel e injusta, pues este sistema define las posiciones de excelencia académica a partir de cuántos compañeros se dejan atrás. "Para ganar, es necesario que el resto del curso pierda", dice.

En cambio, el director del Propedéutico Usach-Unesco, Máximo González, indica que incluso el ranking 2.0 permitiría disminuir los efectos del sesgo en favor de los hombres de la PSU. "En los puntajes nacionales de la PSU 2011 había pocas mujeres; en cambio si se pone más atención en el rendimiento de los estudiantes en la enseñanza media, los más destacados se distribuyen casi igual entre hombres y mujeres", dice.

Asimismo, señala, se hace cargo de los estudiantes de liceo municipal con promedio destacado que tuvieron un rendimiento deficiente en la PSU por su falta de acceso a una educación de calidad. "En la Región Metropolitana hay muchos de estos liceos donde sus mejores alumnos no entran a la universidad por este problema. Con este ranking, esa dificultad empieza a solucionarse", argumenta.

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